Eder Sarabia: “Con Messi la química no fue la deseada”


Escasas veces, en el fútbol español, un segundo entrenador ha alcanzado la dimensión mediática de Eder Sarabia (Bilbao, 40 años) en su etapa de ayudante de Quique Setién en el Barça. Y ya antes con menor repercusión en Las Palmas y el Betis. Ahora es ya jefe. Uno de los capitanes del Barça, Piqué, lo ha elegido para liderar su proyecto, el FC Andorra, en Segunda B. Eder, sin complejos, repasa todo lo vivido en el club azulgrana y cómo afronta su presente y futuro como técnico.

Pregunta. Suena la megafonía. Entrenador: Eder Sarabia. ¿Cómo le suena?

Respuesta. Muy bien. Llevaba mucho tiempo luchando por ello. Quise ser futbolista, pero no me dio y con 24 años ya pensaba en ser entrenador. En mis años del Danok Bat, del Villarreal, fui primer entrenador, pero cuando Quique Setién me propuso ser su segundo no lo dudé. Siempre me he sentido primer entrenador.

P. ¿Por qué no le dio para ser futbolista?

R. Jugaba bien, era zurdo, tenía calidad, veía bien el juego, pero no lo ejecutaba bien. Jugué en Tercera y estuve a punto de hacerlo en Segunda B, pero me di cuenta de que no iba a llegar arriba. Mi padre decía que era porque él había pasado hambre y yo no.

P. ¿Eder o míster? ¿De tú o de usted?

R. Prefiero Eder y tutearnos, por supuesto. Tengo 40 años. Con algunos jugadores no me llevo muchos. Me gusta estar cercano al futbolista en los otros aspectos que rodean el fútbol. La oportunidad del Andorra me ha llegado en el momento justo. Tengo un bagaje importante en todas las categorías y he recogido un muy buen aprendizaje. Estaba seguro de que me llegaría esta oportunidad.

P. ¿Segunda B es la división justa para comenzar?

R. Primero pensé en Segunda. Hubo alguna posibilidad. Tuve dudas. Venía del Barça y era bajar varios peldaños, pero me convenció el proyecto. Estoy en el sitio perfecto. Un club familiar. A veces nos falta agua para regar la hierba artificial y ropa para entrenarnos, pero es volver al barro. Nadie me ha regalado nada.

P. ¿Cómo quiere que sean sus equipos?

R. Como se ve al Andorra. Dominador, que juegue en campo rival, defender con el balón. Al principio hemos priorizado ser lo más sólidos posibles en defensa. Quiero orden y rigor pero que el futbolista tenga iniciativa.

P. Como primer entrenador continúa siendo tan activo en la zona técnica como de segundo…

R. Vivo el partido de pie. Tengo dos ayudantes que son más tranquilos y ponen el contrapunto. Vivo el fútbol con pasión. No lo puedo remediar. Mi papel con Quique era ese y sé que ahora tengo que cambiar detalles, pero nunca podré cambiar mi esencia. No puedo perder el nervio que llevo dentro. He aprendido mucho de mi situación y a tocar las teclas que hay que tocar. Ahora sé que hay jugadores a los que no les gusta que les hables con esa vehemencia. Otros sí. Me lo han dicho. Incluso en el Barcelona.

Yo soy del Athletic desde niño, pero el Barça era y es mi otro equipo

P. ¿Del Barça salió quemado?

R. No. Todo lo contrario. En otro momento de mi carrera posiblemente me hubiera afectado más. Para mí juventud llegué con cierta madurez. Me quedo con todo lo bueno que me pasó. Soy de los que me desgasto poco en lo que no puedo controlar. Yo soy del Athletic desde niño, pero el Barça era y es mi otro equipo.

P. Llegó enamorado del club y salió decepcionado, ¿no?

R. Cuando llegas y ves cosas a nivel de funcionamiento que no están bien, es normal que te decepciones. Por algo está pasando en el club todo lo que está pasando y los cambios que se preparan. No lo dije yo solo. Lo han dicho Piqué, Messi… Leo se quiso ir. Me fui con una sensación de tristeza en ese sentido. Nos querían reubicar en otros puestos técnicos. Para quedar libres y poder trabajar en otro club tuvimos que renunciar a una parte importante de nuestro contrato. Hemos cobrado hace poco un plazo. A Setién no le han pagado. Todo eso me decepcionó, pero no cambio por nada del mundo todo lo que me pasó en el Barça. ¡Pero si hasta en un partido antes de la pandemia corearon mi nombre en el estadio!

