Copse es una de las curvas más rápidas de todo el mundial. Se toma a 280 km/h. Una curva de derechas veloz que no deja indiferente a nadie y que antaño era un verdadero reto para coches y pilotos. En esta ocasión, con los nuevos coches de F1 de 2022, que han traído de vuelta el efecto suelo a la F1, la principal duda era saber cómo sería el rebote que sufren estos monoplazas cuando cogen mucha velocidad, pero esta vez en curvas tan reconocidas como las de Silverstone, las enlazadas de Maggotts, Becketts, Chapel, y sobre todo, la curva que precede a todas ellas: Copse.
Los actuales F1 consiguen la mayoría de su carga aerodinámica gracias al conocido ‘efecto suelo’. El aire pasa por unos canales que hay en el suelo del coche y la diferencia de presión hace que el coche se pegue al asfalto. Sin embargo, los coches de este curso sufrieron desde el inicio el llamado ‘porpoising‘, que no es otra cosa que la pérdida repentina del efecto suelo cuando el fondo del coche se pega al asfalto. Deja de pasar aire y el coche sube rápidamente para volver a bajar cuando se reactiva el efecto suelo.
Eso repetido rápidamente se convierte en un tremendo rebote que hace que la cabeza del piloto salte literalmente. Los equipos habían logrado minimizarlo en la mayoría de pistas, pero en Silverstone reapareció de inicio en sus rápidas curvas. Y pilotos como Alonso trabajaron para encontrar el mejor equilibrio entre el rebote y la velocidad de su coche para saber cuánto elevar la parte trasera de su monoplaza para que fuera conducible.
Ese trabajo dejó la imagen anteriormente citada. Alonso y Alpine debieron ser agresivos con el set-up y eso hizo que el coche rebotara demasiado. A continuación, Alonso volvió a boxes y sus mecánicos ajustaran alturas. Pruebas constantes para encontrar el mejor equilibrio para este sábado de clasificación.