Los tiempos y los dineros de los demás hacen que la importancia de lo que allí ocurra sea máxima. Es cada vez más complicado fichar y, por lo tanto, hay que mirar en tu propia producción si quieres que la cosa continúe como está. No es sencillo dotar al primer equipo de jugadores capaces de aguantar la exigencia de una Liga tan competitiva como la española, pero para los rojiblancos es una auténtica obligación.
Sobre cómo debe ser el prototipo de jugador es donde van a incidir desde ya quienes se encargan de liderar el proyecto deportivo de la directiva. El perfil es clave. Las características de los jugadores venideros son fundamentales para saber qué es lo que entendemos mejor para el equipo una vez no se puede traer nada de fuera. La premisa fundamental es el carácter.
Necesitamos futbolistas que tengan esa marca de la casa. Hemos dado demasiadas bandazos en la búsqueda de un determinado estándar de pelotero para al final no generar un producto tipo.
Es cierto que los tiempos son distintos y los jóvenes no son como los de antes. Ahí está la clave. Hay que recuperar la identidad. Habrá quien diga que hemos tenido años sin estos jugadores y no ha pasado nada. Ahora la película es distinta. Los rivales empiezan a jugar a otra cosa, cada vez encontramos más equipos de un tinte más defensivo y menos especulativo. La era Guardiola no está de moda en la Liga.
Los ‘profes’ en Lezama deben tener clara cuál es la idiosincrasia del club. Un guion claro para construir sobre una idea un jugador reconocible. Hay mucho trabajo por delante, pero al mismo tiempo confianza. La vuelta a la esencia es necesaria. No hay que mirar otros modelos, el nuestro ha funcionado siempre. Lo anormal es que de los dos mejores de esta campaña, ninguno de ellos se haya formado en Lezama.
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