La crisis vuelve a instalarse en el Athletic tras una semana desahogada y tranquila motivada por la ya lejana victoria ante el Levante. El equipo de Gaizka
Garitano no acaba de espabilar. Al contrario. Los leones están dejando pasar una fase amable del calendario para llenar su zurrón de puntos antes de que lleguen los huesos de la competición.
La derrota del sábado ante Osasuna viene a sumarse a las ya sufridas con anterioridad frente a Granada, Cádiz y Alavés. Cuatro encuentros en los que los leones fueron incapaces de batir la portería contraria y de mantener la de Unai
Simón a cero. Ahora, al parecer, se da relevancia, sin saber bien por qué razón, a la posesión del balón y lo cierto es que cuando más tiempo tienen la pelota los rojiblancos, más encuentros pierden.
Los rivales saben que dejar la iniciativa a los bilbaínos les facilita la tarea
Los rivales han tomado buena nota. Saben que dejar la iniciativa a los bilbaínos apostando por un repliegue intensivo o simplemente con no subir demasiado su primera línea de presión les facilita la tarea. La creación del Athletic suele ser muy lenta y muy previsible. El balón va de derecha a izquierda o viceversa con toques hacia atrás, de los llamados “de seguridad”, para buscar una vía de acceso hacia el marco rival o un balón aéreo en busca casi siempre de las prolongaciones o dejadas de Raúl
García.
Jagoba
Arrasate, con muchas e importantes bajas en sus filas, afrontó la visita de los leones en el día del Centenario rojillo sin asumir más riesgos de los necesarios. Los centrales rojillos navarros impusieron casi siempre su ley atrás con la inestimable ayuda de Oier.
Las contadas entradas por bandas de los rojiblancos no les supusieron mayores quebraderos de cabeza dada la desesperante insistencia de los bilbaínos en no dar un pase en condiciones cerca del marco contrario. Ander
Capa, como ante el Levante, llegó bien hasta la línea de fondo en alguna ocasión aislada, pero midió mal a la hora de centrar al área del conjunto local.
Costado derecho
El técnico de Osasuna, con todo, fue consciente de que la sólida defensa del Athletic, con Dani
García y Unai
López dedicados más a la recuperación que a la creación, flojeaba por su costado derecho. Jony ganó la partida a Capa en lo que acabó siendo la única intervención seria de Unai
Simón y Kike
Barja, su sustituto, forzó el innecesario penalti de Capa poco después de saltar al campo.
Los leones también tuvieron por su ala derecha un pasillo a explotar de cara a acercarse a los dominios de Herrera, pero por allí no juega un interior o extremo con vocación de tal. Muniain, el elegido en primera instancia para ejercer por dicha demarcación, tiene tendencia a centrar su posición. Lo mismo que Raúl
García, con el que en ocasiones alterna de puesto. Williams, otra de las alternativas habituales para ejercer pegado a esa banda, también pasa más tiempo como delantero centro.
Ataque previsible
Un problema que se repite con el discurrir del tiempo y al que Garitano no acaba de encontrar una solución definitiva pese a disponer de alternativas para ello. Berenguer a la derecha y Morcillo o Córdoba a la izquierda sería una de ellas sin dejar de lado las opciones de Zarraga o incluso de Iñigo
Vicente, por ejemplo. El ataque del Athletic, tal y como está planteado desde hace tiempo, resulta muy previsible con el rival replegado.
La propuesta del técnico deriotarra es la que es. No ha variado desde su llegada al banquillo del Athletic. El problema es que a los leones les cuesta cada vez más mantener su portería a cero y, por añadidura, batir la contraria. Todo un problemón.
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