Correa: “Me decían que volver en 2021 era imposible”

Llegó a las 10.00 h a su cita en Calle París. Caminando con la ayuda de un bastón. “Hola, soy Juan Manuel”, decía. Entramos en la portería. No dudó en ‘pasar’ del ascensor y subir por las escaleras. Debía realizar su activación de pierna izquierda. Juan Manuel Correa dejaba que MD le acompañara para que viera cómo es un día que él mismo definió como su jornada de descanso. Pero de descanso, bien poco. El piloto de 21 años ultima su preparación para su regreso a la competición tras más de 600 días de un accidente que cambió su vida para siempre. En MD fuimos testigos de los gritos de esfuerzo que debe lanzar a diario, los muchos apretones de dientes ante el dolor y la dedicación plena a un programa minucioso de recuperación que le lleva al límite. Todo, con un objetivo, el de darlo todo este año en la Fórmula 3 y reemprender a lo grande su trayectoria deportiva. Nos cita por la tarde de nuevo en su casa. Allí asistimos a una sesión de simulador en su habitación. Finalmente, una charla que debía ser de 20 minutos, se alargó hasta los 45. Su relato me dejó sin palabras. El objetivo, que su historia sirva de ayuda para todos los que tengan una meta o pasen por un mal momento. Por ello, he decidido transcribir toda la charla íntegra. Es para ustedes. Tómense su tiempo, siéntense y prepárense para una lectura relajada. Juan Manuel Correa tiene mucho que contar.

Es un placer poder charlar con usted. ¿Cómo se encuentra antes de volver a competir?

Me siento muy emocionado. Estoy de vuelta en las carreras. La Fórmula 3 está por comenzar (7, 8 y 9 de mayo en Barcelona. Fue 10º en el último test de pretemporada en el Circuit). Voy a empezar mi temporada y es el renacimiento de mi carrera deportiva. Estoy orgulloso de estar en esta posición y estoy listo, me has seguido durante todo el día y has visto el tipo de rehabilitación que estoy haciendo. Ha habido mucho trabajo por detrás y por esto estoy tan emocionado por comenzar.

El duro camino de Juan Manuel Correa hasta volver a competir


¿Cree que el hecho de venir con 14 años a Europa le hizo madurar antes y le ayudó mentalmente a afrontar este periodo tan duro posterior al accidente?

Al 100%. Creo que la persona que soy y que era justo antes del accidente es por todo lo que había vivido. Era una persona siempre bastante independiente, mentalmente fuerte y maduro para mi edad. Y eso fue a raíz de haberme ido de casa a los 14 años y depender de mí mismo desde esa edad. No fue fácil pero fue algo positivo. Influenció mucho y también la costumbre de entrenar y esforzarme tanto. Antes del accidente igual entrenaba a diario unas 5 o 6 horas, pasaba 90 días al año en un centro de entrenamiento específico para pilotos con días de 8 horas de entrenamiento. Ya tenía eso en mi carácter y en la sangre.

A raíz del accidente, con toda la rehabilitación que tuve que hacer, para mí no fue un schock tan grande el tener que empeñarme tanto, porque bien o mal, generaba progreso en la rehabilitación y me quitaba un poco los pensamientos negativos que tenía porque estaba ocupado durante el día. Todo influenció durante el proceso.

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona

Ahora hablaremos de ese proceso complicado de recuperación, pero antes me interesa saber cómo es Correa. Yo, durante el día de hoy, le he visto una persona muy tranquila, con todo muy bien organizado y ordenado, pero a su vez, con muy buen sentido del humor.

(Risas) Creo que estás bien. A veces la gente piensa que soy antipático porque soy una persona bastante callada. Soy una persona muy pragmática, no me gusta hablar de tonterías. Soy muy de ir al grano y me gusta ser muy claro cuando quiero decir algo. Digo las cosas como las pienso. Y sí, tengo un buen sentido del humor, eso te lo pueden decir todos mis amigos, pero no siempre lo muestro.

