Cuando Koi y CR7 hablaban de su libro


El encierro obligatorio ordenado tras la declaración del estado de alarma ha servido, entre otras cosas, para conocer con mayor profundidad a un buen número de deportistas. Las entrevistas y demás conexiones online se han puesto de moda. Las telefónicas también se han prodigado, aunque estas suelen ser más habituales cuando no hay impedimento alguno para salir de casa.



La semana pasada tuve la oportunidad de conversar vía móvil con
Unai Simón
y
Garazi Murua
. Dos charlas que por momentos trascendieron más allá del clásico pregunta-respuesta. Con el portero del Athletic se dio la circunstancia añadida además de que la grabadora falló en primera instancia y hubo que repetir la ‘jugada’, algo que fue posible dada su amabilidad y comprensión.

Tanto el guardameta como la central dejaron patente que su vida cotidiana no se reduce única y exclusivamente al fútbol y a todo lo que rodea a este popular deporte. Ambos tienen tiempo de sobra para compaginar balón y estudios. Unai Simón, tras arrancar en Fisioterapia, optó por cambiar a ADE (Administración y Dirección de Empresas). Garazi, por su parte, ha acabado a sus 25 años la carrera de Económicas y se encuentra actualmente a caballo entre el segundo y tercer curso de Derecho.

Buenas referencias, por tanto, a tener en cuenta en Lezama. No son las únicas, por supuesto; pero sí las más cercanas en lo que a trato personal , online por supuesto, he tenido durante estos últimos días de confinamiento. Dos jóvenes futbolistas que tampoco son ajenos a todo lo que se está viviendo actualmente a causa de la pandemia del coronavirus.

Dos modelos muy distintos

Hace ya algunos años también me referí en esta contra semanal, que hoy por cuestiones del calendario va en páginas interiores, a uno de los casos más chocantes de cuantos se daban en la mal llamada ‘Liga de las estrellas’. Aquellos bien llamados clásicos entre Athletic y Madrid. Aquellos emparejamientos
KoiCristiano Ronaldo
.

El lateral zurdo del conjunto rojiblanco representaba al futbolista del pueblo, al chaval que combinaba deporte con estudios primero y trabajo después y, que así y todo, llegó a Primera División tras haber conocido el llamado fútbol de bronce en varias de sus categorías. El delantero del equipo merengue, en cambio, representaba el glamour que tanto gusta y tanto pone en el mediático fútbol moderno.

Buena parte de los jóvenes y no tan jóvenes elegiría al luso en caso de tener que decantarse por estos dos modelos de jugadores tan distintos. A mí, en cambio, me parece más recomendable el del bravo lateral de Otxandio. Otro futbolista que supo combinar balón y libros.


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