EE UU lidera un pacto para ofrecer a Ucrania mecanismos de seguridad en la cumbre de la OTAN

EE UU lidera un pacto para ofrecer a Ucrania mecanismos de seguridad en la cumbre de la OTAN

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Año y medio después de que Rusia lanzase la brutal guerra a gran escala sobre Ucrania, los líderes de la OTAN buscan enviar en la cumbre de Vilnius un nuevo mensaje de unidad y apoyo a Kiev. Sin embargo, la sincronía no es total. Coinciden en la necesidad de un lenguaje que deje claro que el lugar de Ucrania es inequívocamente dentro de la Alianza y que solo los miembros y el país aspirante tienen voz y voto en esa decisión. Pero al inicio de la decisiva reunión en Lituania este martes siguen las discrepancias entre los aliados sobre la fuerza de la declaración que pavimente —de forma más clara o más vaga— el camino de Kiev hacia la anhelada membresía. Mientras, Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania perfilan pactos políticos —bilaterales o en grupo— para ofrecer a Ucrania un mecanismo de seguridad que garantice al país que las armas seguirán fluyendo, según explican fuentes aliadas. El objetivo del acuerdo marco, que adelantó y que podría anunciarse en los márgenes de la cumbre y ampliarse al G-7, es crear en torno a Ucrania una coraza armada tan potente y moderna que sea disuasorio atacarla.

La OTAN ha deslizado que Ucrania no entrará en la organización hasta que termine la guerra. Estados Unidos, el más poderoso de sus aliados, ha dejado claro que el país, que cumple 503 días luchando contra las tropas invasoras rusas, “no está preparado” para la membresía, como apuntó su presidente, Joe Biden, el domingo. Incluso el jefe del Gobierno ucranio, Volodímir Zelenski, parece haberlo asumido, como comentó hace unos días durante la visita del presidente español, Pedro Sánchez, a Kiev. “Necesitamos en la cumbre de Vilnius una señal muy firme y clara de que Ucrania tiene derecho a ser miembro la OTAN después de la guerra”, recalcó. El Ejecutivo ucranio desea, eso sí, una promesa mucho más concreta que la vaga declaración de “bienvenida” que recibió en la cumbre de Bucarest de 2008 junto a Georgia. Quiere un calendario y quiere un compromiso claro.

Los 31 países aliados aspiran a que la cumbre de Vilnius emita una nueva señal de unidad frente a Rusia y deje claro que su apoyo a Ucrania no tiene fecha de caducidad. Sin embargo, el dilema de cómo afrontar las promesas de membresía de Ucrania ha creado ciertas notas discordantes. De cómo se resuelvan en la decisiva cita dependerá también que el Kremlin capitalice posibles fisuras. En la OTAN, aunque hay aliados que pesan más, las decisiones se toman por unanimidad. “Los tiempos extraordinarios requieren audacia, ya que los observadores de la OTAN, amigos y enemigos, seguirán de cerca los resultados de la cumbre”, dice Camille Grand, experto del European Council on Foreign Relations (ECFR), “Alcanzar estos objetivos contrarrestaría la creencia de Moscú de que puede durar más que la paciencia de Occidente”, añade el experto, que hasta 2022 tuvo un alto cargo en la OTAN.

Estados Unidos y Alemania encabezan el grupo de los más pragmáticos sobre los compromisos de membresía —en el que está también España—, no quieren elementos demasiado concretos de garantías a futuro y prefieren centrarse en la asistencia inmediata. Mientras, el Reino Unido y, más recientemente, Francia, con el cambio de tono de Emmanuel Macron, apuestan por allanar la vía.

Más allá, los países bálticos y algunos aliados del Este presionan no solo para plasmar una promesa concreta de adhesión en la declaración, sino que reclaman un cronograma claro y apuntalan la idea de que introducir a Kiev en la Alianza lo antes posible —ahora o cuando haya un alto el fuego— es una ganancia para todos por la potencia que ha demostrado al resistir a la agresión del Kremlin.