Lo digo porque en el mundo de la F1 hay que tener una personalidad fuerte

Sí, es un mundo bastante cruel en muchos sentidos. Tienes que estar preparado, no solo en F1, también en otras categorías, porque hay muchas críticas, en otros equipos y muchas veces en tu propio equipo, de gente cercana. Entonces, tienes que saber lo que quieres, confiar en ti mismo e ir hacia delante. El resto es solo ruido. Y también hay un tema muy importante, que es la imagen. En estas categorías, cuando te conviertes en un atleta en un deporte tan público y reconocido debes mantener una imagen muy limpia. Muchos de los pilotos lo hemos aprendido cometiendo errores, de jóvenes. Imagínate: eres un joven de 16 o 17 años viviendo solo en Europa… hay muchas oportunidades de salir de fiesta y de conocer muchas mujeres y si no tienes cuidado con eso, te puede manchar mucho. Eso me ha enseñado un poco a ser reservado cuando tengo que serlo.

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona

Hábleme del accidente. Ha dicho en alguna ocasión que vivió momentos muy complicados en los que tuvo incluso depresión. Me gustaría que me explicara cómo fue todo ese proceso, para que la gente entienda todo lo que ha sufrido y le pueda dar mayor relevancia a su regreso. ¿Qué pasó cuándo despertó? ¿Cómo fue el proceso de la aceptación?

Tu idea es muy buena, porque no mucha gente sabe lo que está detrás. ¿Qué pasó? Pues el accidente sucedió el 31 de agosto de 2019. El otro piloto involucrado, quien era mi amigo, Anthoine Hubert, falleció menos una hora después del accidente. A mí me trasladaron de emergencia al hospital cerca de la pista en helicóptero, con múltiples fracturas abiertas en las dos piernas. Me operaron la pierna izquierda, la menos afectada, me pusieron una barra de titanio en toda la tibia que aún la tengo. Y la pierna derecha estaba tan destrozada que dijeron que ellos en ese hospital no la podían salvar. ¡Gracias a Dios que no la amputaron de inmediato porque estaban en su derecho de hacerlo por lo mal que estaba! Pero la dejaron como estaba y me dijeron si me quería ir a un hospital un poco más avanzado para intentarla salvar, que probara…

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación en Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación en Barcelona

¿Usted estaba consciente en ese momento?

4 horas después de la cirugía estaba consciente, sí. También encontraron dos vértebras rotas, la T6 y T7. Gracias a Dios, no hubo daños en la médula y no requirió de cirugía. Tuve mucha suerte en ese sentido.

Pero todo se complicó.

Un par de días después, cuando seguía recuperándome en ese hospital, comencé a quejarme de los pulmones, no podía respirar bien y me empezaron a salir manchitas blancas alrededor de los pulmones. Los médicos no tenían ni idea de lo que era, ¡nunca habían visto a nadie que había sobrevivido a un impacto a 220 km/h! Entonces, había muchas cosas de mis lesiones que nunca habían visto.

Entonces, otro doctor amigo mío, me dijo que me llevaran a Londres porque se imaginó de qué podía tratarse. Acertó. Gracias a ello, mi padre consiguió un avión médico que me trasladó de Bélgica a Londres, 4 días después del accidente. Para entonces, ya casi no podía respirar. Llegué a Londres y a las 24 horas tuve un fallo pulmonar completo. Mis pulmones se llenaron de sangre y de agua porque estaban heridos de la fuerza tan fuerte del choque contra los arneses. La única solución fue ponerme con una máquina que se llama ECMO, que es básicamente un pulmón artificial. Con ella te meten dos tubos bastante gruesos en las dos venas femorales y por una te sale toda la sangre sin oxígeno, la máquina te la oxigena y te la mete por la otra. Y obviamente para estar en esta máquina te tienen que inducir al coma. No puedes estar despierto.

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MMD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MMD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona

Estuvo dos largas semanas en coma…

Pasé en coma inducido 14 o 15 días, esperando que mejorasen poco a poco los pulmones. No sé el porcentaje exacto de supervivencia a esto, pero no es muy alto. O mueres durante el proceso, o sales del coma y tienes daño cerebral permanente, porque con toda la sangre fuera, las sustancias que te están metiendo… es muy peligroso.

