La historia se vuelve a repetir. Si hace unos días se sacrificó en Cartagena a 873 terneros que no quería ningún país en medio de un lío burocrático y la sospecha de que pudieran estar enfermos con lengua azul [algo que no se ha confirmado], ahora se dirige hacia allí otro buque, el Elbeik, que partió de Tarragona el pasado 18 de diciembre con destino a Turquía y con casi 1.800 terneros a bordo. El problema es el mismo, Turquía se negó a recibir el cargamento aduciendo la misma razón, no tener la seguridad de que estén libres de la enfermedad, y son ya tres penosos meses de periplo sin que nadie proponga una solución. El Elbeik permanecía anclado desde el pasado fin de semana frente a la cala Macarella en Menorca y ha puesto rumbo a Cartagena por petición del Ministerio de Agricultura. Más de 100 reses han muerto en ese tiempo y la tripulación del barco, de bandera togolesa, se encuentra exhausta, aseguran desde la ONG Igualdad Animal. Grecia les permitió cargar fuel y comida para los animales y la tripulación, “aunque cuentan con comida solo para dos días”, aseguran.
Ahora Cartagena lucha por evitar que el barco llegue hasta allí, a pesar de la orden recibida de la Dirección de la Marina Mercante, a petición del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La presidenta de la autoridad portuaria de Cartagena, Yolanda Muñoz, ha asegurado que: “A día de hoy, no existe razón jurídica ni justificación alguna para que el puerto de Cartagena tenga que recibir un buque que salió de Tarragona”. Esta decisión se tomó hace ya unas semanas, ante la amenaza de la llegada de los terneros: “Hicimos un frente común con ganaderos, Ayuntamiento de Cartagena y Gobierno regional” para evitarlo, añade.
Cartagena vivió la semana pasada el sacrificio de los terneros que quedaban en el buque Karim Allah, en unas carpas blancas instaladas por técnicos del Ministerio de Agricultura en la dársena de Escombreras. Los restos de los animales —que se tardó cuatro días en sacrificar— se trasladaron a una planta de tratamiento de subproductos animales para proceder a su incineración. Esto provocó una paralización de la actividad en el puerto e importantes pérdidas económicas, porque se dejaron de embarcar diez buques con 40.000 cabezas de ganado, añaden. Esta situación no va a volver a ocurrir, porque “la Administración no va a cerrar el tráfico marítimo desde el puerto de Cartagena”, contestan fuentes del Ministerio de Agricultura a EL PAÍS. Lo que ha pedido el ministerio al Elbeik es que se dirija allí “para realizar la correspondiente inspección veterinaria”.
Desde el barco denuncian que tras ser rechazados por Turquía trataron de vender los animales a Libia, pero el ministerio no atendió sus “reiteradas solicitudes para que España aceptase la compra y emitiera nuevos certificados”, sostienen desde Igualdad Animal. “El Gobierno español podía haber evitado el sufrimiento de todos estos animales a la deriva durante meses, sin comida incluso, muchos han muerto”, asegura en un comunicado Silvia Barquero, directora ejecutiva de la ONG animalista. “Han demostrado un nulo interés en el bienestar animal, ignorando su responsabilidad. Si no pueden asegurar el cumplimiento de las normas, es necesario poner fin al transporte de animales vivos”, concluye.
El Ministerio de Agricultura español aseguró cuando se produjo el problema con el barco anterior que cuando salió de España contaba con la certificación de las autoridades veterinarias españolas, “que garantiza el buen estado sanitario de los animales”. Sin embargo, Miguel Masramon, abogado del armador del buque (Talia Shipping Line), indica que hubo un problema con los certificados. En ellos aparecía que el origen de los animales es Aragón, zona libre de lengua azul, aunque se había producido un foco de la enfermedad en una granja de Huesca que el ministerio 2comunicó a la Organización Mundial de Sanidad Animal. En el certificado de origen que recibe Turquía ponía “Aragón’, sin más información, motivo por el que el país rechazó el cargamento. Sin embargo, Luis Fernández, administrador de Ganados Ferru, una de las empresas propietarias de los animales, confirmó que “ninguno de los terneros salió de Huesca”. Se debería haber especificado que eran de Zaragoza y Teruel, aseguró. En el caso del Elbeik los terneros proceden de Aragón y Cataluña.
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