WASHINGTON – El gran jurado que votó imputar este martes al expresidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) por el asalto al Capitolio es un grupo de ciudadanos que tiene en sus manos determinar si hay pruebas suficientes para creer que el acusado ha cometido un delito.
Un gran jurado escucha al fiscal y a los testigos y vota posteriormente en secreto si procede emitir o no una acusación.
¿QUIÉN LO CONFORMA?
Los testigos declaran a puerta cerrada y no tienen permitido estar acompañados de un abogado en la sala.
El gran jurado está compuesto habitualmente por entre 16 y 23 personas y para que aprueben la imputación deben estar de acuerdo al menos 12 de ellos.
Sus integrantes se eligen de manera aleatoria de una lista ya existente de potenciales jurados, pero son seleccionados porque se les presupone conocimiento o información sobre el caso en cuestión, explica el Departamento de Justicia en su web.
Al prestar juramento, se comprometen a efectuar su labor sin malicia, miedo, odio o cualquier otro sentimiento que pueda interferir en su decisión.
En esta ocasión, la investigación ha estado centrada en el rol de Trump en el asalto al Capitolio, que se produjo mientras se certificaba la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.
Esto en el caso de retención ilegal de documentos clasificados.
¿QUÉ PODER TIENE?
La potestad del gran jurado es diferente a la del jurado popular. El jurado popular escucha en el juicio las pruebas y alegaciones presentadas por la Fiscalía y la defensa, y emite un veredicto de culpabilidad o inocencia.
El gran jurado, en cambio, no determina si una persona es culpable o inocente, sino solo si hay pruebas suficientes para creer que cometió el delito considerado.
En este caso, el gran jurado, reunido en Washington, consideró que hay pruebas suficientes para acusar al republicano de cuatro delitos: conspiración para defraudar a EEUU, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción e intento de obstruir un procedimiento oficial y conspiración contra derechos.
Sus miembros acusaron a Trump de haber difundido a sabiendas mentiras sobre un falso fraude electoral para instigar el asalto al Capitolio e intentar revertir los resultados.
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No obstante, el gran jurado no tiene totalmente el poder de llevar a juicio a una persona: el fiscal debe firmar la imputación antes de que el acusado sea procesado.
Así ocurrió hoy, puesto que el fiscal especial que investiga al expresidente, Jack Smith, firmó la acusación y compareció ante la prensa para anunciar que desea un “juicio rápido”.
Esa es la manera en que el gobierno y el gran jurado actúan de contrapeso entre sí y de que el sistema garantice que ninguna de las dos partes ejerza “arbitrariamente” la autoridad de acusar a una persona.
¿Y AHORA QUÉ?
Cuando ocurre una imputación como la de este martes, se procede en una siguiente audiencia en la corte a la lectura de cargos. Al cliente se le leen los cargos o se le entrega una copia de los mismos, y se le pregunta si se declara culpable o no culpable.
Según medios locales, la comparecencia de Trump podría ser el próximo jueves.
El gran jurado es una institución típica del derecho anglosajón. Cuando los colonizadores británicos llegaron a Estados Unidos, instalaron esta figura, que actualmente se mantiene solo en dos países: Estados Unidos y Liberia.
Esta es la tercera imputación para Trump. En junio fue imputado ante un tribunal de Miami por obstrucción a la Justicia, conspiración y retención ilegal de secretos del Gobierno tras haber abandonado el poder, y en marzo fue acusado en Manhattan por pagos irregulares para silenciar a la actriz porno Stormy Daniels durante su campaña electoral de 2016.
El profesor de Ciencias Políticas, Carlos Rovelo analiza el caso. Mira el video.
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