Seguramente, estas fueron las dos semanas más largas para mi familia. Yo (risas) no me enteré de nada. Al salir del coma tuve una recuperación increíble y todo eso se lo debo al estado físico en el que estaba antes del accidente. Los doctores no lo entendían. Y encima yo tenía coma con parálisis, que eso quiere decir más sustancias. Una semana con esas sustancias te come el 50% de tu masa muscular. Y yo estuve durante dos semanas. Así que cuando me levanté tras 14 días, yo literalmente era huesos y piel. Pero de todas maneras, normalmente la gente que sale del coma se demora de dos a tres días en poder sacarse el tubo. Yo a las 2 horas me saqué solo. Los doctores estaban alucinados.

Una semana con esas sustancias te come el 50% de tu masa muscular. Tras 14 días, yo literalmente era huesos y piel

¿Qué pasó entonces?

Ahí los pulmones seguían muy débiles y tuve que reconstruirlos poco a poco con ejercicios. El enfoque ya pasó a la pierna derecha, que seguía con heridas abiertas. Tenía un hueco abierto que parecía como una boca. Entonces, cada vez se veía menos probable que esa pierna pudiera ser salvada, porque durante todo el tiempo que estuve en coma los huesos estaban rotos y estuvieron sin irrigación. Así que, tuve que esperar una semana y media hasta que mis pulmones se recuperasen un poco más para poder hacer la otra cirugía.

En la pierna derecha tenía como un hueco que parecía una boca. Cada vez era menos probable que salvara la pierna

¿Era peligroso operar la pierna derecha tras el coma?

Los doctores me recomendaron que me amputara la pierna. ‘Está muy complicado, y hacer la cirugía que tenemos que hacer va a traer un riesgo muy grande a que mueras por los pulmones, porque van a ser 11 horas de cirugía’, me dijeron. Pero terminó siendo de 19 horas. Dije que no, que si había que hacer la cirugía, que la haríamos. La hice y ahí empezó todo el proceso de reconstrucción de la pierna. Perdí 10 centímetros de la tibia derecha. Tuvieron que cortarme la tibia de loa parte más alta que estaba bien, meterme un marco de metal, un exoesqueleto, y me tuve que hacer crecer la tibia yo mismo con dos llaves, como de mecánico, me estiraba la tibia un minuto por día.

Juan Manuel Correa, posando para MD en su casa de Barcelona
Juan Manuel Correa, posando para MD en su casa de Barcelona

Los doctores me recomendaron que me amputara la pierna

¿Se tuvo que alargar el hueso manualmente?

Sí. Te cortan la tibia y lo que queda conectado es la médula de adentro, y la médula tiene la capacidad de estirarse y regenerarse un milímetro por día. Ahora, de aquí a acá (se señala la zona), todo esto es tibia nueva. Lograron hacerla crecer y conectarla de vuelta con el tobillo. Fue un proceso de 3 o 4 meses solo de crecer la tibia más otros 10 meses a esperar a que el hueso nuevo se consolide.

Me dijeron que la mayoría de gente prefería amputarse la pierna en lugar de realizar ese proceso. No lo entendí hasta que lo hice

No me podía sacar el metal porque el hueso regenerado se rompería, era gelatina. A mi me dijeron que la mayoría de gente prefería amputarse la pierna porque el proceso sería tan doloroso que prefieren no hacerlo. Yo dije: ‘¿Pero estás loco? ¿Quién se va a amputar la pierna por no hacer un proceso?’. Decía eso… ¡Hasta que lo hice, eh! ¡Ufff! (cierra los ojos mientras suspira).

Si me volviera a pasar, escogería amputarme la pierna

A día de hoy, si me volviera a pasar, creo que escogería amputarme la pierna. Y además, todas las cirugías, porque te tienen que ir conectando cosas al margen de alargarte la tibia. Es todo un proceso. Tenía heridas abiertas durante 14 meses, te sangra todo el día, puedes mover la pierna, los metales (exoesqueleto) se mueven y la piel se abre, te salen infecciones, tuve que pasar 3 o 4 meses con antibiótico por vía intravenosa directa al corazón con antibióticos durante todo el día por infecciones y con muchos medicamentos para el dolor, lo que me llevó a la depresión. Eso, combinado con esas sustancias, me llevó a una depresión terrible.

