De Sarah Jessica Parker a Carolina de Mónaco: la reivindicación de las canas

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Con el paso del tiempo, las canas son inevitables, pero a lo largo del último medio siglo parecía indiscutible que las mujeres debían teñirlas en cuanto aparecían, ya fuera por gusto o por imposición social. Sin embargo, en los últimos años son cada vez más las que deciden lucir una melena gris o blanca, cuidada y brillante, o dejar algún cabello blanco clarear entre los demás. Con esa nueva imagen se pudo ver este verano a Sarah Jessica Parker, en unas fotografías que propiciaron comentarios negativos sobre su aspecto y que ella ha calificado ahora en una entrevista en Vogue de misóginos. “Estoy sentada con Andy Cohen, y él tiene una cabeza llena de canas y es exquisito. ¿Por qué está bien para él? ¡No sé qué decirles!”, ha reflexionado la protagonista de Sexo en Nueva York, de 56 años.

Parker ha sido la última en pronunciarse sobre una tendencia que en los últimos tiempos han abrazado otras actrices como Andie MacDowell —cuya melena canosa en el último festival de Cannes fue fruto de múltiples comentarios a los que respondió asegurando que es un “símbolo de poder”—, pero también son varias las integrantes de la realeza y la aristocracia que han apostado por los cabellos blancos. El pasado 3 de julio, por ejemplo, Carolina de Mónaco aparecía en el concurso de saltos hípicos de Montecarlo acompañada de su hija Carlota y del hijo de este, Raphael. Llamó la atención la aparición del pequeño —de siete años y fruto de su relación con el actor Gad Elmaleh—, que casi nunca aparece en público. Pero también sorprendió la imagen de la princesa, de 64 años, y en concreto su melena. Carolina luce el pelo cano. Algo que se había empezado a atisbar en noviembre en la celebración del día del Principado, pero que ahora se hace más evidente.

No es solo una cuestión de estética, de optar por una melena más corta o por unas mechas. Las canas son algo más. Suponen una reivindicación, un modo de decir que otras formas de belleza son posibles y de dar pie a que lo natural es hermoso, más allá de los esclavos tintes químicos. El pelo blanco, de hecho, ya no es solo una cuestión de edad: mujeres cada vez más jóvenes optan por dejarse canas sueltas de vez en cuando o por no teñirlo en ningún momento. De hecho, cuenta el estilista capilar Eduardo Sánchez, hay una tendencia, una cierta moda a dejar el pelo sin teñir. “Sí que hay gente que se anima, sobre todo porque está directamente relacionado con una parte orgánica, una sensación de liberación, de dejar el estigma por el que se han regido toda la vida. Ellas dicen: ‘Ahora seré yo la que decida’. Se erigen como precursoras de la liberación de esa esclavitud”. Para el estilista, el hecho de que mujeres como la princesa de Mónaco o la Reina de España den el paso genera que lo den muchas otras. “Carolina es una imagen pública, aristocrática… que reivindica que sigue siendo igual de elegante y de guapa con canas. Sí, la gente se anima cuando las ve”.

La evolución del pelo de Isabel II de Inglaterra. De izquierda a derecha en 1982, 1988, 1990, 1991 y 1993.
La evolución del pelo de Isabel II de Inglaterra. De izquierda a derecha en 1982, 1988, 1990, 1991 y 1993.

En las monarquías, la costumbre de dejarse las cañas o teñírselas parece que pasa de generación en generación, que es una cuestión interna. En el Reino Unido, por ejemplo, Isabel II hizo una transición suave y natural entre su melena castaña y un pelo completamente blanco, un cambio que tardó casi una década en completar, de principio de los años ochenta a primeros, casi mediados, de los noventa. Los pequeños mechones canos que empezaron a verse en su melena, corta y rizada, fueron a más a finales de los ochenta y cubrieron por completo su pelo poco después. La reina lleva el pelo blanco desde hace casi 30 años, cuando alcanzó los 65, aproximadamente.

