Cómo jugar sin portero


River Plate debe enfrentarse este miércoles a Independiente Santa Fe, de Colombia, en la Copa Libertadores. Y no tiene futbolistas suficientes como para componer un equipo de once. Tampoco tiene portero. Un contagio masivo de covid ha obligado a aislar a 20 de sus jugadores, entre ellos los cuatro guardametas de la plantilla. Si la Conmebol, organizadora del torneo, no hace a última hora una excepción en el reglamento (y no parece dispuesta a hacerla), River podrá alinear tan sólo a diez jugadores de campo, con un par de juveniles y sin suplentes. Sigue siendo una incógnita quién se colocaría bajo los palos.

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La Conmebol ofreció el año pasado la posibilidad de inscribir 50 jugadores por equipo en la Libertadores para prevenir situaciones como esta. Pero Marcelo Gallardo, técnico de River Plate, descartó la opción. “Yo trabajo con un grupo profesional de no más de 30 jugadores”, dijo entonces, “y no voy a darles una falsa ilusión a los juveniles. Si hay un contagio masivo es porque no tenemos que jugar, será porque la pandemia no nos permite competir en condiciones normales”, contó el técnico en septiembre pasado. En el reglamento se establece que “en caso de lesión grave” se puede añadir a la lista un portero a la plantilla en cualquier momento de la competición. La Conmebol, sin embargo, no considera en su normativa que los contagios por la covid constituyan una lesión grave.

River, cuatro veces campeón de la competición continental, no puede permitirse no jugar. Con un mínimo de siete futbolistas disponibles está obligado a hacerlo. De lo contrario, además de dársele por perdedor 3 a 0, se le impondría una multa y la prohibición de participar en la Copa Libertadores durante varias temporadas.

El club de la franja roja ya tuvo que afrontar el pasado domingo un derbi contra su gran rival, Boca Juniors, con un equipo de circunstancias. Tenía 15 jugadores con covid y alineó como portero a un juvenil, Alan Leonardo Díaz, de 21 años, que nunca había trabajado con el primer equipo, ni siquiera como suplente. Díaz, sin contrato profesional, ofreció una actuación formidable. El partido concluyó 1-1 (el gol de Boca fue precedido de una clara falta) y los bosteros de la vieja boca del puerto se impusieron finalmente en la tanda de penaltis. River intentó el lunes, sin éxito, que la Conmebol admitiera la inscripción de urgencia del joven guardameta Díaz para participar en la Copa Libertadores. “Se le dio a River la chance de inscribir a 50 jugadores y eligieron poner a 32”, insistió la Confederación Sudamericana de Fútbol. Los cuatro guardametas inscritos por River, Franco Armani, Germán Lux, Enrique Bologna y Franco Petroli, tienen coronavirus y Díaz no aparece en la lista.

¿Quién se pondrá los guantes ante Independiente Santa Fe? Gallardo pensó en el centrocampista Enzo Pérez, lesionado pero sin covid. Los médicos decidieron el martes a primera hora que su problema en los isquiotibiales derechos (músculos de la parte trasera del muslo) seguía siendo demasiado grave como para alinearlo, incluso en la portería. Descartado Pérez, quedaría la opción de otro lesionado, el central Javier Pinola. El caso es que Pinola se fracturó el antebrazo en marzo y no está todavía recuperado. Utilizarle sería casi como tener un portero manco, además de inexperto.

Nadie sabe cómo se rompió la burbuja que supuestamente protege a los futbolistas profesionales. El contagio fue masivo y rápido. Lo más probable es que la primera infección ocurriera durante el viaje a Colombia para el partido de ida, la semana pasada. River tenía 15 enfermos el domingo y el lunes por la noche eran ya 20, a los que se sumaban varios miembros del cuerpo técnico, entre ellos el entrenador de porteros y el masajista.

“Vamos al frente con lo que tengamos”, dijo la directiva del club. “River debe presentarse porque así lo firmó”, declaró el presidente, Rodolfo D’Onofrio, “pero todo esto es insólito, ridículo”.

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