Me llevó a una depresión terrible

Debía ser más fuerte mentalmente que físicamente…

Físicamente, ayuda mucho en el proceso. Pero la parte más dura es la mental, segurísimo. Además, no sabíamos cuál sería el pronóstico. Mi tobillo derecho estaba destrozado, no sabíamos si iba a poder volver a caminar, no sabíamos en qué momento llegaría una infección por la que me tuvieran que amputar la pierna de todas formas. Muchos factores desconocidos. Fue un tiempo muy duro. Y además, el estar la silla de ruedas te hacer perder completamente tu independencia. Y tienes mucho dolor. El dolor constante 24/7 es una de las cosas más feas que un ser humano podría tener.

No sabíamos si iba a poder volver a caminar y podía infectarse, había muchos factores desconocidos, y el dolor diario es una de las cosas más feas

¿Y cómo ocupaba sus días para olvidarse del dolor?

Con rehabilitación, y en ese momento fui listo, porque aproveché para hacer un curso de Harvard de negocios y hacía 3 o 4 horas de rehabilitación al día. Me mantenía ocupado. Y no paré mi vida. Conseguí una furgoneta para personas en silla de ruedas, con una rampa, me cree un palo para yo mismo cerrar la puerta, y me iba a conocer chicas. Tuve varias novias mientras tenía el marco (risas). Soy una persona que no tengo vergüenza. A la semana de volver de Londres a Miami ya usaba la furgoneta. La gente alucinaba. ¡Odio que me miren con cara de pena! Recuerdo a unos chicos mirándome así, hasta que vieron llegar a una chica de 1.80 m, modelo, y me dio un beso. ¡Se quedaron con una cara! (carcajadas) Y yo me partía de la risa. Todo eso me ayudó a estar mentalmente bien, pero igualmente, fue muy duro.

Y hubo muchas operaciones…

Todo el proceso, generalmente siempre fue en progreso. Pero había muchas cirugías que tenía que hacer, de pasar de estar en muletas poco a poco… a tener una cirugía y estar otra vez un mes en la silla de ruedas. Fue lleno de altos y bajos. Perdí la cuenta, pero fueron más de 20 operaciones. He llegado a hacerme cirugía y la gente ya me conocía como cuando vas al dentista.

Perdí la cuenta, pero fueron más de 20 operaciones. He llegado a hacerme cirugía y la gente ya me conocía como cuando vas al dentista

Lo que hicieron en mi pierna fue un milagro. Nosotros tenemos 3 arterias principales en las piernas. De esas, me quedé con solo una en la pierna derecha. Me sacaron un injerto del muslo y lo tuvieron que sacar con una arteria. La conectaron con un bypass a la única arteria que me quedaba libre en la pierna. Y eso es lo que irriga ese muslo. Y tras el tiempo, el cuerpo crea las suyas. Pero al principio, era como un bebé recién nacido. (Los médicos) Venían cada media hora a medir si la sangre seguía fluyendo. Si se desconectaba, en cualquier momento, debían llevarme a quirófano y cortarme la pierna. Y poco a poco fui saliendo del riesgo. Creo que hay un porcentaje del 20% que esto no funciona.

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona

Había un 20% de probabilidades de que la operación de la arteria funcionara

¿Cuándo llegó la depresión?

Cuando llegué a Miami. Cuando estás en el hospital estás como en una burbuja, no te impacta tanto en tu vida. Es aburrido, pero todo se acopla a ti. Pero cuando llegué a Miami lo más duro fue cuando mi familia y amigos hacían su vida y yo dije: ‘joder, que es esto…’. Y empezó la temporada, iban a correr ese año… y fue muy duro.

¿Tenía muy claro que iba a volver a competir?

Lo tenía muy claro.

¿Incluso cuando le decían que podían amputarle la pierna?

La decisión de volver a correr la tomé una semana después de despertarme del coma. Lo dije y todo el mundo, mi madre, mi padre, me decían que sí, pensaban que yo me decía eso por motivarme. Pero no. Yo cuando digo algo es porque lo digo en serio. Y hasta ahora, que ya va a comenzar mi temporada, si le preguntan a mi madre les dirá que no se lo puede creer aún, porque cuando dije eso ella pensaba que yo lo decía por decir. Pero aquí estoy.