En la familia real británica, la tradición parece que se ha asentado, al menos en parte. Su hija Ana, de 70 años, mezcla en el pelo los tonos marrones con algunos puñados de canas laterales, como le ocurría a su madre en sus primeros tiempos con el pelo blanco. Y mientras que su nuera mayor, Camila (de 73 años), ha optado por una perfecta melena rubia bajo la que se intuyen toques grises, la menor, Sofía de Wessex (de 56), también tira al rubio, pero va dejando que en su pelo se dejen ver cabellos más grises en algunas ocasiones. Quien en cambio no deja entrever una sola cana en su gran melena castaña es la esposa de su nieto, Kate Middleton (de 39). Las tiene, como se logra ver en alguna imagen en la que se retira el pelo, pero las cubre.

Ana de Inglaterra, Camila de Cornualles, Sofía de Wessex y Kate Middleton, en 2021.
Ana de Inglaterra, Camila de Cornualles, Sofía de Wessex y Kate Middleton, en 2021.AFP/REUTERS/GTRES

Algo similar ha pasado en España. La reina Letizia se ha convertido en una de las pocas reinas europeas de su generación en mostrar sus canas. Aunque sus tintes siempre han sido naturales y cercanos a su color castaño, en los últimos años es habitual ver sus canas a lo largo de la melena. Algo que también ocurrió con su suegra, la reina Sofía. Durante los años ochenta y noventa la ahora emérita lució una melena veteada de canas en algunos momentos, mientras que en otros (como se puede ver en imágenes de las bodas de sus hijos, por ejemplo) volvió a teñírselo. Desde hace un tiempo, combina momentos de más tintes con otros de canas, pero no es extraño verle algún mechón gris o blanco.

Desde la izquierda, la reina Sofía en Belgrado en 1985; Jerusalén en 1993, y Dallas en 2001.
Desde la izquierda, la reina Sofía en Belgrado en 1985; Jerusalén en 1993, y Dallas en 2001.

Sin embargo, en otros países las monarquías son mucho más continuistas en cuanto a los tintes. Se ve en las nórdicas: ni las reinas Silvia de Suecia (de 77 años) ni Sonia de Noruega (de 84) se han dejado nunca canas, y siempre han llevado melenas oscuras y teñidas. Y sus hijas siguen sus pasos: Victoria y Magdalena de Suecia, de 43 y 39 años, siguen siendo tan morena y tan rubia, respectivamente, como en su juventud. Y Marta Luisa de Noruega es a sus 49 años tan castaña como su madre, la reina Sonia. Tampoco Mette Marit, de 47, ha dejado nunca sin teñir su melena rubia, casi platino.

De izquierda a derecha: Sonia y Marta Luisa de Noruega; Silvia, Victoria y Magdalena de Suecia.
De izquierda a derecha: Sonia y Marta Luisa de Noruega; Silvia, Victoria y Magdalena de Suecia.Cordon Press

En Dinamarca, en cambio, la reina Margarita, ahora de 81 años, se dejó el pelo blanco en un breve espacio de tiempo, apenas un par de años, entre 1991 y 1993, poco después de cumplir los 50. No tiene hijas, pero por el momento su nuera, Mary (de 49 años) sigue apostando por su larga cabellera castaña y sin canas.

A la izquierda, la reina Margarita de Dinamarca en mayo de 1991. A la derecha, en agosto de 1993.
A la izquierda, la reina Margarita de Dinamarca en mayo de 1991. A la derecha, en agosto de 1993.

En Mónaco solo la siempre elegante y observada Carolina ha roto la tradición del tinte, que por ahora su hermana Estefanía (de 56 años) mantiene. Su madre, Grace Kelly, conservó hasta el fin de sus días una melena rubia y brillante. Pero murió con apenas 52 años.

Desde la izquierda. Carolina, Grace Kelly (a principios de los ochenta) y Estefanía de Mónaco.
Desde la izquierda. Carolina, Grace Kelly (a principios de los ochenta) y Estefanía de Mónaco.GTRESONLINE

Para el peluquero Eduardo Sánchez, las melenas lisas, como las de Letizia o Carolina, son más agradecidas con las canas, y se ven mejor que en las rizadas, gracias a que la cutícula está cerrada y brilla más. Además, explica que requieren un intenso cuidado con champús y mascarillas especiales para evitar que amarilleen. Que nadie las piense como señal de dejadez, sino como una muy calculada forma de expresión.


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