Censura o imparcialidad, ¿se debe prohibir opinar a los periodistas en Twitter?

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“Si quieres ser un columnista de opinión o hacer campaña partidista en las redes sociales, es una opción válida, pero no deberías estar trabajando en la BBC”. El nuevo director de la radiotelevisión pública británica, Tim Davie, se ha estrenado este jueves en el puesto con un discurso a los empleados de puño de hierro y guante de seda. En medio de una guerra abierta con el Gobierno conservador de Boris Johnson, que cuestiona el sesgo del ente en asuntos clave como el Brexit o la gestión de la pandemia y amenaza con ahogar sus ingresos, Davie ha fijado en su discurso los cuatro objetivos con los que toma el mando de la institución: renovar su compromiso con la imparcialidad, centrar los esfuerzos en contenidos únicos de alto impacto, reforzar la apuesta digital y lograr mayores ingresos comerciales.Pero primero, la imparcialidad. Frente a las voces que cuestionan si se trata de un propósito alcanzable, incluso deseable, en tiempos tan polarizados y divergentes, el jefe de la BBC se ha preguntado con ironía si no va a resultar que para algunos, simplemente, la imparcialidad es aburrida y tediosa. “No se trata de abandonar nuestros valores democráticos, como la defensa de un debate justo y equilibrado o el repudio de cualquier forma de racismo. Consiste más bien en liberarnos de todo sesgo político, y que nos guíe la búsqueda de la verdad, no una agenda particular”, ha dicho. “En las próximas semanas presentaremos nuevas recomendaciones para mantener esa imparcialidad. Habrá nuevas normas respecto a las redes sociales, y serán exigidas rigurosamente. Y nuevas reglas sobre la compatibilidad del trabajo con intereses externos. Se pondrán en marcha cursos de formación para explorar los duros pero interesantes dilemas que presenta el mundo actual. En eso consiste la imparcialidad”, ha anunciado Davie.En directa competición con las nuevas plataformas de suscripción, que han arrebatado a la BBC enormes porciones de audiencia y en ocasiones hasta el talento y la originalidad creados con la puesta en riesgo de dinero público, el nuevo patrón del ente quiere enfocarse en aquellos productos que distinguen a la institución del resto. Asegura Davie que la pelea por no quedar fuera de ningún ámbito ha estirado demasiado la capacidad de la cadena, que se ha mostrado lenta en descartar lo que no funciona o ha caído en duplicidades innecesarias por falta de comunicación entre sus departamentos. “Quiero que penséis en lo que podríamos hacer si solo tuviéramos un 80% del espacio de emisión del que ahora disponemos”, ha dicho Davie al personal. “¿Dónde pondríamos el freno? Quiero ser claro. No se trata de recortes, sino de recolocar nuestros fondos de financiación donde generan más valor”.El nuevo director no tiene el privilegio de comenzar su mandato con tabla rasa. Hereda dolorosos planes previos que se suspendieron durante los primeros meses de la pandemia pero que han sido reactivados. Más de 500 periodistas afrontan su posible despido, para conseguir alcanzar el ahorro de 88 millones de euros que se fijó como objetivo la cadena a partir de 2016. Junto a ellos, otro medio millar de empleados de las emisoras regionales también se verán en la calle. En total, un 16% de las 6.000 personas que componían la plantilla de la BBC. Se volverá además a cobrar la tasa anual de uso de 175 euros que pagan todos los usuarios a los mayores de 75 años (cerca de tres millones de pensionistas), después de que el Gobierno de Johnson anunciara que no seguiría financiado esta subvención. La decisión ha puesto en pie de guerra a la oposición laborista y a las asociaciones de mayores, que no entienden la nueva carga financiera justo en el momento en el que les están insistiendo en que no salgan de sus casas.


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