De la expectación periodística a la realidad

El rey Felipe VI durante su discurso de Nochebuena el pasado 24 de diciembre.
El rey Felipe VI durante su discurso de Nochebuena el pasado 24 de diciembre.CASA REAL

El futuro de la Monarquía tras los escándalos protagonizados por Juan Carlos I origina abundantes informaciones, pero algunos lectores ponen en duda que EL PAÍS les informe de manera adecuada para interpretar bien lo que ocurre. Consideran que noticias presentadas con gran relieve —a veces aparentemente contradictorias— se basan solo en declaraciones de políticos y en la generación de expectativas que luego no se corresponden con la realidad.

En las semanas previas al discurso navideño de Felipe VI, el periódico publicó una docena de informaciones para contar qué opinaban el Gobierno, los partidos o los expertos respecto a lo que debía decir Felipe VI sobre su padre. El diario amplificó la expectación con iniciativas propias, como una encuesta con políticos, juristas e historiadores, que incluía esta pregunta: “¿Debe el rey Felipe VI mencionar los escándalos de su padre y pedir perdón por ellos?”.

Pues bien, el Monarca dedicó al asunto solo 87 de las 1.697 palabras de su mensaje —así lo reflejó el diario— y ni mencionó a Juan Carlos I. Por eso, algunos lectores acusaron al periódico de caer en el “amarillismo” (Germán López de Segura), “engordar el tema” (Enriqueta Fuentes) o limitarse a “poner altavoces a los políticos” (Ángeles Indurain).

También el mes pasado, el periódico difundió informaciones sobre una noticia adelantada por El Mundo el 7 de diciembre en relación con un supuesto deseo de Juan Carlos I de regresar a España por Navidad. Pues bien, el rey emérito no hizo ese viaje y los lectores desconocen si hubo un proyecto de tal visita o si simplemente se pospuso, puesto que la Casa del Rey aseguró que era “prematuro” hacerlo en Navidad, que fue la primera noticia al respecto que publicó EL PAÍS el 11 de diciembre. No solo eso, sino que el periódico difundió el día 14 algunas relevantes afirmaciones no basadas en fuente alguna. Como estas: “Cuentan que allí [en la casa de la infanta Elena] le gustaría pasar a don Juan Carlos la Navidad”; “no es fácil que el emérito logre su propósito, pero si lo consigue difícilmente será que comparta mesa con los Reyes y con doña Sofía, posicionada junto a su hijo”; Elena de Borbón ya le hizo una visita en Abu Dabi, pero “podrían haber sido más”.

Los lectores observan estos días un tercer caso similar. Se inició el 24 de diciembre, cuando Unidas Podemos anunció que presentaría una propuesta de “ley de la Corona”. Cinco días después, EL PAÍS publicó una crónica titulada Sánchez abre la puerta a una ley de la Corona para profundizar la modernización.

Ese titular estaba basado en esta parte de la crónica: “En todo momento [el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez] ha trasladado la sensación de que las novedades son inminentes, aunque no ha querido profundizar. ‘A lo largo del reinado de Felipe VI ha dado pruebas de caminar hacia una Monarquía adaptada a la España del siglo XXI. Ese ánimo de renovación va a continuar. En lo que podamos ayudar, el Gobierno estará a disposición de la Corona’, ha señalado cuando le han preguntado si están trabajando en una ley o será la propia Casa Real la que se autorregule”. Sánchez, por tanto, no pronunció las palabras “ley de la Corona”. Ese concepto estaba en la pregunta.

Pues bien, una semana después, todo pareció quedar en una nueva noticia alejada de la realidad, como se reflejaba en este titular del pasado día 5: El Gobierno promueve transparencia en la Corona, pero sin una ley propia. La crónica empezaba así: “El Ejecutivo echa agua al debate sobre la ley de la Corona”. Y en el texto se insistía en que Sánchez “dio a entender” lo de la ley, pero que en realidad se trataba ahora de “reformas concretas pactadas con La Zarzuela”. Nuevo despiste para los lectores.

El subdirector José Manuel Romero justifica que el periódico cubra con amplitud y detalle todo lo relacionado con la Corona. “Hay dos hechos inéditos y coincidentes”, comenta, “que la ponen en primera línea de actualidad: esos escándalos que rodean a Juan Carlos I —presentó una declaración fiscal complementaria a comienzos de diciembre— y el debate entre Monarquía y República que alimenta, entre otros, Unidas Podemos, hoy socio del Gobierno de coalición”.

En esta columna se recuerda a menudo que EL PAÍS debe ofrecer una información veraz y de alta calidad, “de manera que ayude al lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio”. De los comentarios de los lectores se deduce que no les estamos ayudando lo suficiente para entender qué está ocurriendo entre La Zarzuela, el Gobierno, Juan Carlos I y los partidos, porque algunas versiones que difundimos chocan luego con la realidad.

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