Una señora se acerca a la sede de Soria ¡Ya! con paso decidido y exclama: “¡Enhorabuena por los resultados! Los de siempre nunca nos han hecho caso”. La mujer da media vuelta y se va, sin más expectativa que aplaudir el logro de la candidatura provincial en las elecciones de este domingo: tres procuradores en las Cortes de Castilla y León. El éxito nadie lo explica en los dos meses escasos de precampaña y campaña transcurridos desde que anunciaron su participación electoral, sino en 20 años de trabajo y activismo social en el territorio. La plataforma ha recorrido hasta la saciedad esas carreteras precarias, ha visitado localidades despobladas y sin cobertura y ha denunciado que desde 2007 se anunció, por ejemplo, una radioterapia que nunca llegó al hospital de Santa Bárbara, en la ciudad de Soria. La desafección que se palpaba en la provincia por lo que muchos consideran un rosario de promesas incumplidas de los gobiernos entró en las urnas este domingo.
Una integrante de la plataforma, que prefiere no dar su nombre porque siempre ha trabajado “en segundo plano”, abre mucho los brazos cuando se le pide que enumere algunas carencias de la provincia: “¿Por dónde empiezo?”, inquiere. La soriana achaca que el 42% de los votantes hayan optado por ellos a “años y años de labor por Soria y desinterés de los grandes”. Lo sanitario destaca en su discurso, pues denuncia que la exigencia de mejores prestaciones trasciende lo rural, habitual en otras partes de la comunidad, y salpica también a lo urbano: el hospital lleva años sin que fructifiquen las promesas pregonadas de dotarlo de radioterapia. El expresidente Juan Vicente Herrera (que ejerció de 2001 a 2019) reiteró y reiteró durante su mandato que ese recurso llegaría, y el actual presidente, Alfonso Fernández Mañueco, ha vuelto a comprometerse, pero en Soria aún lo están esperando.
Ana Domínguez y María Jesús García, que caminan junto a las instalaciones, critican que el Santa Bárbara no pueda atender a pacientes oncológicos: “Tenemos todas las carencias, la gente está agotada”. Al lado de Urgencias hay una zona de tierra totalmente levantada, con obreros faenando desde hace meses y sin que terminen de prosperar, una prestación básica que echan en falta estas sorianas: “No nos creemos nada ni de unos… ni de otros”.
Los enfermos que necesitan este tratamiento han de viajar en ambulancia hasta otras ciudades de la comunidad, a más de tres horas de trayecto, por la nacional N-122, un trazado en mal estado trufado con algunos tramos de autovía A-11, otro viejo compromiso electoral que ha caído en licitaciones caducadas y falta de inversión. Los camiones comparten protagonismo con corzos y jabalís y dificultan recorrer una calzada con muchas partes en obras y plagada de desvíos.
El trabajo de los operarios ha complicado el acceso a San Esteban de Gormaz (2.948 habitantes), con colosales montículos de arena y carriles improvisados con pintura amarilla. A la entrada del pueblo, Lucía Montón, de 24 años, explica que ella y su familia han apoyado en bloque a Soria ¡Ya!, guiados por el anhelo de que esas históricas demandas se ejecuten de una vez. “¡Hasta mi abuela los ha votado!”, destaca la joven. La endémica despoblación implica que la mayor parte de sus amigas se hayan marchado. Ella regresó para preparar unas oposiciones en Humanidades, carrera que estudió en Salamanca. Además, Montón trabaja en el cercano El Burgo de Osma (3.542 habitantes), con algo de autovía que le da “la vida”, aunque para proseguir hacia la capital toca volver al infierno de la N-122.
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La parte junto al frontón y la dársena ofrece buena cobertura, todo lo contrario que en cuanto uno se aleja unos kilómetros, pese a tantos años de promesas de una buena red en Castilla y León. Anselmo Crespo, de 77 años, se protege del frío con una braga de cuello que deja entrever sus ojos. “Entiendo que la gente haya votado tanto a Soria ¡Ya!”, dice. “Tenemos despoblación, falta industria… Y nadie ha hecho nada”.
Los partidos localistas se abren a una negociación
La jugada del PP para intentar gobernar en solitario pasa por pedir al resto de fuerzas que voten a favor o, al menos, se abstengan en la investidura. En realidad, lo único imprescindible en esa operación sería la abstención del PSOE, pero la propuesta de los populares —aún no formalizada, solo sugerida— se dirige también a los partidos localistas, que suman siete diputados: tres de Soria ¡Ya!, tres de Unión del Pueblo Leonés (UPL) y uno de Por Ávila. Ninguna de ellas, consultadas por EL PAÍS, se niega en redondo de partida a facilitar un Gobierno del PP, pero las tres subrayan que exigirían a cambio compromisos concretos.
La trayectoria de UPL se ha basado en la abstención o en los votos en contra, pues este partido considera que la provincia debe separarse de Castilla y León y por tanto reniegan de las leyes que se suscriben en Valladolid. El partido, que se abstuvo en la moción de censura del PSOE del pasado marzo contra Mañueco, declinó ayer pronunciarse sobre qué reclamarían a cambio de aupar al PP. Fuentes internas explican que nadie se ha dirigido a ellos: “Cuando llegue el momento valoraremos qué hacer”.
La nueva sensación política de la comunidad, Soria ¡Ya!, no se cierra tampoco a facilitar la investidura de Mañueco a cambio de que escuche sus demandas y adquiera compromisos. Los diputados electos Ángel Ceña y Vanesa García reiteraron ayer su mantra en campaña: “Tienen que hablar con nosotros para acordar compromisos vinculantes, con un cronograma. Se acabaron las promesas”.
El tercer agente es Por Ávila, creado de una escisión del PP en 2019. Su diputado, Pedro Pascual, sostiene que no van a imponer “cordones sanitarios” ni a Mañueco ni a Vox. Eso sí, reclamarán infraestructuras e inversiones para la provincia: “Nuestro apoyo no va a ser gratuito”.
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