Condenada a 18 meses de cárcel la espía rusa detenida en EE UU



Maria Butina, la ciudadana rusa que en diciembre pasado se declaró culpable de conspirar para actuar como una agente extranjera no registrada en Estados Unidos, ha sido condenada este viernes a 18 meses de cárcel por un juez federal. Según demostró la fiscalía, el objetivo de la joven espía de 30 años era infiltrarse en el aparato político norteamericano y establecer canales de comunicación secretos entre “políticos estadounidenses” y Rusia. Maria Butina entró en el país con un visado para estudiar en la American University (Washington), algo que nunca hizo. Entre 2015 y febrero de 2017, Butina trabajó bajo las órdenes del alto funcionario del banco central ruso, Alexander Torshin. Tanto Butina como Torshin se declaraban fervientes admiradores y seguidores de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por siglas en inglés). Torshin no ha sido acusado de ningún cargo, pero fue sancionado por el departamento del Tesoro de EE UU en abril de 2018. Butina fue detenida en julio de ese mismo año.
La juez que dictó sentencia, Tanya Chutkan, tuvo en consideración los nueve meses que ya ha pasado en la cárcel Butina. La magistrada ha ordenado que la agente rusa sea deportada a su país tan pronto como cumpla su condena. “Tiene usted todo el futuro por delante”, le dijo la juez tras sentenciarla. “Le deseo la mejor de las suertes”.
Según documentos judiciales citados por la cadena NBC, la fiscalía concluye que Butina estaba comprometida en “una ambiciosa” conspiración y era plenamente consciente de que la información que obtenía era remitida al Kremlin. “Butina no era una espía en el sentido tradicional de la palabra”, escribe la acusación en un informe. “No era una agente de inteligencia entrenada para tal propósito. Pero las acciones que llevó a cabo fueron en beneficio de la Federación Rusa y esas acciones tenían el potencial de dañar a la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Maria Butina.

Los abogados de la defensa han insistido en que la joven ya ha pasado nueve meses encarcelada en régimen de aislamiento en una prisión de Virginia y otra de la capital, Washington. “Su reputación ha sufrido [se le acusó falsamente de ofrecer sexo a cambio de infiltrarse en un grupo de presión], su integridad ha sido cuestionada y ha sido separada de su familia”, expuso la defensa.
El Departamento de Justicia estableció que Butina trabajó con un funcionario ruso y dos ciudadanos norteamericanos para intentar infiltrarse en el NRA, poderoso grupo de presión con fuertes lazos con políticos republicanos, incluido el presidente Donald Trump, y así influenciar la política exterior estadounidense a favor de Moscú.
En mayo de 2016, cuando la todopoderosa NRA celebraba su convención en Louisville (Kentucky), Butina se reunió con Donald Trump hijo durante una cena y, según el abogado de este último, mantuvieron una conversación sin importancia sobre las armas.
Uno de los dos estadounidenses implicados con Butina fue identificado como Paul Erickson, un activista conservador que fue novio de la agente rusa. El caso de Butina fue separado de la investigación del fiscal especial Robert Mueller y sus 22 meses de pesquisas para determinar la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. Según relató en su momento la agencia Reuters, Butina era una ferviente admiradora y seguidora de Trump que en los actos sociales solía alardear de que podría usar sus conexiones políticas para conseguir trabajo a personas en la Administración republicana. 


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