El Athletic se desmelena ante el abismo

El punto que da la Liga con el empate a cero es un regalo envenenado para este Athletic. Es un caballo de troya hundido en la psique atemorizada de este grupo. La tropa de
Garitano
afronta una gran parte de los partidos acongojada por perder ese puntito.

El grupo salta al césped constreñido, temeroso, incapaz de demostrar de lo que es capaz. También hay que entender al colectivo. Las cifras son elocuentes. El grupo del técnico deriotarra ha remontado solo 4 choques de los 55 últimos en los que se ha puesto por detrás en el marcador.

Es la pescadilla que se muerde la cola. Si recibes el primer gol, cuesta un mundo remontar. Y si no sales con decisión a crear peligro, es fácil que el contrario acabe adelantando líneas y dándote en el morro.

Ante el Sevilla se vio meridianamente claro: incapacidad absoluta durante una hora. El miedo a que se marcharan los sevillanos en el marcador mantuvo al equipo prietas las filas, echado atrás, arrimado a la barrera, rehuyendo el intercambio de golpes, incluso perdiendo uno a cero.

Los cambios

La hoja de ruta de este último encuentro de San Mamés pasaba por mantenerse vivos hasta que los hispalenses dieran muestras de fatiga. Y llegó el momento. Dos cambios. Entran
Iker
Muniain
y
Vesga
. Como un perro atado por la correa tras doce horas en casa, el equipo bilbaíno se desató.

El partido frente a este rival de Champions se desbocó. Los papeles se habían cambiado. Los rojiblancos parecían furiosos, sobrados, rebelándose por el rol que habían representado durante demasiados minutos en demasiados partidos. Algo debe cambiar.


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