Tomé la decisión de correr una semana después de salir del coma; mis padres creían que solo era para motivarme, pero iba en serio

¿Cuál fue el momento más duro psicológicamente?

Fue del mes 3 al mes 6 de todo el proceso en Miami. Poco a poco empecé a mejorar, a usar las muletas eventualmente, siempre con mucho dolor de por medio pero poco a poco fue bajando y eso me ayudó mucho mentalmente. Porque al principio estaba sentado, me dolía la pierna, se me hinchaba si la tenía abajo, me sentía mal por todo lo que estaba tomando, no tenía hambre.. era horrible. Vivir era un castigo.

Y supongo que era inevitable también darle vueltas a lo que le pasó y pensar en el fallecimiento de su amigo.

Sí. La muerte de Anthoine me afectó mucho al comienzo. Pero después lo acepté. Esto fue muy temprano y fue algo bueno que hice, que tuve que aceptarlo todo. Al principio estaba como: ‘No puede ser, no puede ser, estoy en una pesadilla”. Hasta que llegó un día que me dije: ‘Mira, debes aceptarlo y empezar a tratar de mejorar el proceso a dónde sea que te lleve, si vas a volver a caminar, si vas a volver a correr… tienes que aceptarlo e ir hacia delante. Pasó, no sé por qué pasó. ¿Por qué me pasó a mí? No lo sé. ¿Por qué murió Anthoine? Tampoco sé. La vida es injusta. Pero tengo que seguir’, Eso es lo que me decía.

La muerte de Anthoine me afectó mucho al comienzo. Pero tuve que aceptarlo todo temprano

Billy Monger me dijo lo mismo. Que el paso clave fue la aceptación.

Es la clave, porque si no entras en un círculo vicioso en el que te sientes mal contigo mismo, no tienes motivación, no lo aceptas y no vas hacia delante. Para mí fue muy importante.

¿Qué pasó luego?

El dolor fue bajando y entonces cada vez incrementaba más mi presión del ‘quiero volver a correr, quiero volver a correr’…

Y esas ganas le motivaron.

(Suspira) ¡No! (mira al suelo). Te desesperan más que motivan. Porque es una pared que tienes que escalar y no sabes por dónde empezar. Y tampoco sabes si vas a poder.

Las ganas de volver a correr no me motivaron, sino que me desesperaban. No sabía por dónde empezar

¿Y ahí quién le ayuda?

Yo mismo. Yo mismo. Saqué un poco lo que aprendí de años atrás. Aquello del si no sabes lo que viene, lo único que puedes hacer es trabajar lo más duro que puedas y algo saldrá. No tienes que saber cómo va a pasar. Solo tienes que confiar en qué va a pasar y trabajar por ello. Esa fue mi filosofía.

Entonces, continué haciendo toda la rehabilitación que se podía hacer, comencé a entrenarme… físicamente, además de las piernas, quería volver a estar ‘fit’. Al salir del hospital de Londres, al principio, ¡hacía pesas con mi teléfono! No te miento. Ahora ya estoy en un estado físico igual o superior al de 2019. Pero hace 3 meses, no. He tenido que bajar como 5 o 6 kilos y ha sido un proceso.

Al salir del hospital de Londres, ¡hacía pesas con mi teléfono!

¿Cuándo le quitaron el marco?

Ese fue el siguiente capítulo. Me quitaron el marco de metal cuando ya habían pasado 14 meses. Y me pilló en pleno coronavirus. Por ello, tuve que dejar de hacer rehabilitación durante mes y medio. La gente dice que me ayudó, pero no, más bien me frenó un poco.

El marco me lo saqué antes de hora. Tenía que tenerlo 3 o 4 meses más. Me acostumbré a él, cuando me lo sacaron me sentía desnudo. Pero me lo saqué antes de hora porque quería correr ya esta temporada 2021. Hablé con el doctor de Miami. Le dije que me lo quería sacar porque quería correr. Le pregunté qué opciones había. Me dijo: ‘Mira, lo único que podemos hacer es que te lo saquemos y te pongamos un clavo de titanio dentro del hueso (del tobillo) que te haga de soporte. Pero hay un riesgo muy alto de infección, y si es una infección dentro del hueso, puede terminar en amputación’. Al principio dije: ‘Ni de coña’. Pero después… cuando se fue otra pequeña infección que tenía, la pierna empezó a recuperarse muy bien y dije: ‘hagámoslo’.

