Diez presidentes autonómicos alertan del riesgo de contagio de la crispación de la capital


Vuelve el nerviosismo al PP. Barones, dirigentes y exdirigentes consultados por este diario coinciden en que están atrapados en una pinza entre el partido de Abascal, que trata de colocarles en una situación incómoda con su moción de censura, y Pedro Sánchez, al que consideran el principal beneficiado por la “radicalización” del discurso de la dirección. Las fuentes consultadas piden dejar de disparar a todo y centrarse en la economía y la gestión.

El viernes, España era Venezuela — “Podemos alardea de haber estado en el centro de las políticas represivas del régimen de Nicolás Maduro como asesores y ahora pretende extender a España la misma estrategia de socavar los pilares de la democracia”, dijo Casado—. Este lunes, Polonia — “Pedro Sánchez quiere politizar la justicia y pone en peligro los fondos de la Unión Europea, tal y como le está ocurriendo hoy a Polonia. Porque una justicia intervenida podría dar lugar a sanciones de la UE”, declaró Teodoro Garcia Egea. El secretario general de los populares obvió que el pasado enero, los eurodiputados españoles del PP votaron a favor de Polonia y en contra de la mayoría del Parlamento Europeo, que quería imponer una vigilancia estricta sobre el país que pretende jubilar a jueces progresistas.

El presidente del PP, Pablo Casado, acompañado por el secretario general, Teodoro García Egea (izquierda), durante el comité de dirección del partido celebrado este lunes. En vídeo, García Egea evita en seis ocasiones revelar la postura del PP respecto a la moción de censura presentada por Vox.EFE | PP (VÍDEO: EPV)

El desconcierto se ha instalado en parte del PP. Dirigentes de distintos territorios y más y menos próximos a Casado coinciden en que la estrategia de disparar a todo no está funcionando. Y resucita las suspicacias de veteranos del partido que advierten hace meses a Casado —incluso desde las elecciones andaluzas de 2018—, que al acercarse al discurso de Vox, solo contribuye a alimentarlo.

“No nos beneficia nada hablar del Rey o de memoria histórica. El debate político se está radicalizando mucho, que es lo que buscaban el PSOE y Podemos. Y ante eso, mucha gente asustada vota estabilidad, es decir, Gobierno, y mucha gente cabreada, voto de cabreo, o sea Vox”, opina un dirigente de la etapa de Mariano Rajoy. “Si el debate no se modera, Vox seguirá subiendo. Necesitamos hablar de economía, de nuestra experiencia”, añade.

“Sánchez hace una estrategia de engordar a Vox con asuntos muy ideológicos”, afirma un presidente autonómico del PP. Y en ese contexto, mejor alejarse. “Los escenarios de indignación y polarización”, añade otro dirigente autonómico, “favorecen al populismo: en 2015 era Podemos y el 15-M y hoy ocurre con la derecha”.

La economía era, de hecho, el objetivo de Casado al inicio del curso político. El partido confiaba en poder repetir en las próximas elecciones la secuencia de 2011, cuando el PSOE perdió las generales arrasado aún por las consecuencias de la crisis económica. El líder del PP tenía, sin embargo, un problema: muchos de los gestores que mejor podían exponer esa estrategia se habían ido o habían sido apartados por él mismo. Los perfiles de etapas anteriores que encajaban con el mensaje de la experiencia de gestión—Elvira Rodríguez o Ana Pastor— ganaron protagonismo. Pero todo empezó a torcerse con la crisis en Madrid por la gestión de Isabel Díaz Ayuso. Casado volvía a los viejos tiempos y recuperaba la hipérbole como principal recurso de comunicación.

En los últimos días, el líder del PP ha acusado al Gobierno de querer “hacer llegar la República sin cambiar la Constitución o la independencia de Cataluña sin cambiar la carta magna”. Ninguna de las dos es posible y el propio Pablo Iglesias ha admitido que los números no dan para satisfacer sus ambiciones republicanas.

Con las siglas del PP envueltas en una investigación sobre el presunto uso de policías y fondos reservados para destruir pruebas desfavorables y fabricar otras contra los rivales políticos, Casado acusa al Gobierno de “someter a los servicios policiales” para actuar como “brazo acusador” contra la oposición. En esa línea de hipérboles, García Egea declaró este lunes que las restricciones impuestas en Madrid son “el acto de pegada de carteles de Salvador Illa en su campaña en Cataluña”. El ministro de Sanidad no ha sido nombrado candidato en los comicios catalanes. Localidades dentro y fuera de España con mejores datos que la Comunidad presidida por Ayuso han aplicado restricciones. Y un compañero de partido, el popular Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, ha afirmado públicamente que las apoya “por responsabilidad”. Este lunes, antes de llegar siquiera a los criterios fijados por el Gobierno, decidió cerrar Palencia, que tiene menos de 100.000 habitantes, por lo que, en teoría, no estaría obligada a aplicar las medidas de Sanidad.

El PP cae en algunas encuestas, como la de GAD-3 para Abc, que le da 18 diputados menos que en julio y 13 más a Vox. La dirección quita hierro a los malos datos de estimación de voto, que atribuye solo al caso Kitchen, es decir, a la etapa anterior, la de Rajoy. “Estamos a menos distancia del PSOE que en septiembre. Esa es la clave”, afirma un miembro del comité de dirección, que también resta importancia al ascenso de Vox: “Cuando no estamos ante un escenario electoral, el voto no es racional, sino pasional”.

Divididos por la moción

Seis veces le preguntaron este lunes los periodistas al secretario general del PP si en la moción de censura de Abascal se abstendrán o votarán en contra. No hubo forma de que respondiera. García Egea se limitó a decir que no la apoyarán porque “es un balón de oxígeno a Sánchez”. El expresidente José María Aznar opina que mejor “en contra”. La exportavoz en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo, que “solo es razonable abstenerse”. Este lunes, al ser preguntada en TVE por los malos datos del PP, aseguró que su cese es “perjudicial para el partido”. Un presidente autonómico se burla de esa afirmación: “Empezó en Ciudadanos [tras abandonar a Rajoy, Álvarez de Toledo confesó haber votado a Albert Rivera], siguió en el PP y ahora es la musa de Vox”. Otro barón sí cree que “los conflictos internos restan apoyos” y que “el cese de Cayetana fue importante, al tratarse de la voz más mediática del partido”.


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