El BCE saca más artillería contra la crisis y supera las expectativas: aumenta las compras de deuda en 600.000 millones


El Banco Central Europeo ha demostrado de nuevo este jueves que no son tiempos para titubeos. En plena salida del periodo de hibernación, el Consejo de Gobierno de la institución ha decidido respaldar la economía europea ampliando el programa de compras de activos vinculado a la pandemia en 600.000 millones de euros ante la revisión a la baja de la inflación y el descalabro económico al que se enfrenta este año la eurozona. “Hemos decidido un conjunto de medidas se política monetaria para apoyar la economía durante la reapertura gradual y para proteger la estabilidad de precios a medio y largo plazo”, ha afirmado la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

La decisión, que da al plan lanzado en marzo una potencia de fuego de 1,35 billones de euros, supone un espaldarazo a las deudas de los países más castigados por la pandemia –como Italia y España– para poder hacer frente a los elevados gastos derivados de la covid-19. Además, la entidad ha decidido ampliar el programa hasta al menos junio de 2021. En cualquier caso, Lagarde ha puntualizado que las compras seguirán hasta que el Consejo de Gobierno juzgue que la crisis sanitaria ha terminado. Además, se reinvertirá la deuda que vaya venciendo hasta “al menos” finales de 2022, según ha anunciado la institución en un comunicado. Con esta decisión, el eurobanco supera las expectativas que estos días circulaban entre los analistas. La decisión ha disparado de golpe la cotización del euro frente al dólar, que hasta el mediodía caía.

Las medidas adoptadas por el BCE desde marzo lograron estabilizar los mercados financieros durante el periodo de confinamiento. La institución lanzó entonces el Programa de Compras de Emergencia Pandémica, cargado con una munición de 750.000 millones de euros, que se añadía al programa de compra de deuda de 120.000 millones para este año. Durante el periodo de hibernación de la mayoría de las economías de la zona euro, se emplearon 234.665 millones, el 31% del total. Italia (37.365 millones) y España (22.392 millones) fueron dos de los países más beneficiados del programa.

Tras haber empleado casi un tercio del programa, los mercados daban por hecho que el BCE aumentaría su potencia de fuego para afrontar con tranquilidad la segunda fase que afronta la zona euro. Pero no estaba claro que fuera aumentarse en una cuantía tan alta. Una vez se han reducido los contagios y aliviado los sistemas sanitarios, los países tratan de retomar su actividad económica por fases. Una de las últimas –y la más delicada– está a la vuelta de la esquina: la reapertura de fronteras para el turismo, que irá retornando entre el 15 de junio y el 1 de julio.

Europa avanza hacia esa apertura, no obstante, sin haber despejado las dos principales incógnitas que plantea la pandemia: la posibilidad de un rebrote y la disponibilidad de una vacuna en un tiempo razonable. Los mercados financieros parecen haberse puesto en el mejor de los escenarios a la vista de la buena racha de las Bolsas europeas en la última semana. Sin embargo, las previsiones económicas apuntan todavía a lo que la propia Lagarde definió como una recesión “sin precedentes en tiempos de paz”. El BCE hasta ahora situaba la caída del Producto Interior Bruto (PIB) en el 8%, pero no descartaba que llegara al 12%. Bruselas era más pesimista que Fráncfort e incluso contempla un desplome del 16% en caso de un rebrote y otro confinamiento. Además, la inflación caía hasta el 0,1% el pasado mes de mayo.

La intervención del BCE ha permitido contener las primas de riesgo de la deuda soberana –en especial de Italia o España– justo cuando la deuda europea se prevé que vuele del 84,1% al 102,7% del PIB, según la Comisión. Pero de nuevo, todavía se desconoce por completo el alcance de las necesidades de gasto sanitario, en prestaciones de desempleo y en medidas de estímulo a la economía. Y tampoco está clara la trayectoria que dibujará la recuperación económica. El Consejo de Gobierno del BCE ya había abierto la puerta a ampliar la cuantía del programa. Y eso es lo que esperaban los mercados. Según una encuesta realizada por Bloomberg, el consenso era que Lagarde añadiera 500.000 millones más al paquete para asegurar que los estímulos se extenderán a 2021. Eso permitiría, a su vez, que los países lancen sus medidas para relanzar la economía y rescatar empresas en apuros.

Salvo el desliz de poner en duda su compromiso con la reducción de las primas de riesgo de los países más golpeados por la pandemia, Lagarde ha seguido hasta ahora la ‘doctrina whatever it takes’ de Mario Draghi. Sin embargo, los avances en Bruselas han quitado presión a Lagarde. El BCE lanzó el programa de compras de emergencia cuando las reuniones del Eurogrupo se zanjaban todavía con penosos resultados. Desde entonces, los Gobiernos han lanzado un plan de estímulos de hasta 540.000 millones para atender necesidades de liquidez para el gasto sanitario, de desempleo y empresarial y los jefes de Estado y de Gobierno han puesto sobre la mesa otro paquete de 750.000 millones de euros.

Además del paquete de 1,35 billones de euros, el BCE mantiene el programa de compra de activos por 120.000 millones de euros este año y ha dejado intactos los tipos de interés.

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