EE UU informa ahora de la muerte de una niña inmigrante bajo su custodia hace ocho meses



El Gobierno de Estados Unidos reconoció este miércoles la muerte de una niña salvadoreña de 10 años que estaba bajo custodia de la policía de fronteras tras haber cruzado desde México. Se trata del sexto caso conocido de menores que han fallecido en instalaciones oficiales tras cruzar la frontera y el segundo conocido esta semana. La muerte, sin embargo, se produjo en septiembre de 2018 y, según las primeras informaciones, no fue comunicada a las autoridades de El Salvador ni al Congreso. La fecha supone que esta es la primera muerte de un menor inmigrante bajo custodia del Gobierno desde 2010.
El caso lo reveló la cadena de televisión CBS este miércoles. Un portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanitarios (HHS, el que se encarga de alojar a los menores inmigrantes cuando salen de detención) dijo que la niña tenía “un historial de defectos congénitos”, según la información de la cadena.
La niña de la que no ha trascendido aún su identidad, llegó a los servicios sociales en San Antonio, Texas, el 4 de marzo de 2018 y se encontraba en un estado “médicamente frágil”, según el citado portavoz. “Las complicaciones tras un procedimiento quirúrgico dejaron a la niña en coma. En mayo fue llevada a un centro de cuidados paliativos en Phoenix, Arizona”, continúa la explicación. “El 26 de septiembre fue transferida a un centro en Omaha, Nebraska, para estar cerca de su familia. El 29 de septiembre se la trasladó al Children’s Hospital de Omaha, donde falleció debido a complicaciones respiratorias”.
CBS cita también a Manuel Castillo, cónsul de El Salvador en Aurora, Colorado, quien afirmó que no había sido informado de este fallecimiento. Castillo aseguró no saber nada de la familia de esta niña y pidió ayuda para localizarla.
La muerte de esta niña es la sexta que se conoce en pocos meses de menores inmigrantes bajo custodia del Gobierno de Estados Unidos después de haber cruzado la frontera. El pasado lunes, un chico de 16 años de Guatemala llamado Carlos Hernández Vásquez falleció presumiblemente a consecuencia de una gripe mientras estaba detenido por la policía fronteriza en McAllen, Texas, uno de los puntos más calientes de la frontera. Vásquez había llegado solo a EE UU el día 13 de mayo. Al día siguiente del fallecimiento, el mando del sector de McAllen decidió que no admitiría más inmigrantes puesto que había otros que empezaban a mostrar síntomas de gripe.
El primer caso conocido fue el de la niña guatemalteca Jakelin Caal Maquin, de siete años, que murió el pasado diciembre en un hospital de El Paso 48 horas después de cruzar la frontera con su padre en aparente buen estado de salud. La niña murió de una infección bacteriana que se extendió rápidamente y le provocó un fallo multiorgánico. El origen de la bacteria no ha sido identificado.
El día de Navidad, otro niño guatemalteco, Felipe Gómez Alonzo, murió por complicaciones de una gripe cinco días después de haber sido detenido en El Paso. Tenía ocho años. El 30 de abril, murió otro menor de 16 años llamado Juan de León Gutiérrez. Falleció en un hospital de una infección en el cerebro nueve días después de haber entrado en un centro de acogida en Brownsville, Texas. El quinto caso es el de un niño de dos años y medio de Guatemala, Wilmer Josué Ramírez Vásquez, que murió el 14 de mayo poco después de ser detenido en El Paso.
Hasta este miércoles, se creía que el caso de Jakelin Caal había sido el primero. Entonces ya fue extraño que el Departamento de Aduanas (CBP por sus siglas en inglés, de quien depende la policía fronteriza) tardara una semana en informar al Congreso de la muerte de la menor. El caso solo se conoció después de que lo revelara The Washington Post. El caso conocido este miércoles sucedió tres meses antes.
“Un niño de 10 años ha muerto bajo custodia del Gobierno y una Administración moralmente quebrada lo ha ocultado al público durante meses”, dijo en Twitter Julián Castro, exalcalde de San Antonio y precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Castro es uno de los que han pedido una investigación a fondo de las condiciones en los centros de detención en la frontera. La policía fronteriza asegura que está desbordada y no puede procesar a las miles de personas que llegan cada día, en su mayoría familias con niños de Centroamérica. Su hermano, el congresista Joaquín Castro, dijo a CBS que no le consta que el Congreso haya sido informado de esta muerte, lo cual es obligatorio. “Si es así, lo han tapado durante ocho meses”.
Los grupos de defensa de los inmigrantes se fijaron este miércoles especialmente en lo sorprendente de las fechas. Jess Morales, de la coalición de ONG Families Belong Together, dijo en un comunicado: “Es inaceptable que el país se esté enterando de esta tragedia por primera vez en ocho meses y suscita preguntas serias sobre cuántas otras muertes de menores inmigrantes la Administración Trump no conoce, o no le importa, o está escondiendo bajo la alfombra. ¿Cuántos niños hay que no conocemos?”.
La organización Al Otro Lado, que da asistencia legal a los inmigrantes para poder exponer su petición de asilo en la frontera, se hizo otra pregunta en Twitter a raíz de las explicaciones de CBP. El propio portavoz reconoce que la niña tenía familia en Omaha, pero no fue trasladada allí hasta tres días antes de morir, después de seis meses en Estados Unidos.



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