Comunión absoluta entre Francia y su afición

Comunión absoluta entre Francia y su afición

Francia dignificó de la mejor manera su derrota contra Argentina. Ni tristeza ni crispación. Aunque el equipo no pudo regresar a casa con el Mundial, el sentimiento de apego y pertenencia de su gente está fuera de toda duda. Fue un ejercicio de savoir faire. Más de 50.000 personas conquistaron la Plaza de la Concordia desde primera hora de la tarde a la espera de que llegaran los protagonistas de Qatar, reconfortados por el apoyo incuestionable de los suyos.

Las más de tres horas de aguante y las bajas temperaturas se hicieron mucho más soportables con la interpretación a capela de la Marsellesa. Fue un canto al orgullo de sentirse francés al margen de cualquier resultado: “París os ama”, rezaba más de una pancarta, desdramatizando la derrota y agradeciendo el esfuerzo hecho por una generación que ha firmado una época dorada. Perder ayer no mancha el legado de los chicos de Deschamps.

Con la Torre Eiffel iluminada de fondo, el seleccionador y el capitán, Hugo Lloris, aparecieron por primera vez en el balcón del Hôtel de Crillon a las 21:38h. Después, uno a uno, fueron saliendo el resto: “Kylian, Kylian”, gritaban desde abajo los miles de aficionados agolpados, ansiosos por disfrutar de su gran icono. Fue lo más parecido a un baño de masas. Francia no ganó, pero a ojos de sus compatriotas llevaron al país otra vez a lo más alto.

A Mbappé, mano en el corazón y aplaudiendo a las masas, se le vio especialmente emocionado. Él solo estuvo a punto de cambiar el guion y liquidar a la campeona Argentina. A pesar de que a primera hora de esta mañana Noël le Graët, el presidente de la Federación, descartó cualquier tipo de acto, hacerlo fue un éxito. Los futbolistas, agradecidos, quisieron comparecer en la Plaza de la Concordia de París para comprobar el cariño que se han ganado a pulso.

Casi veinte minutos después llegó el turno para decir adiós. Puede que Francia no tenga la tradición futbolística de otros lugares, pero quedó patente que está enganchada a esta generación capitaneada en el campo por Mbappé. La gente se resistió a abandonar el lugar en el que nacen los Campos Elíseos. Esta vez el premio no fue el Mundial, pero la comunión entre futbolistas y afición fue absoluta. A veces ganar también tiene que ver con saber perder.




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