Diego Carlos, de villano a héroe

Diego Carlos llegaba a la final de la Europa League con algunas dudas planeando sobre su figura. Tras completar una temporada soberbia en su primer curso en el sevilla, el central brasileño bajó su rendimiento en la fase final de la competición cometiendo dos penaltis muy torpes en dos partidos.

La dupla Lukaku y Lautaro se presentaba en el partido decisivo como la gran baza del Inter para acabar con el glorioso ciclo del Sevilla en la Europa League y como una prueba de fuego para Koundé y Diego Carlos, dos centrales jóvenes y sin experiencia previa en duelos de este tronío.

En el minuto dos del encuentro, una carrera fulgurante del delantero belga sacó la cadena al zaguero del Sevilla, que cometió un grosero penalti que supuso el 0-1 en el amanecer de la final. Lukaku advirtió las dudas de Diego Carlos y siguió insistiendo por su perfil, mientras a su lado un Koundé fenomenal anulaba por completo a Lautaro.

Así las cosas, una falta de Diego Carlos sobre Lukaku derivó en la falta lateral que supuso el 2-2 de Godín. El central uruguayo, por cierto, se convirtió en el sexto jugador en marcar en una final de Champions y en otra de Europa League.

Tantas dudas planeaban sobre Diego Carlos que su socio Koundé, de 21 años, trató de animarle cuando los 22 protagonistas enfilaban el camino de los vestuarios en el descanso.

En la reanudación, la mejoría general del Sevilla coincidió con el crecimiento de Diego Carlos, que aún así no estuvo fino al dejarse ganar la espalda por Lukaku. En esta ocasión el acierto de Bono en el mano a mano alivió al brasileño, que se redimió escasos minutos después.

Una falta lateral botada magistralmente por Banega a un cuarto de hora para llegar a la prórroga la despejó mal De Vrij y Diego Carlos, de espaldas a portería, se sacó de la chistera un remate acrobático de chilena. Caprichos del destino, el balón que se dirigía a línea de fondo lo desvió a portería Lukaku, la pesadilla de Diego Carlos, para acercar la gloria a Sevilla.

Fundido, Diego Carlos tuvo que abandonar el terreno de juego contra su voluntad en los instantes finales. De villano a héroe, Diego Carlos ya es historia grande del Sevilla.


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