En las taquillas de un vestuario de primer nivel como el del Real Madrid se concentran varias constelaciones de estrellas. Está las del que más goles marca, las del que más paradas hace, o las del que mejores pases da, pero quizás quien más millones cuesta es aquel que sabe hacer de todo y, en el caso de los blancos, ese es Casemiro.
El brasileño demostró este lunes ante la Real que es el jugador orquesta del Real Madrid. Puede ser el ancla en el medio centro, el líbero en una defensa de tres (experimento cuestionable de Zidane) y el rematador de guardia cuando no está Benzema. Todos los balones en el intento de remontada le buscaban a él. Incluso alguno cazó, pero Casemiro no es perfecto.
Aún así, para todo es bienvenido el de Sao Paulo que, en los últimos días, más si cabe con sus goles ante Valladolid o Alavés, ha ampliado su cuota de importancia en el equipo llegando hasta el punto de ser el futbolista referencia ante la ausencia de los jefes.
Baja muy sensible en Champions
Por ello, cada vez que el madridista de a pie repara en que el brasileño no podrá estar en la vuelta de octavos frente al Atalanta por sanción se echa a temblar. En un partido, presumiblemente, tan eléctrico como el que propondrán los italianos, una herramienta como la de Casemiro capaz de cortar de raíz cualquier contragolpe se prevé indispensable.
Es posible que, desde ya, Zidane esté intentando combatir esa ausencia con otro jugador, de corte menos completo, que llene el vació que dejará Casemiro en el vestuario blanco.
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