Me saqué el marco de metal antes para volver a competir en 2021. Había la opción de una operación pero si se infectaba… dije que sí

¿Y sus padres qué decían?

Ellos no sabían muy bien todo. Hubo muchas cosas que me las mantuve yo y fui tomando las decisiones. Lo hicimos y fue bien, gracias a Dios. Y ahora mismo tengo el titanio dentro.

¿Empezó entonces a hablar con equipos?

Empezó la última fase, que fue y sigue siendo una de las más complicadas, la de conseguir un asiento. Cuando yo empecé a tener conversaciones con los equipos aún seguía con el marco y con las sillas de ruedas, porque tenía que empezar las conversaciones temprano.

Fui al aniversario del accidente de la carrera de Spa y ahí tuve mis primeras conversaciones. Cuando hablé con ‘Seb’ Philippe, jefe de equipo de ART, le propuse una reunión. Me dijo: ‘Ok’. “Quiero correr con ustedes”, le dije. Y me dice: “Sí, sí, hablemos. Pero tenemos tiempo hasta 2022, podemos hablar durante 2021”. “No, no, yo voy a correr en 2021”. “Estás loco”, me contestó. “¿Cómo vas a correr si vas en silla de ruedas?”.

Le dije: “Dame una reunión, te enseño con el ordenador los reportes médicos y te voy a enseñar los motivos de que es posible”. Aceptó la reunión. Nos encontramos en París a la semana siguiente. Estaba muy nervioso. Le saqué mi ordenador, le enseñé las radiografías, le dije la cirugía que me quería hacer de sacarme el marco antes de tiempo y meterme un metal interno y me dijo: “Estás loco, pero te veo motivado y creo que lo lograrás”. A las dos semanas me dio el ‘ok’.

Hable con el jefe de ART. ‘¿Estás loco, como vas a correr si vas en silla de ruedas?’ me dijo. Le pedí una reunión

¿Estaba seguro de operarse?

Yo le dije que “al 100% estaré listo”. Pero cuando le dije eso, las opciones de que realmente pudiera estar listo eran del 25%. Espero que nunca lea esto (carcajadas). Ahí vino algo complicado. Tenía el equipo, que ya contaba conmigo, todo estaba en mis manos. Si no lo lograba era una cagada, porque además tenía patrocinadores que ya habían hecho los primeros pagos al equipo. El doctor me decía que estaba loco. Y yo le decía que lo sabía, pero que me tenía que ayudar. Ahí me fui a Font-Romeu en noviembre (Francia), al centro de entrenamiento que tenía antes, pero encontré que al contrario del entrenamiento físico, la rehabilitación no era su especialidad. Tenía que encontrar algo más.

Llamé a Xavi Martos (preparador de ‘Checo’ Pérez) y le pedí ayuda. Necesitaba a doctores que habían trabajado con atletas. Me dijo que conocía a Jaume Jardí, el doctor Sánchez Osorio y Joan Soler. Que viniera a Barcelona. Los conocí y me dijeron que era posible. “Lo bueno es que tenemos 2021 para trabajar”. Le dije: “Chicos, en 2021 tengo contrato firmado”. Me decían que era imposible. “Yo lo voy a hacer, con o sin ustedes. O me ayudan a tratar de hacerlo o voy a buscar a alguien más. Tengo contrato firmado. Es una locura, lo sé, pero por lo menos lo intentare”, les respondí. Me fui a Ecuador por Navidad y ya desde el 12 de enero estoy aquí haciendo todo el programa.

Me decían que volver en 2021 era imposible. Le dije: “Chicos, en 2021 tengo contrato firmado.

He visto que tiene un programa muy bien organizado. No para…

Hemos ido paso a paso. Me dijeron que si seguía trabajando como lo hacía en Francia podía haberme fracturado las piernas. Empecé un plan progresivo subiendo carga poco a poco y ahora estoy al 100%.

¿Qué le dice ahora Xavi? ¿Le da la razón ya?

