Derrota por incomparecencia

Me imagino en la piel de un seguidor del Eibar, tras admirar el enorme derroche físico de los de
Mendilibar
para empatar el partido ante el Betis, y calibrar el papelón que hizo el Athletic en El Alcoraz el miércoles. Da que pensar.

No valen paños calientes. Pocas veces me he sentido tan avergonzado del espectáculo que han representado los rojiblancos sobre un campo de fútbol. Un esperpento, un simulacro de choque en el que no hay ni patadas. Una pantomima similar a un partido de pretemporada con la hierba alta y fuerte calor estival.

A
Churchill
se le atribuía la frase en la que decía “he tenido que cambiar de partido para no cambiar de principios”. Pues bien, el miércoles debí haber cambiado de canal para no tener que cambiar de equipo o de deporte. ¡Qué imagen más lamentable! Deberían pedir perdón a la hinchada. Fue un menosprecio a la camiseta y al escudo que defienden.

Ni siquiera disputaron el encuentro, -y digo encuentro pues no puedo calificarlo de choque-. Fue una derrota por incomparecencia. El árbitro debió conceder un 3 a 0 a los locales por no haberse presentado el rival en hora y lugar. Y la Federación o la Liga quitarles tres puntos en la clasificación, para que no se repita.

El Athletic, como un estudiante de la era pandémica, escuchó el monólogo del Huesca a distancia, desde casa, por video asistencia. Sin voz ni voto. Ni ganas, añadiría yo. Y por primera vez, intuí a un Marcelino hastiado, incapaz de reaccionar desde el banquillo. Asistió al degradante espectáculo que perpetraban sus chavales durante una hora sin hacer un solo cambio, ni exigir un poco de vergüenza torera. Y no me vale que frente al Madrid lo den todo, no. Deberían pedir perdón.


Source link