Un gran cartel con el lema ‘Putin, La Haya te está esperando’ -en referencia al tribunal internacional que ha emitido una orden de detención contra el líder ruso por crímenes de guerra-, desplegado en un edificio en Vilnius.FILIP SINGER (EFE)

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SuscríbeteCompromiso de seguridad: que las armas sigan llegando Kiev

En paralelo a los debates sobre la membresía ucrania, varios aliados ultiman un mecanismo de seguridad para Ucrania. No son las “garantías de seguridad” que implica el paraguas aliado del artículo 5 de la OTAN —un ataque a un aliado es un ataque a todos— pero buscan rubricar algún tipo de “arreglo de seguridad” o “garantías de salvaguarda” para Kiev, según las expresiones usadas en la discusión. En esta pista están Estados Unidos, Alemania y Francia, pero podría ampliarse al ámbito de los países del G-7, según algunas fuentes. Esos compromisos políticos garantizarán a Ucrania que siga recibiendo armas, tecnología para fabricarlas, entrenamiento de sus tropas y también implican intercambio de inteligencia, señalan fuentes diplomáticas.

Algunos describen el modelo elegido como la “fórmula puercoespín”, similar a la que mantiene Estados Unidos con Israel. Esa integración multilateral o bilateral de Kiev en los sistemas de defensa colectiva, aunque sea a través de una cooperación limitada, es una opción interesante, apunta Claudia Major, del Instituto Alemán para Asuntos Exteriores y de Seguridad, que cree, sin embargo, que ese mecanismo de seguridad no es más que una continuación de lo que ya están haciendo. “El efecto disuasorio más efectivo contra Moscú se podría lograr con la membresía de Ucrania en la OTAN”, dice la experta en un análisis.

Vínculo más estrecho

Esos compromisos buscan asegurar el apoyo a Ucrania y trazar un vínculo más estrecho hasta que llegue la membresía, pero sin comprometerse a ella. No hay automatismos para entrar en la Alianza y Ucrania necesita primero reformas de sus Fuerzas Armadas y también de sus estructuras para alcanzar estándares más democráticos. Los líderes de los 31 aliados, entre los que está España, aprobarán un plan de asistencia de 500 millones de euros anuales durante varios años para apoyar económicamente a Kiev y que ponga en marcha esos cambios para que su ejército pase de las doctrinas soviéticas a las de la Alianza y que sus tropas sean homologables a las de la OTAN. Mientras, y a falta de la oferta de un cronograma como desea Ucrania, la organización militar ultima eliminar en Vilnius algunos de los pasos burocráticos que acompañarán a la futura invitación, como el llamado Plan de Acción de Membresía, que establece los requisitos para entrar.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, este lunes en una comparecencia previa a la cumbre en Vilnius.
Foto: YVES HERMAN (REUTERS) | Vídeo: EPV

El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, afirmó el lunes que la retirada de ese plan es ya cosa hecha. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, sin embargo, no ha querido ahondar en el tema y este lunes incidió en que el compromiso no se había cerrado aún. “Nada está acordado hasta que todo esté acordado”, remarca una fuente aliada.

Sin embargo, en la reunión de ministros de Exteriores de Oslo, en mayo, una de las opciones barajadas como gesto a Kiev era esa retirada del Plan de Acción para la Membresía, que en realidad se puede sustituir con el plan de apoyo multianual que se anunciará en Vilnius. El objetivo, que Ucrania se acomode a las pautas de la OTAN, es el mismo. Y la Alianza se garantiza, además, que Ucrania emprenda las reformas democráticas por la vía de su candidatura para entrar en la UE. Kiev quiere abrir negociaciones antes de final de año y tiene que cumplir una serie de requisitos, como la reforma de su sistema judicial o de leyes sobre la oligarquía.

Ucrania eclipsará otros muchos asuntos clave en la cumbre de Vilnius, pero los líderes buscan aprobar también su mayor reorganización desde la Guerra Fría, dando forma a un documento secreto de más de 4.000 páginas al que se refieren como “planes regionales” que, como adelantó este diario, busca dar respuesta por áreas geográficas y distintos elementos (aéreo, espacial, terrestre, cibernético, marítimo) a todo tipo de ataques y determina qué fuerzas se ocupan de qué zonas y de cuántos recursos se dispone. Todo con Rusia y el terrorismo en el foco.

Además, España busca impulsar en la Alianza una mayor atención al vecindario sur, en especial sobre el Sahel. El Gobierno de Pedro Sánchez lidera una iniciativa para alumbrar una estrategia para la zona que ahora, con la alerta de los mercenarios de la compañía rusa Wagner muy presentes en el Sahel (en especial en Malí, donde permanecen las tropas españolas), ha cobrado especial importancia. La OTAN analizará la situación en la zona y planteará un informe de actuación más concreto. Mientras, el equipo de Sánchez y del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se siguen moviendo para que la relevancia del vecindario sur quede muy clara en la declaración final de la cumbre.

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