Cyberdog: así es el perro-robot de Xiaomi que parece sacado de ‘Black Mirror’ pero está programado para ser amigable

“Vamos a despertar a Albert”, dice el empleado de Xiaomi. Y así pasa. El cuerpo de plástico y metal, con un lomo gris reluciente, que yace tumbado en el suelo se anima de repente. Cobra vida o, mejor dicho, movimiento. Sus patas parecen demasiado finas hasta que empieza a andar y machaca el suelo con ellas con pisadas marciales. En la testa tiene dos redondeles, una lente binocular que deja espacio en medio para una cámara con Inteligencia artificial (el cerebro está entre los ojos).

Las referencias que tenemos de perros robóticos no resultan especialmente simpáticas. Uno de los más conocidos es el de Boston Dynamics, la compañía que pasó a ser propiedad de Google, quien después la revendió al grupo nipón Softbank y más tarde fue a parar a manos de Hyundai. El primer diseño de estas máquinas cuadrúpedas era poco menos que terrorífico. Uno posterior, más estilizado y funcional, daba menos miedo. Pero sus movimientos aún estaban en las antípodas de ofrecer confianza a las personas.

Al Cyberdog de Xiaomi se le nota que es una versión más evolucionada. Es bajito —levanta alrededor de dos palmos del suelo cuando apoya las cuatro patas— y se le han programado gestos amigables. Se maneja por control remoto con una aplicación móvil. Aunque en el futuro la compañía espera que pueda ser gobernado mediante comandos por voz, según cuenta a EL PAÍS Fabio Arena, director de marketing de producto en Xiaomi. Es decir, sería algo parecido a dar órdenes a tu perro (el de ahora, el de carne y hueso) solo que incluso la inteligencia artificial entendería mejor tus deseos.

Este perro robótico puede andar y correr con cierta velocidad, dar una vuelta completa sobre sí mismo, incluso dar una voltereta hacia atrás, según sus demostradores (aunque ahí uno está tentado de decir cuidadores). En ocasiones tiene un punto amenazador: es difícil salvar el valle inquietante, una hipótesis que dicta que cuanto más parecidos son los robots a las formas animales, especialmente humanas, más desasosiego nos generan. Cuando Cyberdog se alza sobre sus cuartos traseros motorizados no sabes si es una especie de acto de obediencia, como si estuviera pidiendo comida o si será para lanzarse como una bestia del apocalipsis robótico. Afortunadamente, en la demostración que ha hecho Xiaomi para la prensa siempre ha parecido más lo primero.

Sin embargo, lejos de aterrorizar, una de las futuras aplicaciones de este can-máquina se encuadra en la asistencia a mayores o personas con discapacidades. Puede acompañar a alguien, pues gracias a su elenco de cámaras y a la inteligencia artificial identifica a quien tiene que seguir. También puede servir de ayuda para llevar hasta tres kilos de peso en su lomo, ya sea la compra del día o cualquier otra necesidad.

Todo no serán obras benéficas. Otros de los posibles casos de uso será la seguridad, como por ejemplo, hacer la ronda que haría un vigilante en un polígono industrial. Desde luego, oír acercarse a esta criatura por la noche con sus chasquidos electrónicos y su pisoteo tenso puede resultar bastante disuasorio.

Funciona con cámaras y micrófonos, sus sentidos para captar el entorno, que procesa mediante inteligencia artificial con hardware de Nvidia. En cuanto a los sensores, muchos de ellos tienen la marca de Intel, confirma Fabio Arena.

Esta máquina es capaz de despertar un “oooh” teñido de ternura entre su público cuando, en su imitación perfecta de la mascota bien entrenada, levanta una patita para dársela a alguien. Esto no quita para que antes de que se ejecute el saludo, la sala de la demostración se quede un instante en silencio. Un mínimo segundo de expectación en asfixia por ver el resultado. Por saber si aquella criatura era capaz de un gesto de amor hacia los humanos cuando se le ofrecía la ocasión. Si no de amor al menos de buena voluntad. Una garantía de paz sellada con ese saludo, que reafirma a las personas el cuadrúpedo robótico es una máquina amiga.

De momento se vende en China a desarrolladores, para que inventen casos de uso. Está todo abierto. Y la máquina es más barata de lo que se podría pensar: el equivalente a 1.500 euros. Para la siguiente generación de su perro robótico, Xiaomi ensaya con sensores para incorporarle olfato artificial, según destaca el director de marketing de producto en Xiaomi. Así, la máquina sería capaz de detectar el olor de la cebolla o del ajo.

Poco tiene que ver este espécimen electrónico con las referencias que tenemos de la ficción, que no ayudan a sentir afecto por los cánidos robóticos. Una de sus manifestaciones más recientes en la pantalla llegó de la mano de Black Mirror, en el episodio ‘Metalhead’ de la cuarta temporada. Con representaciones de pesadilla como esas no es fácil cogerle cariño a estos bichos. Perdón, máquinas, que a veces se olvida.

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