Canteranos del Alavés con label Euskadi


Militar en las categorías inferiores del Alavés cada día es más complicado. En el actual planteamiento de cantera global, puesto en marcha ya hace años en el Baskonia de baloncesto, jugadores de diferentes latitudes llegan en estos últimos años en busca de un sitio en el equipo profesional babazorro. Esta apuesta, que sobre el papel eleva el listón y aumenta la posibilidad de encontrar futuros valores, reduce las opciones para los jugadores de la tierra, esos que antaño integraban en su mayor parte las categorías inferiores de los clubes.



En el Alavés, tres jóvenes son ahora mismo la punta de lanza de la representación local en la cantera albiazul. Son Martín Aguirregabiria, que subió al primer equipo en el curso 17-18, Borja Sáinz y Aritz Castro. El segundo ya disputa minutos en Primera División de manera habitual y el tercero, que es ya un asiduo más en los entrenamientos como tercer portero, sueña con estrenarse en competición oficial profesional.

Ascensión meteórica

Martín y Aritz Castro son de Gasteiz. Borja Sáinz, de Leioa. Son tres futbolistas con label Euskadi que, junto al capitán Manu García, integran la representación vasca en la actual plantilla.

El lateral cumple ya su tercera temporada en el primer equipo. Supo irrumpir con fuerza en el fútbol profesional y, ahora, pelea con Ximo Navarro por recuperar la titularidad en el flanco diestro de la defensa. Javi Cabello, actual ayudante de Asier Garitano y hombre de máxima confianza del club en el cuerpo técnico, le dio la alternativa ante el Getafe en Mendizorrotza en noviembre de 2017. En aquel duelo de vuelta copero, el gasteiztarra enamoró a la grada, donde se encontraba el ‘Pitu’ Abelardo, que iba a iniciar su etapa como técnico babazorro.

El asturiano le dio la alternativa en Liga ante el Girona en esa misma semana -el 4 de diciembre en Montilivi-. El chaval superó el reto y se convirtió en titular indiscutible durante temporada y media, hasta que el gijonés abandonó la nave albiazul. El próximo 13 de junio, ambos se reencontrarán en Cornellà defendiendo a clubes diferentes. Es la eterna historia del fútbol.

El pasado verano, Martín vivió el que hasta ahora es el momento más importante en su carrera deportiva. Con el ex albiazul Luis de la Fuente como selección, se proclamó campeón de Europa sub-21 con La Rojita junto a su compañero de equipo Antonio Sivera.

El segundo caso lo protagoniza . Su ascensión también ha sido vertiginosa, aunque a menor escala todavía que la de . Con 19 años, disfruta del privilegio de jugar con asiduidad en Primera División, algo al alcance de unos pocos jóvenes. En el verano de 2017, con 16 años, fue valiente al abandonar la cantera del Athletic para apostar por la oportunidad que le brindaba el Alavés.

En Gasteiz, en apenas dos cursos, ha pasado del Juvenil A a disputar la fase de ascenso a Segunda B con el filial y a debutar en Primera. El pasado 25 de agosto, en la segunda jornada, se estrenó en LaLiga al sustituir a Luis Rioja en el minuto 67. Entró con buen pie en Mendizorrotza, ya que incluso estuvo a punto de marcar un gol. Antes, el 8 de agosto, ya demostró sus habilidades en un amistoso en Zaragoza. Ese día, Asier Garitano le citó para viajar a la capital mañana y, para su sorpresa, le hizo estrenarse con la zamarra profesional albiazul.

Paso a paso

Más pausado está siendo el crecimiento de Aritz Castro. Al igual que Martín, ha pasado por los diferentes peldaños del fútbol base albiazul hasta que en este curso, con 22 años, es ya un fijo en los entrenamientos de Asier Garitano como tercer portero.

Su ilusión es ahora estrenarse en competición oficial con el primer equipo. En esta campaña ya ha sido convocado en siete ocasiones -dos en la primera vuelta por problemas físicos del intocable Fernando Pacheco y cinco en la segunda por la lesión de Roberto Jiménez-. Lleva en el Alavés desde los seis años.

Los tres son un ejemplo para los jóvenes futbolistas locales que desean jugar un día en Primera con el Deportivo Alavés. La globalización de la cantera albiazul hace que ahora lo tengan todavía más difícil, pero nunca imposible.


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