Vaya por delante que siempre es mejor que sobre que no que falte. Gestionar la abundancia no es tan dificultoso como rebuscar en la escasez, aunque también tiene su intríngulis. Por ejemplo cuando existe límite como es en el caso del fútbol. Solo pueden jugar once de inicio. El Athletic encara un problema central. Su eje defensivo es la línea más fiable del equipo. De Champions. Decir que es de lo mejor de Europa puede sonar a bilbaínada, pero no lo es.
Iñigo Martínez, Yeray y Núñez. Sin desmerecer el trabajo del resto del bloque, el centro de la zaga es el pilar sobre el que se sustentan los buenos números del Athletic en los últimos meses. Lo único malo es que no pueden jugar los tres al mismo tiempo, no al menos con el actual dibujo. Ni Garitano parece dispuesto a modificarlo ni quizás sea lo idóneo para un conjunto que carbura adecuadamente en líneas generales.
También es cierto que seguro que al técnico no le importaría tener que rebanarse los sesos con el resto de posiciones al igual que lo hace con el centro de la defensa. Iñigo está consolidado con España y cuenta con muchas papeletas para ser la pareja de baile de Sergio Ramos en la Eurocopa. Yeray lleva una progresión meteórica, como si no hubiera pasado por esa maldita enfermedad. Núñez, recientemente internacional, es campeón de Europa sub 21 siendo una pieza clave. La elección es sencilla y complicada al mismo tiempo. Juegue quien juegue, el puesto estará bien cubierto. Pero uno se quedará en el banquillo.
La rumorología con Núñez se ha activado. En todos los frentes. En una posible renovación y en equipos que llaman a su puerta. Es un caramelo. Por su precio, cláusula de 30 millones de euros, y por su juventud. Eso sí, tiene contrato con el Athletic hasta 2023.
La abundancia en cuanto a centrales no se limita al primer equipo. Vivian asoma la cabeza. Demostró unas condiciones tremendas en pretemporada y sigue curtiéndose con el filial. Sin pasar por alto a Aitor Paredes, ahora en el Basconia. Una gestión global que el Athletic debe llevar con mimo. La última situación similar que vivió el conjunto rojiblanco con un puesto específico no fue hace demasiado tiempo. A la portería le tocó padecer las consecuencias y derivó en inestabilidad.
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