EL PAÍS

China afirma que el pacto de submarinos nucleares de la alianza Aukus desatará una “carrera armamentística”

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China ha expresado este martes una fuerte oposición al pacto alcanzado el lunes entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, la alianza militar conocida como Aukus, para desarrollar un nuevo tipo de submarino de propulsión nuclear a lo largo de las dos próximas décadas. Pekín considera que el acuerdo, anunciado el lunes en una cumbre trilateral en California entre el presidente estadounidense, Joe Biden, el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el jefe del Gobierno australiano, Anthony Albanese, “únicamente estimula una carrera armamentística”, según ha asegurado este martes Wang Wenbin, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, en una comparecencia rutinaria. Para Washington, Londres y Camberra se trata en cambio de un movimiento dirigido a aumentar la capacidad disuasoria del grupo en Asia-Pacífico frente a una China que moderniza su flota a marchas forzadas.

“Esta es una mentalidad típica de la Guerra Fría, que solo estimulará una carrera armamentística, socavará el sistema internacional de no proliferación nuclear y perjudicará la paz y la estabilidad regionales”, ha dicho el portavoz Wang. El presidente chino, Xi Jinping, aseguró este lunes, el mismo día en que se hacía efectivo el acuerdo de Aukus, que pretende modernizar el Ejército Popular de Liberación para convertirlo en “una gran muralla de acero” capaz de garantizar la soberanía nacional y el desarrollo del país.

China ve con creciente preocupación la presencia de EE UU y sus aliados en la región. En los últimos días, tanto Xi como el nuevo ministro de Exteriores del país, Qin Gang, han expresado su firme rechazo a lo que consideran una estrategia de “supresión y contención” encabezada por Washington, y que se desarrolla en numerosos campos que van del bloqueo en la venta de semiconductores avanzados a China al refuerzo de los lazos estadounidenses con otras países de la región, como Japón o Filipinas. Qin llegó a asegurar en su comparecencia que si Estados Unidos no “pisa el freno” se corría el riesgo de llegar al “conflicto”.

El acuerdo para fabricar submarinos es la iniciativa de mayor calado anunciada por esta alianza a tres bandas sellada en septiembre de 2021 con el fin de aunar estrategias y capacidades militares en Asia. En la primera fase, ya en marcha, submarinos británicos y estadounidenses viajarán a Australia para realizar maniobras de formación. A partir de ahora, Camberra comenzará a construir instalaciones para producir y albergar nuevos buques y los de sus dos aliados. En 2027, una fuerza de submarinos de Estados Unidos y Reino Unido rotará en Australia. En la siguiente fase, la segunda, a principios de la década de 2030, cuando Camberra jubile su flota de submarinos diésel, en paralelo al desarrollo del nuevo buque, Australia adquirirá a EE UU tres submarinos nucleares de clase Virginia que ya están en construcción, con la posibilidad de adquirir otros dos. A finales de esa década arrancará la fase tres, con la construcción de un nuevo submarino, el SSN Aukus.

“Nuestro acuerdo sobre Aukus es parte de nuestro compromiso compartido con un Indo-Pacífico libre y abierto”, dijo Biden el lunes en una breve comparecencia en la base naval de Point Loma, en San Diego, junto a un submarino nuclear estadounidense. Sunak destacó entre los “desafíos”, la “creciente asertividad” de China y “el comportamiento desestabilizador de Irán y Corea del Norte” que “amenazan con crear un mundo definido por el peligro, el desorden y la división”. Frente a esta realidad, añadió el primer ministro británico, “es más importante que nunca que fortalezcamos la capacidad de resistencia de nuestros propios países”.

La misión diplomática de China ante Naciones Unidas ha mostrado también de inmediato su oposición frente a lo que considera “un acto flagrante que constituye un grave riesgo de proliferación nuclear, socava el sistema internacional de no proliferación, alimenta la carrera armamentista y daña la paz y la estabilidad en la región”, según ha publicado este martes en redes sociales. En su comunicado, subraya la “ironía” de que dos Estados con armas nucleares (Estados Unidos y Reino Unido) transfieran toneladas de uranio enriquecido apto para armas a otro Estado sin armas nucleares, “violando claramente el objeto y el propósito del [Tratado de no proliferación]” .

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En el ambiente de esta renovada tensión geopolítica, con tintes de nueva guerra fría, se encuentra la volátil situación de Taiwán, la isla autogobernada que China considera una parte irrenunciable de su territorio y a la que EE UU surte de armas. La visita al enclave en agosto por parte de la entonces presidenta de la Cámara de representantes estadounidense, Nancy Pelosi, enfureció a Pekín, que reaccionó con ejercicios militares de una intensidad desconocida en aguas del estrecho de Taiwán. Las relaciones con Washington tocaron mínimos, remontaron en noviembre tras un encuentro entre los presidentes Biden y Xi en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia), pero volvieron a deshilacharse en febrero, después de que la Casa Blanca ordenara derribar un globo chino que había entrado en terreno estadounidense sin permiso.

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