El caso de Uganda evidencia pandemias en la sombra: violaciones y sida

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Las restricciones causadas por el confinamiento en Uganda durante la covid-19 provocaron que más del 50% de adolescentes y mujeres que sufrieron abuso sexual no pudieran recibir la profilaxis contra las enfermedades de transmisión sexual, así como los métodos anticonceptivos de urgencia, durante el tiempo recomendado, un máximo de 72 horas posteriores a la agresión. Este dato forma parte de las conclusiones del estudio sobre violencia de género a la sombra de la covid-19 presentado hace unos días en Berlín, durante la 11ª Conferencia de Ciencia sobre VIH que coordina la Sociedad Internacional de Sida.

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La doctora Rose Apondi, consultora de salud pública en Uganda para el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), presentó las conclusiones del equipo de investigadoras ugandesas que analizaron los datos provenientes del Ministerio de Salud y el de Género, Trabajo y Desarrollo Social del país africano. En ellos se daba cuenta del incremento de abusos sexuales y violencia de género durante los primeros meses de la pandemia (de abril a septiembre de 2020), en comparación con los meses inmediatamente anteriores (de octubre a marzo de 2019).

“Observamos que los informes de casos de violación aumentaron en un 24%, de 17.700 casos a más de 22.000”, afirma Rose Apondi, desde Kampala. “Asimismo, hubo una reducción de la toma de profilaxis posterior a la agresión de un 18%, aumento, algo menor, un 18%, de los registros de profilaxis posteriores a la agresión, entre el período pre-covid y durante los primeros meses de la pandemia”.

Muchas de las mujeres agredidas no pudieron acudir al centro de salud o no fueron citadas a tiempo

Se trata de una realidad observada en otras latitudes que, además, ha tenido como consecuencia el riesgo de contraer el VIH en poblaciones de alta incidencia. Este aumento del abuso sexual es una “pandemia en la sombra”, a la que también se refirió la canciller Ángela Merkel durante el discurso de inauguración de la conferencia, en Berlín, el pasado domingo 18 de julio.

Muchas de las mujeres agredidas no pudieron acudir al centro de salud o no fueron citadas a tiempo, por lo que el estudio del equipo, coordinado por Apondi, cuantificó también que las posibilidades de recibir atención temprana que tuvieron dichas mujeres fue de 0,79 veces menos que antes de la covid-19. “Las causas que se alegaron de dichos retrasos fueron las restricciones de movilidad, en más de un 50% de los casos”.

Las medidas de confinamiento y la reducción en el acceso a transporte público también tuvieron una gran incidencia en la falta de atención a las mujeres y adolescentes que sufrieron el abuso. “Por ello, es muy importante que los gobiernos inviertan en programas de mitigación de la violencia sexual durante periodos de confinamiento, y que sean campañas sin limitaciones, flexibles y adaptadas al contexto”, reclama Apondi.

En cuanto al embarazo adolescente también se observa un ligero repunte, aunque los datos que obtuvieron las investigadoras no son estadísticamente significativos, puesto que, según reconoce Apondi, el estudio se encontró limitado a fuentes oficiales, sin que se pudiera acceder a otras fuentes e informes, por lo que probablemente se trata de una subestimación. “Tampoco pudimos cribar los datos de casos violencia sexual que pudieron no haber estado relacionados con las medidas de confinamiento. Lo que hicimos fue correlacionar las restricciones por covid-19 y el aumento de la violencia de género entre adolescentes y mujeres en Uganda, así como el aumento del riesgo de VIH y embarazo adolescente”.

Después del primer pico de la pandemia, según la investigadora ugandesa, en su país “se ha trabajado, a nivel comunitario, en labores de sensibilización y prevención, así como en apoyo para el acceso temprano de la atención sanitaria para las supervivientes de violencia de género. También ha habido actividades dirigidas a la juventud para mantenerla ocupada durante los confinamientos. Pero los datos reflejan que la violencia de género y el abuso sexual no se tomaron suficientemente en cuenta durante la gestión de los primeros meses de pandemia”.

Los impactos de la covid-19 se han sentido profundamente en el aumento de la vulnerabilidad de las personas que viven con VIH o que están en riesgo de contraer el virus, como documenta el informe de la Sociedad Internacional de SIDA que se mostró durante la conferencia. “No luchamos contra una sola enfermedad”, dijo el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, en la clausura de la conferencia, el pasado 21 de julio. “Nuestra lucha no es por la salud de algunos o de la mayoría. Es por la salud de todos”.

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