Existe un eterno debate acerca de cuál es la frecuencia con la que hay que ducharse para estar limpio y, al mismo tiempo, cuidar las propiedades naturales de la piel. Casi el 70% de la población mundial asegura que se ducha a diario. Pero, ¿es bueno? Ahora, la ciencia ha dado con la respuesta definitiva.
En líneas generales, los expertos creen que una ducha diaria no es perjudicial para la salud. Y es que, es mucho más importante el tiempo que pasas bajo el agua que la frecuencia con la que te duchas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el tiempo máximo recomendado es de cinco minutos.
¿Por qué cinco minutos? Son varias las razones que sostienen esta recomendación. Por un lado, el ahorro de agua y la sostenibilidad. Y, por otro lado, si alargas demasiado el tiempo en la ducha, sobre todo si es con agua caliente, es muy probable que elimine los microorganismos y las bacterias que protegen la piel. Cuando esto sucede, la piel se seca y se agrieta, convirtiéndose en una puerta de entrada para los alérgenos.
Aunque no existe la frecuencia ideal, los expertos están de acuerdo en que ducharse tres veces por semana es suficiente para la mayoría de la población. En caso de que elijas ducharte a diario, céntrate en las zonas como las axilas y las ingles.
¿Agua caliente o fría?
Por increíble que parezca, ducharse con agua fría tiene mucho beneficios. El contraste del agua fría con la temperatura corporal aumenta el ritmo cardíaco y la oxigenación, así que es una muy buena opción para despertarse por las mañanas. Además, mejora la circulación y hace que la piel tenga un aspecto más saludable.
La ducha con agua caliente también tiene sus beneficios: alivia los síntomas del resfriado ya que ayuda a abrir las vías respiratorias y relaja la musculatura. Sin embargo, no es la mejor opción para cuidar la piel, ya que la reseca y la agrieta, y puede empeorar ciertas afecciones.
El hombre más sucio del mundo
Amou Haji, el hombre más sucio del mundo, ha fallecido recientemente a los 94 años de edad. Según reveló el documental ‘La extraña vida de Amou Haji’, no se duchaba desde que tenía 22 años porque pensaba que si lo hacía enfermería. Además, bebía agua de los charcos, se alimentaba de animales atropellados y fumaba heces de animales en pipa. Los médicos consideran que tenía un sistema inmunitario «extremadamente fuerte».
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