El cava regresa a las ventas prepandemia propulsado por la exportación


Javier Pagés reconoce que “ni en sueños” podía imaginar que 2021 arrojaría unas cifras de negocio “tan espectaculares”. El presidente del Consejo Regulador del Cava no oculta que la satisfacción se impone a la sorpresa, porque las ventas crecieron el ejercicio pasado un 17,3%. Se despacharon 252 millones de botellas, por 249 millones en 2019, pese a que las interferencias coronavíricas marcaron la demanda y la aparición de la variante ómicron nubló las expectativas para la campaña de Navidad.

“El cava ha demostrado tener una resiliencia muy grande”, manifiesta Pagés. Quedará por resolver la incógnita de hasta dónde se hubiera elevado el resultado del año si el turismo y la restauración hubieran tenido una campaña sin sobresaltos. Pero las exportaciones han apuntalado la recuperación de una industria que logra colocar en el mercado exterior siete de cada diez botellas que produce. Reino Unido, tradicionalmente un buen comprador, cayó un 3,9%, pero la caída quedó compensada por la buena acogida de las burbujas en otros mercados. Alemania, el principal consumidor, repuntó un 4,2%, Japón un 7,9%, Bélgica un 11,6% y Estados Unidos se disparó un 40%. El crecimiento norteamericano fue fulgurante, manifiesta Pagés, que no atina a concretar las causas que expliquen el porqué de la repentina sed de cava, más allá de situarla en un contexto de fervor creciente por los espumosos. Pese a partir de volúmenes menores, destaca también el crecimiento en Austria (65,5%), Brasil (37,6%) y Polonia (27,3%).

Potenciar la buena imagen del cava en el exterior es un quebradero de cabeza para los gestores del Consejo Regulador, que persiguen marcar diferencias con otros espumosos de producción exprés y calidad regular, como el popular prosecco italiano.

“Más maduro” es el consumidor del mercado nacional, confiesa Pagés. Las ventas de corto radio se incrementaron un 19%, alcanzando los 68 millones de botellas. El canal que mayor repercusión mostró fue el canal digital, con un ascenso del 17,7% en valor y del 19,3% en volumen, mientras que el canal de alimentación sigue la tendencia al alza con un aumento del 6,1% en valor y del 5,1% en volumen.

Javier Pagés pone de relieve que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha multiplicado las incertidumbres que ya sufría el sector por culpa de las dificultades logísticas y por el encarecimiento de productos esenciales para la producción del vino base. Señala que el incremento de costes de la energía se suma a la sobrecotización de materiales como el cartón, el cristal o los fertilizantes, y admite que un aumento del precios de las botellas de cava es una posibilidad real: “Las empresas pueden aguantar los costes hasta cierto punto, pero es normal pensar que la inflación llegará al precio, tarde o temprano”. Pronostica que la erosión del consumo andará en función de cómo se repercuta la inflación. “Si se alcanzan precios superespectaculares, el consumo va a caer”, sentencia.

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