Correa se hace fuerte en su hábitat natural


Hace menos de tres meses, pocos se hubiesen imaginado esta situación. Ángel Correa tenía pie y medio fuera del Atlético de Madrid. El jugador argentino prefería salir del club rojiblanco en busca de más protagonismo. Desde los despachos del Metropolitano se veía positivamente esta posibilidad.



Esgrimían que su marcha permitiría realizar otro fichaje, algo que deseaba Diego Simeone. Primero fue James Rodríguez el elegido. Después Rodrigo Moreno. Estaba cerrada la operación con el Valencia y con el propio futbolista. Pero el Milan, al que Correa ya había dado el ‘OK’, no llegaba a las pretensiones del Atlético. Y no llegó. O lo que es lo mismo, el argentino se quedó en Madrid.

Correa comenzó el curso como suplente. La llegada de Joao Félix, que jugaba tanto en la banda derecha como en la punta de ataque, le cerraba las puertas de la titularidad. Tenía minutos en las segundas partes. Pero el portugués se lesionó ante el Valencia. Había llegado su momento.

Y el Cholo, lejos de colocarle en la banda derecha, como en los dos últimos cursos, contó con él en su posición natural, como delantero. Y el argentino, un segundo punta con recursos para hacer daño cerca o dentro del área, y más liberado del trabajo defensivo que debe hacer en el costado, aumentó su rendimiento.

Él mismo lo reconocía tras el choque ante el Athletic, en el que dio dos pases de gol. “Está claro que uno siempre quiere jugar, ayudar al equipo y tratar de hacerlo bien. En la banda es un trabajo más físico y está claro que me cuesta más. Arriba es donde me siento más cómodo y donde creo que puedo ayudar mejor al equipo”, admitió el atacante rojiblanco.

Tres asistencias suma Correa en los dos últimos encuentros. Dos repartió ante el Athletic y otra en Mendizorroza frente al Deportivo Alavés. Una a Saúl y las dos últimas a Morata, con el que está formando una buena sociedad y, junto al madrileño, está sosteniendo el ataque del cuadro colchonero, reñido con el gol en este inicio de temporada, donde firma el arranque realizador más pobre de la historia del Atlético, con once tantos anotados en once jornadas de Liga.


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