Tu serie me suena

Que el revisionismo televisivo iba a llegar lo podría haber predicho Fernando Arrabal en El mundo por montera, el programa de Sánchez Dragó donde acuñó la frase que le ha hecho injustamente popular —la fama que merece debería ir por otros derroteros—.

El prestigio televisivo reciente del “basado en hechos reales y conocidos” nació con la primera temporada de American Crime Story, basada en el juicio a O.J. Simpson. Cada una de las tres temporadas de la serie está basada en un libro. El motivo es obvio: los tiempos de la tele dificultan la investigación exhaustiva que necesita una serie de esa categoría si quiere hacerse bien.

Ahora tenemos en emisión Pam & Tommy y recién estrenada ¿Quién es Anna?, la primera serie de Netflix creada por Shonda Rhimes. Ambas series están basadas, además de en hechos reales, en los reportajes que los desentrañaron. Después de publicar su investigación sobre Anna Sorokin, la farsante que timó a algunos incautos millonarios en Nueva York, a la periodista Jessica Pressler le empezaron a llover ofertas para comprar los derechos de su artículo y ella se los vendió a Rhimes

Aquí no tenemos costumbre de acreditar ni los artículos ni los libros de no ficción en los que se basan algunas de nuestras series. La extraordinaria Arde Madrid, por ejemplo, no habría existido sin Beberse la vida y Big time: la gran vida de Perico Vidal, ambos de Marcos Ordóñez. No hubo mala fe en sus creadores, Paco León y Anna R. Costa, que, aunque hicieron su propia investigación, reconocieron desde el principio la ayuda de los libros de Ordóñez. Nadie compró sus derechos porque la vida real en España suele interpretarse como aguas internacionales. La frontera entre la documentación y la adaptación a veces es difusa. Por eso mismo merece la pena discutirla.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Contenido exclusivo para suscriptores

Lee sin límites




Source link