Cuidar la salud auditiva es cuidar la salud mental

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Algo más del 5% de la población mundial sufre algún tipo de problema auditivo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un porcentaje que en España es incluso mayor. “La cifra se estima en torno a un 7%, lo que supone que afecta a unos tres millones de personas”, explica Ana Soto, especialista en audiología protésica de Audika, compañía especializada en salud auditiva con más de 130 centros en todo el país. Este tipo de trastornos afectan cada vez a un sector más amplio de la población: los datos apuntan a que un 30% de las pérdidas auditivas se detectan entre los 35 y los 44 años, mientras que el 26% se produce entre los 25 y los 34 años. “La pérdida auditiva se asocia habitualmente a la edad, pero no tiene por qué ser uno de los factores más importantes”, apunta Soto. “Problemas por exposición a ruido o debido al uso de auriculares se ven cada vez con más frecuencia entre personas jóvenes”.

Los problemas de audición, además, conllevan una serie de cambios en la manera en la que los afectados se relacionan con su entorno que pueden afectar a su calidad de vida y su salud mental. Gran parte de esos factores tienen que ver con la percepción social de una condición que, en muchas ocasiones, es difícil de percibir para los que no la sufren. “En la mayoría de los casos, las personas que sufren pérdida auditiva no se dan cuenta porque el deterioro auditivo ocurre de forma progresiva y lo sufren en silencio durante meses o incluso años. Los primeros en darse cuenta suelen ser los familiares y personas cercanas porque la comunicación empeora y hay cambios en su personalidad y estado de ánimo. Por otro lado, hay personas que saben que tienen un problema de audición pero no quieren reconocerlo, porque lo relacionan con envejecer”, explica Soto.

Detectar los síntomas y seguir un tratamiento adecuado es, por tanto, clave no solo para mejorar la salud auditiva sino para evitar el aislamiento. “Las personas que no oyen bien tienen que hacer un esfuerzo enorme a diario para intentar escuchar”, prosigue Soto. “Se cansan, no pueden participar en actividades cotidianas como hablar con su familia o escuchar la televisión. Esto genera ansiedad, estrés e incluso puede desembocar en depresión. Cuando vienen a nuestra consulta, los pacientes muchas veces nos dicen que les cuesta mucho relacionarse con las personas de su entorno. Existe un peligro de aislamiento social”.

Dejar de percibir sonidos como el del teléfono, dificultad para escuchar sonidos agudos, la aparición de zumbidos o la necesidad de subir el volumen de dispositivos de audio para poder escuchar son algunos de los indicios de que puede existir un problema de audición. Una vez detectado, existen tres posibles vías de tratamiento, según el problema en concreto. “Existen procedimientos quirúrgicos, pero se utilizan para situaciones muy concretas, menos del 10% del total. Es el caso de los implantes cocleares, una técnica que, según Soto, se utiliza habitualmente “en pacientes que han nacido ya con problemas de audición, con resultados muy buenos actualmente”. El tratamiento con medicamentos está destinado principalmente a pérdidas temporales, mientras que el uso de audífonos es otra vía más habitual. “En torno a un 90% de los casos es la mejor solución. Los beneficios son enormes para el paciente. Recuperan esa vida social y su capacidad de comunicación. También aumentan la seguridad en sí mismos, y facilitan evitar el deterioro cognitivo que se puede derivar de estos problemas cuando se prolongan en el tiempo”.

El último estudio realizado por Audika en España recoge que un 97% de las personas que tratan su problema de audición con audífonos mejoran su calidad de vida. La tecnología de los audífonos ha evolucionado de tal forma que, a día de hoy, existen audífonos con sistemas de inteligencia artificial y posibilidad de conexión por vía Bluetooth con todo tipo de dispositivos, desde smartphones, tablets, ordenadores, televisores, entre otros. “Muchas personas se resistían a usarlos porque resultaban antiestéticos o les hacían sentirse diferentes, un estigma que ahora está cambiando”, apunta Soto.

Como explica la experta, “la detección precoz es clave para tratar la pérdida auditiva y evitar, no solo el deterioro auditivo, sino el desarrollo de otras enfermedades cognitivas como la demencia, el Alzheimer o la depresión”. Por eso insiste en la importancia de las revisiones auditivas realizadas de forma periódica, sobre todo a partir de los 60 años. “Este es el primer paso para mejorar su bienestar y su calidad de vida”.

Audika Centros Auditivos. Nº de Registro Sanitario EA-00862. Consultar resto de clínicas en la web audika.es/rs


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