Dimitrov alarma al tenis mundial

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Vista exterior de la pista Arthur Ashe, en el complejo Billie Jean King de Queens, Nueva York. / J. D. (AP)En medio de un tenso tira y afloja entre los jugadores y los organismos, el regreso del tenis va adoptando forma y este martes se produjo una confirmación que, a priori, destrabará un calendario sacudido y congelado desde principios de marzo. Pese al rechazo de la mayoría de los jugadores, escépticos ante la situación de incertidumbre mundial y todavía más con respecto a Nueva York, el US Open se celebrará del 31 de agosto al 13 de septiembre, según anunció la Federación de Tenis Estadounidense (USTA). Y lo hará sin público.El órgano federativo estadounidense emitió un comunicado para anunciar que el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, ha aprobado el plan para que se desarrolle el Grand Slam y previamente el Masters 1000 de Cincinnati, que arrancará el 17 de agosto y se mudará circunstancialmente de Mason (Ohio) al barrio de Queens. De esta forma, se creará una burbuja protegida por estrictas medidas preventivas y sanitarias que todavía se negocian con los profesionales. Entre otras, test del coronavirus y transportes y residencias específicas para la ocasión, así como la prohibición de pisar Manhattan.A falta de confirmación oficial, la WTA volverá el 3 de agosto y la ATP el 10, en Washington“Reconocemos la gran responsabilidad que tenemos al organizar uno de los primeros eventos deportivos mundiales en estos tiempos difíciles, y lo haremos de la forma más segura posible, evitando todos los riesgos potenciales”, explicó la USTA en la nota. “Podremos mostrar al tenis como el deporte ideal de la distancia social y la celebración de estos dos eventos servirá de impulso para la ciudad de Nueva York y nuestro deporte”.El US Open, de esta forma, se sale finalmente con la suya, aunque su pretensión inicial incluía espectadores en las gradas. La ATP anunciará oficialmente este miércoles la disputa del torneo, y del mismo modo cómo queda el calendario de aquí a final de temporada. En un principio, el circuito femenino podría arrancar con algo de adelanto, el 3 de agosto en Charleston y Palermo, y el masculino despegaría el 10 en Washington. Tras el major neoyorquino el tour se trasladaría a la tierra batida europea, con Madrid (13 de septiembre), Roma (20) y a continuación Roland Garros (del 27 de septiembre al 11 de octubre).Halep se desmarcaLa luz verde al US Open se produce ante la negativa de muchos tenistas a jugarlo, puesto que recelan de las medidas impuestas para competir allí, así como las bases del torneo y, sobre todo, la garantía de que todos los tenistas puedan desplazarse a Nueva York. El técnico de Serena Williams, el francés Patrick Mouratoglou, dijo hace unos días que su jugadora no terminaba de verlo claro, pero se desdijo en la BBC: “le encantaría jugar el torneo”. El número uno, Novak Djokovic, expresó su desacuerdo con las normas y Rafael Nadal incidió en que si no pueden acudir todos los integrantes del circuito, el evento no debe celebrarse.Mientras, el equipo de la número dos del mundo, la rumana Simona Halep, dejó entrever este martes que no participará en Flushing Meadows y solo jugará en la arcilla europea, por lo que tampoco intervendría en una gira asiática posterior. “Si las condiciones siguen igual, como Simona ha comentado, es muy poco probable que juegue”.Con más optimismo vislumbra Garbiñe Muguruza la evolución de los acontecimientos. “Es alentador ver que las cosas avanzan para que podamos volver a la pista este verano. La seguridad es lo primero para todos y, con eso en mente, espero que podamos jugar en Nueva York”, transmitió a través de Twitter la 16ª del mundo.El protocolo de seguridadA la espera de conocer cuál será la reacción definitiva de los jugadores, el US Open informó del plan de seguridad que implantará. El torneo impondrá un protocolo que afecta al desplazamiento de los profesionales, sus invitados, las estancias, el transporte, la alimentación y los vestuarios. Sin embargo, será más laxo de lo que planificaba. En concreto, la USTA propone que los jugadores se desplacen por su cuenta a Nueva York y serán sometidos a la prueba de coronavirus en el propio hotel. Allí dispondrán de dos habitaciones (la segunda corre a cargo del tenista), aunque tendrán la posibilidad de alquilar una casa privada fuera de Manhattan, como se hace en Wimbeldon.Se les facilitarán una serie de servicios adicionales como un gimnasio ampliado, sala de recuperación, fisioterapia privada y zona de relajación. Se desinfectarán rigurosamente los vestuarios y respecto a la alimentación, los participantes dispondrán del Players Dining para el desayuno, la comida y la cena, y también podrán pedir las comidas por adelantado a través de una aplicación móvil.En referencia al transporte, el grande norteamericano indica que el servicio oficial operará entre los hoteles del jugador y el complejo Billie Jean King. El sistema de traslado consistirá en un autobús de 55 pasajeros que se llenará del 25 al 50 por ciento. El conductor estará aislado por una mampara plástica y la limpieza será exhaustiva antes y después de cada viaje.


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