Dolores Corbella: “Soy una arqueóloga de las palabras”


Dolores Corbella (Santa Cruz de Tenerife, 62 años) fue elegida académica de la lengua el 17 de febrero en el tercer intento, tras dos candidaturas previas infructuosas. Catedrática de Filología Románica en La Laguna desde los 37 años, ha dedicado gran parte de su trabajo al español de Canarias. Desde hace 86 años no ingresaba en la Academia nadie nacido en las islas. El último había sido el físico Blas Cabrera, en 1936, que leyó su discurso y partió para el exilio.

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Pregunta. Ya se lo espera, ¿no?: ¿qué le parece el llamado “lenguaje inclusivo”?

Respuesta. El problema no está en la lengua en sí sino en la actitud que hay detrás de algunos mensajes. El registro machista es inaceptable. Hay que seguir educando en igualdad.

P. Entre los 10 académicos actuales de más reciente ingreso hay 5 mujeres. ¿Vamos bien?

R. Vamos por el buen camino. Quienes entran en la Academia deben ser los mejores, los representantes de la sociedad, de la literatura, de la filología, de la ciencia. La incorporación de la mujer tiene que considerarse como algo normal en todos los ámbitos. Y eso también se tiene que reflejar en la Academia, no por ser mujeres sino por ser referentes. Emilia Pardo Bazán o María Moliner deberían haber entrado… El trabajo de María Moliner provocó que se añadiera el femenino “lexicógrafa”, en 1984.

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P. ¿Qué le sugiere el dicho “a la tercera va la vencida”?

R. Que bien está lo que bien acaba.

P. La avalaron el filósofo Emilio Lledó, el lexicógrafo José Antonio Pascual y la escritora Carme Riera. Eso es transversalidad.

R. Y antes Margarita Salas, Gregorio Salvador, José Manuel Blecua y Pedro Álvarez de Miranda… Personas a las que admiro. Y sí, un lexicógrafo no tiene más remedio que ser transversal.

P. ¿De qué hablará en su discurso de ingreso?

R. Yo sólo puedo hablar de lo que sé… Hablaré sobre la historia del léxico diferencial. Soy una arqueóloga de las palabras.

P. ¿Cuándo decidió ser filóloga?

R. Lo decidí porque tuve en el instituto una magnífica profesora de latín: Adelaida Alemán. Ella me hizo leer, me hizo descubrir. Y en la universidad, también tuve otro referente femenino: Inmaculada Corrales.

P. Ha analizado la influencia del portugués en Canarias. Caramba, alguien que mira a Portugal…

R. Canarias sí mira a Portugal. Cuando a mis amigos de Galicia les digo “esto lo hizo con jeito” [maña], me contestan que eso es influencia de mi padre, que era gallego; pero en el Archipiélago viene del portugués. El océano nos ha unido. Los árboles de la laurisilva canaria tienen nombres lusos: barbusano, viñátigo, acebiño, palo blanco… Algunos términos portugueses se encuentran ahora en América porque pasaron por Canarias. Por ejemplo, la cachaça o cachaza de la caipiriña se documenta en Canarias en 1527. En Brasil no hay ingenios de azúcar [trapiches donde se muele la caña] hasta 1535. Luego la palabra no es brasileña.

P. ¿Aportará canarismos al Diccionario?

R. Habrá que mantener un equilibrio. Eso sí, como canaria llevo la tarea hecha (se ríe). Propondré matizar algunas definiciones, etimologías, grafías… Por ejemplo, en él figura “milara” , pero se debe escribir “milana” [una especie de bandeja].

P. ¿El dicho “había más gente que en Los Sabandeños” no cuela como canarismo?

R. No cuela, pero ¡cómo llenan el escenario! (ríe). Gracias a ellos se habla también de “misa sabandeña” y “canto sabandeño”. Su nombre viene del topónimo canario La Sabanda, el lugar donde empezaron a reunirse. Ahora suelen ensayar aquí en La Laguna, a veces aprovecho para escucharlos. Y van a actuar en el XXX Congreso de Filología Románica [en julio, en La Laguna]. ¡Un lujo! Se lo pedí a Elfidio Alonso, su director, y me dijo: “Lo que quieras, mi niña”.

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