CHICAGO- Cooper Roberts, el niño de 8 años que quedó paralítico tras ser baleado en el desfile del 4 de julio en Highland Park, finalmente regresó a casa y se está adaptando a su “nueva normalidad”, dijo su familia el jueves.
“Poder tener a Cooper en casa y a nuestra familia reunida nuevamente es una bendición increíble, ahora puede volver convivir con su hermano gemelo, Luke, y volver a ser los mejores compañeros de juego”, dijo la familia Roberts en un comunicado.
Cooper está descubriendo nuevos deportes para practicar y ha decidido jugar tenis en silla de ruedas, dijo su familia.
Pero Cooper continúa “enfrentando un camino doloroso, cruel e injusto” y tiene que lidiar “diariamente con la tristeza y el dolor al reconocer todo lo que perdió, todo lo que solía hacer en su casa, en su comunidad, que ya no puede hacer como antes”, según su familia.
El niño estuvo recluido en una clínica de rehabilitación después de una serie de cirugías luego de que una bala le perforó su médula espinal ocasionándole daños graves a sus órganos internos. A principios de septiembre, la familia de Cooper dijo que estaba experimentando pérdida de memoria y dificultad con sus habilidades motoras.
Ahora que está en casa, uno de los mayores desafíos es poder transformar lo que solía ser un entorno familiar para Cooper, en uno que pueda adaptarse a sus nuevas necesidades, dijo su familia.
“Incluso nuestra casa, que todos amamos, simplemente ya no funciona para nosotros con Cooper, una silla de ruedas y muchas otras necesidades. Es otra cosa que nos mantiene despiertos por la noche: ¿cómo encontraremos, renovaremos o construiremos una casa que pueda volver a funcionar para nuestra familia? En este momento, Cooper solo puede acceder a ciertas áreas de la casa, eso no es correcto para él ni para nuestra familia”.
Aun así, la familia dijo que es “una bendición increíble” tener a Cooper de vuelta en casa. “Tener a nuestros hijos reunidos y saber que pueden estar juntos cuando lo necesiten o quieran, es muy especial para nosotros y para Cooper”.
Cooper, su hermano gemelo y su madre, Keely, asistían al desfile del 4 de julio en Highland Park cuando resultaron heridos por un pistolero que comenzó a disparar desde el techo de un negocio.
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