‘Citius, altius, fortius’ y de oro en Barcelona 1992

Fue de película. Concretamente de una con final feliz (para España, claro). El 8 de agosto de 1992 la selección olímpica conquistó el primer y hasta la fecha único oro que el fútbol español ha logrado en la cita deportiva por antonomasia. Y lo hizo en casa, en Barcelona 1992, en un Camp Nou lleno hasta la bandera y superando a Polonia con gol en el tiempo añadido incluido. De la mano de Vicente Miera, Toni Jiménez, Cañizares, Ferrer, Juanma López, Abelardo, Solozábal, Paqui, Berges, Mikel Lasa, Pep Guardiola, Miguel Hernández, Billabona, Paco Soler, Gabriel Vidal, Luis Enrique, Amavisca, Manjarín, Pinilla, Alfonso y Kiko (entonces Quico) se colgaron del cuello la medalla con la que sueña todo aquel que acude a unos Juegos Olímpicos. La misma, por cierto, que aquel glorioso día logró Fermín Cacho en una también histórica final de 1.500 metros lisos disputada en Montjuïc. Los Guardiola, Kiko, Luis Enrique, Alfonso y compañía apenas superaban los 20 años, y aunque muchos de ellos a posteriori desarrollaron una más que prolífica carrera, a buen seguro que lo de aquella noche en el Camp Nou constituye uno de los capítulos más dorados en el libro de sus diferentes historias.



La España futbolera de entonces no estaba ni de lejos tan acostumbrada a ganar como en la actualidad. Tampoco en unas categorías inferiores en la que a posteriori las diferentes versiones de la Rojita han acumulado éxitos sin cesar. Por lo que no es de extrañar que, aunque el deseo existía, las expectativas de la afición no eran excesivamente altas. Sin embargo, aquel equipo convirtió el sueño en realidad ganando los seis encuentros que disputó en el torneo.

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España vs Polonia, Final de fútbol en las Olimpiadas de Barcelona 1992

En fase de grupos superó a Colombia (4-0), Egipto (2-0) y Qatar (2-0), pero a decir verdad, con ello no había logrado nada. Pero en los cuartos de final que tantos disgustos le han supuesto al fútbol español, se vio que la cosa iba más que en serio al imponerse a Italia (1-0) con un solitario tanto de Kiko. Con el mismo se metió en la lucha por las medallas, y se aseguró la plata al superar en semifinales a la física Ghana (2-0). Solo faltaba la guida. Solo faltaba un triunfo más.

El empuje del Camp Nou, clave

Impulsado por los 95.000 hinchas que se dieron cita en el Camp Nou la citada noche del 8 de agosto de aquel 1992, España salió en tromba, pero ni mucho menos le valió para que el triunfo resultase cómodo. De hecho, y tras perdonar en varias ocasiones durante un primer acto en el que Juanma López incluso estrelló un balón en la madera, la ley no escrita del fútbol le hizo pagar su indulgencia. Al filo del descanso Kowalczyk marcó para la Polonia, forzando a España a la remontada. La misma llegó tras el descanso, con goles de ‘Pitu’ Abelardo primero (65’) y Kiko más tarde (77’), pero Staniek volvió a empatar para Polonia sin dejar que los de Miera saboreasen el 2-1 ni un solo minuto.

La piña de los jugadores tras el 3-2 de Kiko
La piña de los jugadores tras el 3-2 de Kiko

Faltaba más de un cuarto de hora por jugarse, y el inevitable bajón físico de unos y otros presagiaba una agónica prórroga para dilucidar el vencedor. Los nervios a flor de piel dando lugar a minutos en los que computan más cualidades como la serenidad o la gallardía que las virtudes meramente futbolísticas. Y España sacó fuerzas de flaqueza para que la temida prórroga nunca llegase a arrancar. Ya en el tiempo añadido, un córner botado por Ferrer acabó en los pies de Luis Enrique, y su remate desde la frontal del área no logró superar el mar de piernas polaco, pero el rechazo lo cazó un Kiko que sí tuvo el atino necesario para mandarlo al fondo de las mallas. Más de una lágrima se escapó en la piña que formaron los jugadores en la celebración de aquel tanto, conscientes de que acababan de hacer historia.

‘Éxtasis’, tituló el día después Mundo Deportivo en su portada junto a una foto en la que se veía exultantes a Guardiola y Solozábal. Al ‘citius, altius, fortius’ pronunciado por Pierre de Coubertin en la inauguración de los Juegos de Atenas 1896 y traducido del latín como ‘más rápido, más alto y más fuerte’ para convertirse en lema de los JJ.OO., la Selección le añadió aquella noche un “y de oro”. Aquella medalla, pase el tiempo que pase, ya nadie se la quita al fútbol español.


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