P. ¿Ni siquiera borraría el 2-8 del Bayern o la bronca de los vestuarios de Vigo?

R. No. Me ha servido para aprender mucho. Como dice Vicente del Bosque, todo lo que sucede, conviene. Todo lo que me pasó en el Barça me ha hecho ser mejor. Incluido el 2-8. No era un equipo preparado para afrontar retos importantes. Estaba cogido con hilos. Y lo de Vigo son circunstancias que pasan con los jugadores. Hablas en caliente.

No encontramos al mejor Messi en el estado anímico

P. ¿Messi de cerca es como el Messi lejano que idolatraba?

R. Ser Leo Messi es dificilísimo. Eres el mejor jugador de todos los tiempos. Eres conocidísimo. No puedes salir a la calle. Te cierras en tu grupo de amigos y familiares. No tienes otro tipo de relaciones, ni puedes contrastar opiniones con otros. Todo eso produce un cansancio y desgaste mental. Por eso se quiso ir. Nosotros no fuimos capaces de tocar las teclas para sacar lo mejor de él. La química no fue la deseada. No encontramos al mejor Messi en el estado anímico. Él debe estar más limpio para desarrollar su fútbol. Al principio tuve buenísimas conversaciones futbolísticas con él. Es un ganador, solo hay que hablarle de fútbol, darle dos o tres mensajes para ganar. Lo demás lo tiene.

P. ¿Esperaba usted alcanzar el protagonismo que alcanzó?

R. No. A veces los papeles se cambiaban. Ser primer entrenador es más importante para el pensamiento del futbolista. Quique me daba ese protagonismo, pero mandaba él. Actué como me gustaría que actuara un segundo mío que tiene toda mi confianza. Discutíamos bastante. Sabía que estaba expuesto, pero no le di la mayor importancia. Se dio demasiada dimensión, por ejemplo, a lo del Bernabéu. Cuando los resultados no se dan, se saca punta a todo. Unos intentan desestabilizar a los otros.

P. Se dijo que el vestuario no le quería y ahora uno de los capitanes, Piqué, le lleva al Andorra…

R. Varios jugadores me han mandado mensajes para felicitarme. No creo que haya dejado enemigos en el Barça. La llamada de Piqué es un espaldarazo.

P. ¿Cambiará las formas?

R. En ocasiones tengo que contenerme. Llevo tiempo trabajando con una persona [coach], antes y después del Barça. No me preocupa mi imagen exterior. No es malo que se me vea como un apasionado del fútbol, pero no me gusta que se me demonice. Tengo que cambiar detalles.

P. Setién dijo que en el Barça no pudo o no supo ser él mismo. ¿A usted le ocurrió lo mismo?

R. Sí fui Eder, creo. Puede que no lo fuera al ciento por ciento. En todo caso disfruté muchísimo.

Sus dos ‘padres’ preguntan, Eder contesta.

Eder siempre dice que tiene dos padres futbolísticos. El natural, Manu Sarabia, y el adoptado, Quique Setién. Ambos le realizan dos preguntas.

Manu. ¿Qué cualidades aportas a tus equipos?

Eder. Amor por el fútbol, mis conocimientos tácticos y la exigencia de querer ser siempre mejor.

Manu. ¿Con qué tres detalles disfrutas más en un banquillo?

Eder. Viendo que el equipo cada vez se parece más a lo que yo quiero. Con el cosquilleo de ganar y con ayudar al futbolista a ser mejor.

Setién. ¿Vas en bici a entrenar?

Eder. No. Porque tengo ocho o diez kilómetros desde mi casa con un desnivel del copón. Pero todos los días que puedo me hago una ruta por Andorra.

Setién. ¿Vas a fichar a Piqué de central el año próximo?

Eder. Le he tirado la caña… Está implicadísimo. Le queda tiempo en el Barça como ha demostrado con su rápida recuperación y además la hierba artificial no le conviene mucho.

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