Cero puntos en el campo; seis millones de dólares en los despachos para no descender


El Veracruz ha roto una sombría marca en el fútbol de México: ser los peores en los 76 años de historia, en 100 torneos jugados. En el último certamen finalizaron al fondo de la clasificación, con cero puntos. De 17 partidos, los Tiburones Rojos, como les apodan, perdieron 13 y los otros cuatro los empataron. Para agravar su crisis la FIFA se los retiró por el adeudo por los derechos de un jugador con el Montevideo Wanderers de Uruguay. Pese a eso, el dueño Fidel Kuri Grajales ha encontrado un bálsamo en el reglamento del campeonato: pagar 120 millones de pesos (seis millones de dólares) para evitar jugar en Segunda División.

El año pasado los dueños de los 18 clubes del fútbol de México instauraron una regla que vulneraba cualquier principio de deportividad: pagar por no descender. El Veracruz es el segundo equipo que ha recurrido a la chequera para mantenerse en Primera División. En 2018, un club universitario, los Lobos de la BUAP, pagó esa multa millonaria. Aunque para su siguiente temporada el equipo terminó en la duodécima posición. La medida ha sido controversial en el país norteamericano. Este lunes, los veracruzanos fueron confirmados por la Liga mexicana para jugar el siguiente campeonato sin importar su aparatoso rendimiento en el que, por ejemplo, perdieron 9-2 frente a Pachuca. Este año en toda América, solo Veracruz y el Santa Gema de Panamá han terminado la temporada sin ningún punto.

El pago millonario de Veracruz ha levantado suspicacias. Los futbolistas y antiguos miembros del club, que juega en el icónico puerto del Golfo de México, han asegurado que el patrón y exdiputado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Fidel Kuri Grajales, mantiene adeudos con ellos. “Tienes 120 millones de pesos para pagar, qué te cuesta jugar con el dinero y pagarle a los jugadores. ¿Por qué se lo permiten?”, cuestionó José Rivas, quien jugó hace seis meses en la plantilla y por cuestionar a su dueño fue relegado. Han pasado, según contó al portal mexicano Medio Tiempo, hasta tres meses sin que los deportistas reciban su salario.

El Veracruz ha sido un miembro habitual en el ecosistema del fútbol mexicano. Sus únicos dos títulos de Liga datan de los años cuarenta (1945-46 y 1949-50). En los últimos seis años, la directiva fichó a 129 futbolistas entre ellos agentes libres y los que estaban a préstamo. El Montevideo Wanderers ganó una batalla legal contra el equipo mexicano por 44.500 dólares por el impago de los derechos formativos del jugador Matías Santos. El caso llegó a la FIFA y el organismo les retiró seis puntos en la tabla general. El Veracruz, que solo cosechó cuatro unidades, aún debe dos.

En agosto del año pasado, la Hacienda mexicana inició una investigación, aún sin conclusiones, al Veracruz por un caso de dobles contratos, una estrategia para evadir impuestos. El club ofrecía a ciertos jugadores dos contratos para dividir su sueldo: uno con el logotipo del club y avalado por la Federación, y otro a través de una empresa ajena. Los futbolistas afectados no recibieron una copia de sus contratos. Eso alertó al sistema tributario para poner bajo la mira a los demás clubes mexicanos en sus intentos por esquivar al fisco.

“A veces perdiendo se gana y definitivamente qué bueno que hay que pagar 120 millones de pesos para poder seguir”, dijo, sin reparo, Kuri Grajales hace unas semanas. En mayo de 2013, el político administraba a los Reboceros de la Piedad, un conjunto de Michoacán que ese año logró ascender. Sin embargo, Kuri mudó la franquicia y la transformó en una reedición del Veracruz que, por esos años, seguía en Segunda. En territorio veracruzano, los Tiburones Rojos fueron arropados por Javier Duarte, el exgobernador procesado por lavado de dinero y delincuencia organizada. Duarte le confirió el uso del estadio, logotipo y marca a Kuri Grajales pese a ser propiedad el Estado de Veracruz con la única condición de que el equipo no cayera a Segunda División y, tras pagar la multa, el acuerdo seguirá vigente.

Kuri se ha convertido en un personaje incómodo en la Federación Mexicana de Fútbol. En 2016 fue vetado por golpear al entonces comisionado de árbitros de México, Edgardo Codesal. En las últimas semanas se encaró con el presidente de la Federación, Yon de Luisa, por los malos resultados de su equipo. “¿Tengo que comprar una televisora para que el VAR saque lo que realmente pasa en la FMF?”, amenazó. “Decir que soy el peor dueño es una mentira. Hay jugadores que nada más vinieron de vacaciones”, reprochó el propietario que sigue sin tener claro cómo sacará adelante a su club después de su millonario coste de permanencia. Las turbulencias del errante Veracruz están lejos de acabarse.

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