A nadie se le escapa la preocupante situación por la que atraviesa el Bilbao Athletic. Solo hay que mirar la tabla del grupo 2 de la Primera RFEF para ver dónde están los cachorros, Osasuna Promesas y el Sanse. Desde el club se entendió que lo razonable era reemplazar a Bingen Arostegi por Álex Pallarés.
La sequía realizadora, cierto es, ha pasado a mejor vida tres jornadas después, pero Padilla sigue recibiendo más goles de la cuenta. Taparse la cabeza y destaparse los pies. No queda otra que estirar la manta.
Viendo el Brasil-Croacia del pasado viernes nadie diría que había árbitro. Horas después, en cambio, la coincidencia general entre los aficionados al fútbol era que lo peor del Argentina-Holanda fue el colegiado. Nada nuevo sobre el horizonte tratándose de quien se trataba.
Mateu Lahoz dejó patente a nivel mundial que le pierde el protagonismo y que a veces está más pendiente de lo que ocurre fuera que dentro del terreno. Nada nuevo por estos lares. El Athletic ya le ha sufrido en más de una ocasión.