La leche materna es uno de los alimentos más completos que existen. Se compone de una gran selección de nutrientes que se encargan de alimentar y proteger al bebé. Uno de los datos más curiosos sobre ella es que su composición varía con el paso del tiempo. A continuación te explicamos todo sobre ella.
Composición de la leche materna
La leche materna se compone de varios millones de células vivas, entre las que se engloban los glóbulos blancos, los cuales se encargan de reforzar el sistema inmune. También contiene proteínas, que favorecen el desarrollo del bebé, así como amniácidos.
Uno de los principales componentes de la leche materna son los oligosacáridos que minimizan el riesgo de inflamación en el órgano cerebral. En este alimento también se encuentran una serie de enzimas que ayudan al funcionamiento del aparato digestivo y del sistema inmunitario del pequeño.
También cuenta con una serie de hormonas, que regulan los patrones de sueño y el apetito del bebé. Además, ayudan a reforzar el vínculo entre madre e hijo.
Otro de los componentes esenciales de la leche materna son los minerales y las vitaminas. Estos son nutrientes esenciales para garantizar el adecuado crecimiento del recién nacido.
Y, por último, los anticuerpos o inmunoglobulinas.
¿Qué es el calostro?
La primera leche que generan los pechos después del parto recibe el nombre de calostro. Se trata de leche materna viscosa y densa, cuyo color es anaranjado. Tiene una importancia vital en la nutrición y protección del bebé.
Durante las 24 horas siguientes al parto la producción es mínima, de apenas 50 mililitros. Sin embargo, es suficiente para el recién nacido. Además, el calostro es sencillo de digerir para su aparato digestivo.
Los ingredientes son iguales a los de la leche posterior, pero en diferentes cantidades. El calostro se adapta a las necesidades del bebé que acaba de llegar al mundo.
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