Cumbre para salvar a los Lakers: "Ninguna idea es mala idea"

Cumbre para salvar a los Lakers: "Ninguna idea es mala idea"

No jugar cinco días de forma consecutiva es un lujo dentro del apretado calendario de la NBA. A Los Angeles Lakers les llegó este respiro competitivo en un buen momento, justo después de su tercer triunfo de la temporada y con LeBron James lesionado en la banda. A pesar de ello, no rehúyen los angelinos de su nefasto arranque de curso, que les sitúa penúltimos en la Conferencia Oeste con un balance de 3 victorias y 10 derrotas.

Para tratar su mal inicio y los numerosos problemas en el juego del equipo, la plana mayor de L.A. organizó una cumbre con toda la plantilla y el cuerpo técnico antes de derrotar a los Brooklyn Nets y volver a casa para entrenar y ponerse las pilas. “Mantuvimos las conversaciones que un equipo con 2 victorias y 10 derrotas debe tener”, reconocía Anthony Davis, quizás el único jugador junto a LeBron que se salva en cuanto a rendimiento en lo que va de año.

“Hablamos sobre cómo cada jugador puede mejorar, qué podemos hacer mejor como grupo. Intervino todo el mundo: entrenadores, médicos. Todos. Queríamos desgranar el asunto antes de jugar contra Brooklyn, y la cosa funcionó”, añadía el pívot de 29 años. “En vez de golpearnos la cabeza hemos mantenido un diálogo constructivo y nos hemos escuchado”.

La cumbre angelina contó con las voces de LeBron, Russell Westbrook, Patrick Beverley y AD, pero también hablaron Darvin Ham, Phil Handy y Chris Jent en representación del cuerpo técnico. “Todo el mundo dijo la suya. Ninguna idea es mala idea. La única mala es no tener ninguna”, valoró el técnico de primer año después de una de las sesiones de entrenamiento de esta semana libre. “No hubo acusaciones personales ni nada sobre el carácter de cada individuo, simplemente nos dedicamos a atacar los problemas, analizar qué podemos mejorar y cómo podemos ser un mejor equipo de baloncesto”.

LeBron James da indicaciones a sus compañeros

ETIENNE LAURENT / EFE

Uno de los problemas identificados es la falta de química en un grupo que cuenta con numerosas piezas nuevas para rodear a su big-three. El estilo de liderazgo de Beverley, que ha arrancado la temporada con muy mala puntería, fue otra de las cosas que salió a colación en el diálogo. “Hay que escuchar el mensaje y no el tono”, valoró AD sobre su nuevo compañero, acostumbrado a gritar todo el rato. 

El recién llegado puso el acento en LeBron, de quien dio detalles sobre su capacidad para guiar a los compañeros. “Hay que darle mucho crédito. Fue capaz de orientar a muchos jugadores y en el vestuario respondieron a sus consejos”, dijo el base, que presenta a sus 34 años los peores números de su trayectoria (4,6 puntos y 3 asistencias con un 27,8% de acierto en tiros de campo).

La lista de mejoras

Uno de los problemas de base está en la plantilla. Del número 3 al 15, nadie aporta lo suficiente como para merecer defender la camiseta. El cercano debut de Dennis Schroder y Thomas Bryant, dos de las incorporaciones más aceptables de verano, da algo de esperanza de mejorar la aportación secundaria de complemento a las estrellas. 

Los puntos donde deberían incidir en las próximas jornadas, con cuatro partidos en cinco jornadas contra equipos en registros negativos (Pistons y tres citas contra los Spurs), pasan por el control de daños. Los “errores propios”, una constante en el discurso de Ham, le han costado a los Lakers varias victorias: menos pérdidas, menos faltas, más rebotes y mejores tiros son el objetivo marcado. Es baloncesto básico, pero hasta ahora se les ha atragantado. “Tenemos tendencia a desperdiciar lideratos, y todo es por nuestra culpa. Perdemos demasiados balones y no lanzamos los mejores tiros”, reconoce Loonie Walker IV, uno de los pocos con un rendimiento aceptable (que no notable) dentro de la plantilla.

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Lonnie Walker IV celebra un triple con los Lakers

Mark J. Terrill / AP

Otro punto a tener en cuenta es el dominio en pintura de un Anthony Davis que contra los Nets desplegó su versión más contundente de la temporada con 37 puntos. Ham asegura que le ve mejor que nunca a nivel mental y físico, y eso son buenas noticias si el jugador es capaz de traducirlo en agresividad y juego físico.

Un tercer elemento destacado por el nuevo entrenador es la falta de control del partido en los momentos clave. Así lo explica él: “Tenemos que ejecutar mejor y ser más organizados cuando el partido llega al tramo final. Hay que entender el tiempo, el marcador, el momento y el objetivo de la posesión. Debemos asegurarnos de que estamos organizados, bien espaciados y con todos los jugadores en posición para la acción, y entonces ejecutar”.

El resto de problemas, como la sangrante falta de aciertos desde el triple y muchas veces en los tiros de campo, se solucionarán ordenando y pensando mejor a la hora de ejecutar. Al menos eso piensan los Lakers después de su última reunión de urgencia. “Creo que las cosas se mueven en la dirección correcta, y eso es todo lo que puedes pedir”, decía Westbrook, uno de los asuntos solucionados desde su paso al banquillo y ya convencido protagonista de la segunda unidad de la plantilla.




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