Que el Borussia Dortmund va a echar de menos a Erling Haaland y sus goles no es ningún misterio. Aun así, en el primer duelo de Bundesliga tras la marcha del noruego, el equipo venció ante un duro rival como el Bayer Leverkusen por la mínima gracias a un tanto del eterno Marco Reus (1-0).
Entre los atractivos del encuentro, el Signal Iduna Park tenía ganas de rendir tributo a su nueva joven promesa, Karim Adeyemi. El joven futbolista alemán, fichaje estrella de este verano procedente del Salzburgo, empezó queriendo dejar huella sobre el césped. Velocidad y desparpajo desde la banda derecha y, en el 10′, tras un remate suyo llegó el gol. El disparo de Adeyemi se quedó casi dentro de la portería tras detenerlo Hradecky y, cuando Hincapié la quería sacar de ahí, se adelantó Reus para empujarla.
Con esa renta jugó el Dortmund todo el partido. Tuvo que superar, tanto el equipo como la afición, que Adeyemi tuviera que dejar el campo por lesión, con una clara cojera, pasado el minuto 20 de partido. Hazard entró en su lugar.
Aun así, el cuadro de Edin Terzic siguió siendo protagonista, con Hummels y Schlotterbeck solidos en la zaga y controlando a Schick. De hecho, en el primer tiempo, solo Diaby trató de hacer algo diferente en el Leverkusen, que es verdad que tampoco sufrió ocasiones claras de su rival. Moukouko en punta evidenció la diferencia de tener a Haaland, un jugador de mucha más presencia y pegada.
El Dortmund, con un ritmo un poco de pretemporada, empezó a sufrir en el segundo tiempo después de que Hazard tuviera un gol cantado en sus botas. Dejó de circular con velocidad el balón y de eso se aprovechó el Leverkusen, que probó el buen nivel de Kobel bajo palos. El meta borusser sacó dos paradones tremendos a Schick para evitar el empate.
Se recompuso el BVB tras esas dos acciones y no dio pie a la reacción de los de Gerardo Seoane. Posesiones largas, pases de seguridad y buscar mucho a Jude Bellingham le valió al equipo para mantener la ventaja. Es más, la pudo hasta ampliar, pero Hradecky, duera de su área, evitó con la mano una ocasión manifiesta de gol y vio la roja directa. Un final surrealista, porque se terminó metiendo Tapsoba, aunque por fortuna para él no tuvo ni que intervenir ya que el libre directo de Reus fue fuera.