Bruselas se propone relanzar el euro ante la inestabilidad en Estados Unidos

Valdis Dombrovskis, ayer durante su intervención telemática en Bruselas.
Valdis Dombrovskis, ayer durante su intervención telemática en Bruselas.KENZO TRIBOUILLARD / POOL / EFE

Bruselas se propone impulsar la autonomía financiera de la UE ante la inestabilidad política en Estados Unidos y los recelos que sigue despertando China. La Comisión Europea dio luz verde ayer a una nueva propuesta para disputar al dólar su hegemonía en los mercados financieros mundiales para corregir “las vulnerabilidades de un sistema financiero internacional” dominado por la divisa estadounidense. El Ejecutivo comunitario se propone avanzar en la unión bancaria y del mercado de capitales, aprovechar las emisiones masivas de bonos europeos y protegerse de la política de sanciones de Washington.

La Comisión Europea ansía la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos. La Comisión lleva semanas abordando con su equipo de transición una amplia agenda, que va desde el comercio internacional hasta el 5G o la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la era Trump ha dejado heridas entre los Veintisiete, que se han visto enzarzados en batallas comerciales con el que ha sido tradicionalmente su aliado principal.

La UE quiere recuperar la relación transatlántica, pero también pertrecharse ante las debilidades que ha destapado la agresiva política de Donald Trump. Prueba de ello es la dificultad de blindar a sus empresas de las sanciones que Trump impuso, por ejemplo, contra Irán. Pese a que la UE se desmarcó de esa dinámica, la red internacional de pagos Swift, con sede en Bélgica, decidió seguir las directrices de Washington y cerrar los canales con Teherán.

Bruselas propone avanzar hacia una “autonomía estratégica abierta”, que no la ate a las políticas decididas por EE UU ni la haga dependiente de la gran factoría en la que se ha convertido China. Para ello, la Comisión rescata su proyecto de relanzar el euro como divisa internacional. “Un euro más fuerte a nivel global no solo nos interesa a nosotros, sino también a la comunidad internacional”, sostuvo el vicepresidente comunitario Valdis Dombrovskis.

En mínimos históricos

El anterior Ejecutivo de Jean-Claude Juncker ya se fijó como objetivo elevar el perfil del euro después de que este cumpliera las dos décadas de su entrada en vigor. El último informe del Banco Central Europeo (BCE), sin embargo, indica que el uso del euro como divisa internacional se mantuvo en 2019 estable, en un segundo lugar, pero en mínimos históricos. Bruselas ve, en cambio, la botella medio llena. Desde la comunicación de Juncker, la Comisión sí cree que algo se ha movido. “La proporción de contratos de gas natural firmados en euros subió del 38% en 2018 al 64% en 2020”, afirmó el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.

Además de la medida de pasar todos los contratos de la UE a euros —sugerida por el excomisario Miguel Arias Cañete— Bruselas también se fijó en sectores como materias primas, alimentos o sector aeronáutico. Fuentes comunitarias explican que, en esta ocasión, el enfoque es mucho más global, con 15 actuaciones: desde la diversificación de los proveedores europeos hasta el desarrollo de la Unión Bancaria.

Bruselas cree que el trabajo debe empezar en casa, desplegando por fin la Unión Bancaria —con el fondo de garantía de depósitos comunitario— y profundizando en la Unión del Mercado de Capitales, que avanza con pies de barro. Pero sobre todo, Bruselas cree que debe preservar su activo más valioso: el mercado único. Y la vía que ha elegido para hacerlo es el llamado Next Generation EU, el fondo de reconstrucción que requerirá un endeudamiento por 800.000 millones euros —a precios corrientes—.

“La UE va a convertirse en un importante actor en los mercados financieros”, señaló Dombrovskis. “Ya hemos visto un fuerte interés inversor con la emisión de bonos sociales bajo el instrumento Sure para mantener a los ciudadanos con empleo”, añadió. La comunicación aprobada ayer por la Comisión, además, señala otros dos grandes ámbitos también vinculados con el plan de recuperación en los que el euro puede dar la batalla: el Nuevo Pacto Verde, donde puede fomentar un mayor comercio de derechos de emisiones y crear un mercado de bonos verdes, y la agenda digital, donde espera poder plantar cara a las criptomonedas con el euro digital que estudia el BCE.

La UE también es consciente de que carece de grandes infraestructuras financieras y de que depende de muchas instituciones estadounidenses, empezando por la banca de inversión. E incluso en el caso de instituciones en territorio europeo, el dominio del dólar acaba siendo arrollador. Eso quedó demostrado con la dura y activa política de sanciones de Trump y la red Swift.

A ese apartado la comunicación dedica un amplio espacio. Para empezar, la Comisión quiere que las compañías que prestan ese tipo de infraestructura financiera lleven a cabo, de acuerdo con el BCE y las autoridades bancarias, un amplio análisis sobre la “aplicación ilegal de sanciones unilaterales por parte de terceros países”. Además, se compromete a estudiar fórmulas para que ciudadanos o empresas de la UE que puedan ser definidos como objetivos de sanciones puedan quedar protegidos de esas actuaciones.

El documento llega a plantear que los países deberán ir examinando las inversiones extranjeras y las compras de acciones en empresas estratégicas. Y al valorarlo, deberán tener en cuenta la posibilidad de que una compañía clave en la UE pueda sucumbir a las demandas de otro país para aplicar sanciones. En el caso de que ello amenace al orden público, Bruselas podrá emitir su opinión. Por último, la Comisión quiere dar un salto en su propia política de sanciones. Por ello, este año se compromete a revisar aquellas prácticas que pueden socavar su efectividad, incluyendo el uso de criptomonedas.


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