El infierno del incendio Caldor amenaza Lago Tahoe, el exclusivo complejo hotelero de California

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La llamada de las autoridades para evacuar el sur de Tahoe generó un gran embotellamiento el lunes.
La llamada de las autoridades para evacuar el sur de Tahoe generó un gran embotellamiento el lunes.Andy Barron / AP

Hace algunos días un bombero dijo a la prensa local que el incendio Caldor avanzaba como “un tren de carga” por los bosques del norte de California. El fuego lleva más de dos semanas activo y ahora se dirige a Lago Tahoe, uno de los principales complejos turísticos en la Sierra Nevada californiana y cerca de la frontera con el Estado de Nevada. La amenaza que representa la conflagración, que solo está contenida en un 16%, ha obligado a las autoridades a evacuar la parte sur de una ciudad de 22.000 habitantes. Las carreteras se vieron bloqueadas el lunes durante horas ante el éxodo de habitantes que huían del incendio que amenaza seguir su avance en las próximas horas por los fuertes vientos.

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El Caldor ha quemado 772 kilómetros cuadrados de bosque. El Servicio Meteorológico pronostica para este miércoles vientos de hasta 48 kilómetros por hora, un peligroso ingrediente para un fuego que avanza con mucha velocidad y que está a once kilómetros del lago. “Definitivamente no será de ayuda para los trabajos de combate”, dijo una portavoz del servicio forestal. Las autoridades han dicho que más de 34.000 edificaciones están en peligro de ser consumidas por las llamas, que ya han reducido a cenizas 670 estructuras. Tan solo de lunes a martes, el Caldor quemó 200 edificios. Las autoridades, que combaten la conflagración con más de 4.000 bomberos, temen que su llegada al pueblo pueda ser catastrófica. Más elementos fueron enviados la madrugada del lunes solo con la orden de proteger las casas. Este es el segundo gran incendio que se combate al norte del Estado, junto con el de Dixie.

Este lunes el artista Mel Smothers, que vive desde hace décadas en Tahoe, bajó de su jeep color amarillo después de estar atascado durante horas en las colapsadas vías de salida. Sacó del coche un violín y se puso a tocar en medio del embotellamiento. La música daba un tono emotivo a una escena surreal, donde cientos de coches esperaban con el motor apagado, envueltos en la delgada capa de humo y ceniza con las que el Caldor abrasa la zona norte del Estado desde hace 17 días.

Un bombero combate las llamas del incendio Caldor en la autopista 89.
Un bombero combate las llamas del incendio Caldor en la autopista 89.Noah Berger / AP

Hacia el fin del verano, Tahoe debería lucir una boyante actividad turística gracias a 15 millones de personas que viajan cada año para disfrutar de aguas cristalinas, frondosos bosques en un área de deportes acuáticos, golf, senderismo y, en el invierno, esquí. Este martes, en cambio, era una zona fantasma. Las autoridades y elementos de la Guardia Nacional tocaban puerta a puerta asegurándose que nadie quedara dentro de las casas para saltarse la orden de evacuación emitida. En el pueblo había solo algunos ludópatas que intentaban jugarse la suerte en el Montbleu, uno de los pocos casinos que no había cerrado.

Tahoe, tierra de la tribu Washoe, comenzó a desarrollarse hacia finales del siglo XIX. En 1960 fue la ciudad anfitriona de los Juegos de invierno. En esa misma década la ciudad, al igual que lo hizo Las Vegas al este, registró una gran inversión de empresarios. Comenzaron a construirse varios casinos, uno de ellos, el Cal-Neva Resort, propiedad de Frank Sinatra. En la actualidad el Harrah’s, Harvey’s, el Hard Rock y el Montbleu tienen más de 2.200 habitaciones para albergar a los aficionados al juego.

El Caldor también ha puesto en guardia al Estado de Nevada. “Estoy hablando aquí y me están cayendo ceniza en la chaqueta. Esto es serio, amigos”, dijo el gobernador del Estado, Steve Sisolak, en una conferencia de prensa a 32 kilómetros del incendio. Las llamas, no obstante, representan para la comunidad de Tahoe la mayor amenaza desde 2007, cuando otro incendio, que duró solamente una semana, destruyó 250 casas y negocios en los márgenes de la zona sur de la localidad. Ahora, las llamas amenazan con borrar su historia.

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