No (risas). Creo que está sorprendido. Nunca imaginó que iba a tener la disciplina para hacer el programa que iba a hacer. Me dijo que si quería correr este año iba a ser mucho trabajo. Pensaba que iba a ser un ‘sí’ se piloto. Pero no. Lo seguí y lo ha visto. Estamos todos orgullosos de lo que he hecho yo y de lo que han hecho ellos como equipo.

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona

Ahora debe enfocarse en la frenada. Si no fuera por eso, ¿estaría al 100%?

El acelerar no tengo problema. No es lo más cómodo, porque este es todo el movimiento de tobillo que tengo (muy limitado), debe ser el 10 o 15%, lo justo para acelerar. Y el último 5% de aceleración lo hago con los dedos. ¡Y funciona!. De rendimiento, lo único que me está quitando ahora es la pierna.

El último 5% de aceleración lo hago con los dedos. ¡Y funciona!

Es el último paso. ¿Cuánto puede tardar?

Es difícil de saber. No hay solo que poner músculo, sino reconstruir poco a poco esa estructura muscular, hacer que todos los músculos funcionen porque algunos están inhibidos. Yo calculo que voy a tardar todo el año en ir recuperándome poco a poco.

Pero la temporada es un hecho. Voy a correr sí o sí. Sin la pierna al 100% puedo correr e igual voy a tener podios y quizás ganar alguna carrera. No es lo ideal hacerlo así, porque pierdo dos décimas por vuelta, pero lo voy a hacer. Ese es el cálculo, aunque depende de la pista.

Sin la pierna al 100% quizás puedo ganar alguna carrera

Dice que quiere luchar por el título…

El objetivo es luchar por el título, es lo que quiero hacer, pero tengo que ser realista. Estoy llegando de un año y medio de estar sentado en una silla de ruedas, pierdo un tiempo fijo por vuelta por un tema físico que está fuera de mi control y estoy corriendo contra chicos que ya van por su segundo o tercer año con este coche. Vamos a ver qué pasa.

Y solo tiene un año firmado.

Sí. Mi plan no es seguir en F3. Mi plan es correr en F2 después.

¿Y volver a la F1 es posible? ¿En cuantos años se marca ese objetivo?

En tres. Quiero hacer F3 este año, F2 en 2022 y F1 en 2023.

Es muy ambicioso, ¿no?

Así es este mundo. Y si no puedo, ya me iré a correr en IndyCar u otra categoría como profesional. Si quisiera podría correr como profesional en GT con un buen sueldo, pero quiero llegar a la F1. Esa es mi mentalidad.

¿Con qué posición estaría contento?

Poder competir ya es la victoria, definitivamente. Después de todo lo que he contado, se entiende cuando digo que este año yo no debería estar compitiendo. Entonces estar ahí ya es un bonus muy muy grande. Es difícil decirte posiciones. Quiero pelear por el título, ganar el campeonato, pero para mí lo más importante es ver progreso y cómo me siento internamente.

Si yo siento que estoy haciendo un buen trabajo, que paso a paso estoy volviendo a ser el piloto que era en 2019 e inclusive mejorando de esa base que tenía, que era la de un piloto muy fuerte, si logro hacer eso y estoy quedando 9º, pues así es este mundo. Hay muchos otros factores, como por ejemplo el pie, ya que es casi imposible ganar el título perdiendo dos décimas por vuelta por el pie. Hay que ver dónde estamos tras la primera carrera y ver la progresión durante el año.

MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona
MD acompaña a Juan Manuel Correa en su trabajo de recuperación y simulador en su casa de Barcelona

Se entiende cuando digo que yo este año no debería estar compitiendo

Supongo que querrá ser ya más noticia por la pista y que le dejen de preguntar por su accidente. ¿Le cansa?

Sí y no. Es algo que siempre me acompañará. Ha cambiado mi vida y mi carrera deportiva. Siempre voy a ser la persona que sobrevivió a un accidente y volvió a correr. Y por parte, me gusta que la gente entienda cuál fue el proceso, porque siento orgullo de haberlo hecho. Es una victoria estar aquí corriendo. No me molesta para nada en ese sentido. Tengo unas 8 entrevistas por semana y todas me preguntan lo mismo. Preferiría que me preguntaran por otras cosas, pero es lo que es. Al final, algo tan negativo ha tenido sus partes positivas. Mi imagen ha crecido y quiero usarlo para ser un ejemplo para otras personas, estoy haciendo un documental que quizás se convierta en una serie en Netflix… es lo que es. No me molesta.

