¿De qué hablamos cuando nos referimos a negligencia infantil?


No cabe duda de que casi todas las madres y padres de este mundo no pueden entender la idea de descuidar a un niño. Sin embargo, y tristemente, se trata de un tema que ocurre más de lo que cabría esperar, por muchas razones y varias circunstancias. Hablar de negligencia infantil supone adentrarnos en un terreno pantanoso, pero necesario, ya que supone una de las formas más comunes de maltrato infantil. Y es que, en España, y según datos recabados en el año 2019 por el Registro Unificado de casos de sospecha de Maltrato Infantil (RUMI), la negligencia infantil representa hasta el 50% de todas las notificaciones registradas como sospechosas de maltrato; un estudio que se publicó en el Ministerio de Sanidad y cuya conclusión fue que la negligencia es el tipo de maltrato infantil más frecuente en España.

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Un tema que afecta a la salud física y mental de un niño y que puede acarrearle serias consecuencias a largo plazo. Pero, ¿en qué consistiría el hecho de ser o no negligentes con nuestros hijos, y hasta qué punto somos conscientes o no de ello? Por un lado, la Ley Federal de Tratamiento de Prevención del Abuso Infantil (CAPTA, por sus siglas en inglés), define legalmente la negligencia como “cualquier acto o falta de acción por parte de un padre, madre o cuidador que presente un riesgo inminente de daño grave para el niño”. Esta ley define estos casos como la falta de atención básica como son los alimentos, un hogar, ropa, o una atención médica adecuada.

¿Qué tipos de negligencia infantil existen?

Cuando pensamos en los casos de abandono o descuido hacia un menor, las citadas anteriormente son las primeras cosas graves que se nos vienen a la cabeza, sin embargo, existen varios tipos de negligencia.

  1. La negligencia educativa: un tipo de descuido grave que consiste en el hecho de no matricular a un niño en el colegio, o permitir que el niño falte, o bien, ignorar las necesidades de educación especial, si las necesitara el menor.
  2. La negligencia emocional: se basa en exponer a un niño a la violencia doméstica, al abuso de sustancias, o al el mero hecho de no proporcionarle afecto o apoyo emocional, también una supervisión inadecuada o dejar a un niño solo, y no protegerle de los peligros en general o dejarle con cuidadores inadecuados
  3. La negligencia médica, o el hecho de negar o retrasar el tratamiento médico necesario o recomendado por un experto médico y la negligencia física o no atender las necesidades básicas de un niño como la higiene, ropa, nutrición o refugio, o abandonar a un niño.

“La no sensibilización al cuidado todo lo que requiere el cuidado de un niño le genera una inseguridad constante y la puede expresar con frases del tipo “nadie me va a querer”, pues ya que tus padres son las personas que se supone que más te quieren en el mundo son las que te abandonan”, nos comenta la psicóloga infantil, experta en adolescentes y orientación a padres Romina Guiarrusso, directora de la clínica PSiCOBAi.

Efectos emocionales del maltrato

A pesar de las muchas causas que puede haber detrás de la negligencia, una de las cosas más importantes es cuidar la parte emocional el niño, ya que resulta contradictorio que se sienta querido por encima de todo. La Sociedad Española de Psiquiatría (SEPSIQ) ha evaluado todos los efectos emocionales más frecuentes, y para la psicóloga “La parte emocional es crucial, ya que a menudo estos niños crecen con la creencia de que sus padres no los quisieron e, incluso, sienten culpa”, comenta. Porque a veces, la negligencia es completamente involuntaria, como puede ser el caso de un padre joven que no entiende el desarrollo básico del niño “Es posible que no reconozcan con qué frecuencia su bebé necesita ser alimentado o cambiado”.

En otras ocasiones, las enfermedades mentales o los problemas de abuso de sustancias de los padres pueden impedirles proporcionar a sus hijos la atención adecuada. Un padre que está bajo la influencia de las drogas puede no ser capaz de evitar que su niño pequeño deambule afuera solo. “Desgraciadamente estas son las causas que más se dan unido a la pobreza y la falta de apoyo social, y por eso quedan secuelas en los niños, pero también en los padres, a quienes hay que hacerles también seguimiento”, continúa.

Para tratarles es importante que eliminen las creencias erróneas. “Las frases del tipo “soy un inútil y por eso me abandonaron”, se comienza por corregir. Pero, sobre todo, trabajar con sus emociones, que no se las guarden para no generarles más trauma, sino que las expresen y las empiecen a manejar. Y también, trabajar a sus figuras de apego, ya que las tienen inseguras, y formar las bases de relaciones en el futuro de amistad y de pareja sanas”, explica.

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