“Echo mucho de menos hacer las maletas e irme a un campo de fútbol”

Jugó a fútbol en el Bizkerre y colgadas las botas no pudo olvidar el olor de los campos de juego y se inclinó por el arbitraje. Iragartze Fernández es una conocida árbitra asistente de la Liga Iberdrola y a la vez enfermera. Ejerce en el centro de salud de Rekalde, “uno de los cuatro centros referentes del coronavirus en Bilbao”. En ese lugar está batallando contra el maldito bicho. “Es el partido más importante que he tenido hasta ahora. No son solo 90 minutos. Psicológicamente estamos bastante cansados los sanitarios. Se está haciendo duro”, reconoce.



Aunque parece algo estabilizada la casuística, aún queda muchas jornadas de pelea ante un incómodo visitante que se zafa con frecuencia de los marcajes. “Hemos visto que han ido descendiendo los números con personas con coronavirus. Después del puente, por ejemplo, ha venido más gente al centro de salud porque igual pensaban que estaba cerrado. No ha venido tanta gente este fin de semana y este lunes ha venido en más número”, apunta Iragartze.

Es el partido más importante que he tenido hasta ahora. No son solo 90 minutos. Psicológicamente estamos bastante cansados los sanitarios. Se está haciendo duro

El golpeo de esta sucesión de casos, aunque demoledor, tiene que dejar abierto el camino a la esperanza. “Tenemos que ser optimistas. Lo más importante es que vayan descendiendo los números de contagios y poco a poco ir cogiendo fuerzas. Tenemos una parte de la plantilla que está enferma, pero cada día que pasa es uno menos para que se reincorporen al trabajo y puedan echar una mano”, describe.

Iragartze, linier en la Liga Iberdrola
Iragartze, linier en la Liga Iberdrola

Y es que el minúsculo mal tiene mil caras por descubrir, haciendo más laboriosa la tarea. “Es un virus muy nuevo, desconocido para nosotros. Tenemos miedo, porque cada día que pasa conocemos algo más de él. Tenemos mucha desconfianza de él, porque no sabemos quién se ha contagiado. Hay gente que viene con una sintomatología clara, otros vienen más asintomáticos. Nadie se quiere acercar a nadie, no podemos tocar la manillas, las puertas. El miedo es algo que está presente, es algo nuevo que no conocemos y se trata de poco a poco ir conociéndolo y atacarle de frente”, explica .

Estamos viendo que una erosión cutánea, una diarrea, unas nauseas, una cefalea, también puede ser sintomatología del coronavirus

Tal es la complejidad del virus que hay una cierta confusión entre los ciudadanos. “Antes se veía que los síntomas claros eran la fiebre y la tos, y ahora estamos viendo que una erosión cutánea, una diarrea, unas nauseas, una cefalea, también puede ser sintomatología del coronavirus. Esos casos los tomamos como posibles coronavirus. Tenemos el abanico de síntomas muy amplio. Cualquier caso que veamos que es sospechoso hacemos la prueba”, detalla.

Ante tanta acumulación de trabajo, de una intensidad que desgasta, no es de extrañar que Iragartze desea pisar de nuevo un campo de juego. “Es mi vía de escape y echo mucho de menos hacer las maletas e irme a un campo de fútbol. Es una forma de desconectarte. Ahora lo echo de menos, pero estamos tan centrados, en mi caso en la Enfermería, en ayudar a la gente, que eso pasa a un segundo plano. Ya volveremos con más ilusión que nunca, pero es el momento de centrarnos en el coronavirus”, admite.

Echo mucho de menos hacer las maletas e irme a un campo de fútbol

Como quiera que el confiamiento se está haciendo largo -y puede alargarse bastante más-, no queda más medicina que la disciplina. “Entreno todos los días. He madrugado, he desayunado, he hecho horita y poco de ejercicio y luego corriendo a trabajar. Cuando uno quiere siempre saca tiempo de donde sea. No podemos dejarnos y cuando volvamos dentro de un mes estar en malas condiciones”, prevé con un optimismo quizá errado. “Es una forma de tener la cabeza, la mente en buen estado. Ojalá, crucemos los dedos y que así sea”, suspira.


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