¿Qué frase le marcó y se repitió para seguir adelante?

No hay una frase. Lo que me ha motivado todo este tiempo, incluso antes del accidente, es que soy una persona competitiva, y cuando pienso en ‘ganar’ y ganar a otra gente, eso me motiva, es lo que me da ese impulso. Sí. Para que yo haga algo solo me tienes que decir que no puedo hacerlo. Y lo haré. Solo por callarte la boca, me lo tomo un poco personal. Eso es lo que se necesita para ser piloto. Hay mucho por detrás donde necesitas tener la motivación y creer en ti mismo. Siempre he usado eso, el ganar y ganar a la otra gente. Ser el mejor.

¿Quiere enviar un mensaje a la afición de Mundo Deportivo?

Muchas gracias por todo su apoyo. También quiero mandar un saludo a toda la gente de Ecuador, de donde soy originalmente, ya que me han apoyado muchísimo. Espero que disfruten la temporada que va a empezar. La F3 es un espectáculo maravilloso. Espero que me sigan y que estén chillando mi nombre delante de sus televisores. ¡Gracias!.

Y por último, un mensaje a las personas que le ven como un ejemplo de superación y de vida

Ahora estamos todos pasando por un momento bastante difícil por la pandemia. Creo que se compara un poco con lo que he tenido que pasar yo en el último año y medio desde el momento del accidente. Solo les puedo decir que por experiencia propia, el tener un reto y algo a donde llegar, el tener una visión de dónde quieres estar, te puede llevar a ello. Solo tienes que estar motivado y tener constancia, eso para mí ha sido la clave.

Empezó con 3 años en motocross, pero los karts le enamoraron

“Crecí en una familia muy vinculada al automovilismo por parte de padre y madre. Mis abuelos, de los dos lados, no fueron pilotos profesionales pero sí aficionados. Mi padre también corrió en rallies y de hecho ahí empezó el vínculo directo del motor conmigo, porque al tenerle a él corriendo en rallies, conoció a mucha gente del motor en Ecuador y le convencieron que me pusiera a competir en karts. Yo de hecho empecé en motocross antes de los 3 años, ese fue mi comienzo en el motor. A los 10 probé un kart y desde ese día, nunca más me quise subir a una moto, no quería hacer nada más. Fue como un amor a primera vista. Empecé a correr con karts localmente, como una afición, y poco a poco gané el campeonato nacional en Ecuador dos veces, y luego mi familia y yo nos fuimos a vivir a Florida (estados Unidos) y ahí seguí corriendo, pasando de carreras provinciales, locales, a ganar el campeonato nacional y en 2013 gané el Mundial de Karting. Desde ese momento, me trasladé yo solo a Europa a seguir mi sueño desde aquí. Mi vida debía ser la F1. Me vine a Europa cuando tenía 14 años. En ese momento fue duro, pero para continuar en el camino hacia la F1 era necesario estar en Europa. Corrí aquí con un equipo italiano. Llevo aquí en Europa desde 2014 con excepción del año pasado, porque tuve el accidente y estuve haciendo rehabilitación en Miami. Fui subiendo, de karts a Fórmula 4 y tras un año y medio ahí pasé a GP3 y tras otro año y medio pasé a Fórmula 2 en 2019, lo cual era casi el sueño hecho realidad porque hasta la F1 quedaba un paso. Y al mismo tiempo era piloto de pruebas de Alfa Romeo y me dieron una prueba en un F1 justamente una semana antes del accidente en Spa. Pude cumplir esa parte del sueño, la cumplí, pero luego en Spa tuve el accidente, lo que me dejó en una silla de ruedas durante un año y medio y ahora estoy volviendo a correr para retomar mi carrera profesional”.

Juan Manuel Correa posa para MD en su casa de Barcelona
Juan Manuel Correa posa para MD en su casa de Barcelona

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