El laberinto del Atlético de Madrid

De la noche del 10 de mayo de 2017, bajo un aguacero en el Vicente Calderón frente al Real Madrid, data el último minuto del Atlético de Madrid en las semifinales de la Liga de Campeones, que hoy por hoy desborda al equipo rojiblanco, fuera de los ocho mejores en tres de los últimos cuatro años en un torneo en el no ha ganado ni la mitad de sus partidos desde aquel momento.

Es la realidad del conjunto rojiblanco en la competición de las competiciones, por el trofeo que despierta tanto anhelo como frustración, transformado en un objetivo inalcanzable en la historia del Atlético, también en la era Diego Simeone, tan cerca tres veces, dos a las órdenes del argentino, y tan lejos ahora, siempre esquivo.

Hay una tendencia indiscutible del Atlético en la Liga de Campeones en los últimos tiempos, que transmiten sus sensaciones y que corroboran los números, mientras se reafirma con el transcurso del tiempo, dentro de un declive visible en la Champions del equipo, bien porque llegó muy lejos antes, bien porque ahora no cumple las expectativas o, probablemente, por ambas situaciones a la vez.

El caso es que el Atlético, más allá de planteamientos de todo tipo y futbolistas, ha fallado en la Liga de Campeones en las últimas cuatro campañas. Aunque la meta mínima sea pasar la fase de grupos -no lo hizo en una de las cuatro ediciones más recientes, en 2017-18, cuando ganó la Liga Europa-, siempre se espera más de él de lo que ha hecho en cada una de los cuatro ejercicios más recientes.

No pasó de la fase de grupos en la citada 2017-18, como tercero de su cuarteto; se quedó en octavos de final en 2018-19, con el sonoro 3-0 del Juventus y Cristiano Ronaldo en el duelo de vuelta en Turín; fue noqueado en cuartos por el Leipzig en la Final a Ocho de Lisboa en 2019-20 y ha caído sin matices en octavos en 2020-21.

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LA CONFIRMACIÓN DE LONDRES: “LA REALIDAD ES LA QUE ES”

No hay ni una sola cuestión de lo visto sobre el terreno de juego que haya hecho merecedor al Atlético de más de lo que ha tenido contra el Chelsea. Condicionado por el ultra defensivo -y fallido- plan del encuentro de ida jugado en Bucarest, fuera del Wanda
Metropolitano -una circunstancia que tampoco lo benefició-, en Londres fue sometido por su rival, en ataque y defensa, por más vueltas que le dio Simeone a su sistema y a diversos planes, dentro de una indefinición que surge ahora con cierta insistencia, cuando han aparecido los primeros reveses del estructurado 5-3-2 de antes.

De principio a fin, sin las ocasiones que pretendía, fue superado en la batalla clave del duelo por una plaza en cuartos de final: la presión. Ganó el Chelsea esa destreza y ganó el partido. También la precisión, la circulación del balón y el contragolpe pusieron al conjunto inglés por encima de manera excesiva del Atlético.

“Esta Champions nos costó desde el inicio. Acordémonos de lo de Rusia, Alemania, Salzburgo... Nos costó. Y hay que aceptarlo. Yo no miento, la realidad es la que es, tenemos que seguir mejorando, creciendo, tenemos un futuro prometedor y un presente importante. Y, a partir del gran esfuerzo que hicimos hoy, creceremos. Hay que aprender”, expresó Simeone al término del choque en Stamford Bridge, mientras dirige su mirada a la Liga. Es líder por cuatro puntos.

No fue esta vez una cuestión de planteamiento defensivo, sino de otros muchos factores del desarrollo del juego. Más que de intención fue un asunto de ejecución sobre el terreno, que desprende, por la constancia con la que ha ocurrido últimamente en estos cuatro cursos más recientes en el torneo, que el Atlético no está para grandes retos en Europa. Lo demostró el Chelsea, como ya lo hizo el Bayern en la fase de grupos, el Leipzig hace un año o el Juventus hace dos.

La excepción fue la eliminatoria con el Liverpool de la pasada campaña, también en los octavos de final, pero su clasificación pertenece a un momento extraordinario y quizá irrepetible en tales circunstancias y asedio como fue aquel encuentro de vuelta en Anfield; un ‘milagro’ de Jan Oblak que completó Marcos Llorente.

UNA CAÍDA DE 10 PUNTOS EN VICTORIAS

Son decepciones demasiado repetitivas y nada puntuales, cuando la clasificación al menos hasta los cuartos de final había sido una ‘norma’ en las primeras cuatro participaciones de la era Simeone en la Liga de Campeones: en 2013-14 y 2015-16 alcanzó la final, en 2016-17 a las semifinales y en 2014-15 en los cuartos de final.

La diferencia es sustancial entre aquel tramo de cuatro años, del que salió siempre primero de su grupo en la primera fase, en contraste con los cuatro cursos más recientes, que fue segundo en tres de ellos y tercero en otro, con la consecuente diferencia entre la potencia del rival y con la duda que surge porque tres de sus peores puntuaciones en esa fase se concentran de 2017 a 2021.

La de esta temporada, por ejemplo, fue la segunda peor de la era Simeone, con nueve puntos, sólo por encima de los siete puntos que lo eliminaron en 2017-18. De sus ocho partidos de Champions en este ejercicio sólo ha vencido dos, ambos al Salzburgo. No ha ganado ni al Chelsea ni al Bayern ni al Lokomotiv: 3 derrotas y 3 empates.

Entre 2013-14 y 2016-17, la última vez que llegó a semifinales, el Atlético disputó 49 partidos de la Liga de Campeones, de los que ganó 27. Es un 55 por ciento. Diez puntos por encima del promedio de triunfos entre 2017-18 y 2020-21: 14 de 31 duelos, un 45 por ciento.

SÓLO SEIS TRIUNFOS EN SUS ÚLTIMOS 15 DUELOS DE CHAMPIONS

No ha ganado ni la mitad de los encuentros que ha jugado en este último tramo de cuatro años en el torneo, en el que ha sufrido ocho empates, que suponen un 25 por ciento (más o menos igual que de 2013-14 a 2016-17, que era de un 24 por ciento, con 12 igualadas), y nueve derrotas, que son un 29 por ciento y que representan la otra variación respecto a la etapa anterior, que era del 20 por ciento.

Y, con aún más incidencia en los últimos tiempos: de sus últimos 15 partidos en la máxima competición europea, el Atlético fue derrotado en seis, un 40 por ciento. A la vez, ganó seis e igualó tres. Y de sus últimos choques lejos del Wanda
Metropolitano en la Liga de Campeones sólo venció tres. En cambio, perdió seis.

También es menos goleador en los últimos cuatro años en la Champions, con 36 tantos en 31 duelos (1,16 por choque) por los 72 goles en los 49 encuentros anteriores (un promedio de 1,46), pero sobre todo es mucho más vulnerable en su portería: del 0,67 de promedio de goles en contra por partido entre 2013-14 y 2016-17 al 1,06 de 2017-18 a 2020-21, mucho menos protagonista en el torneo.

Además está el efecto económico: ha pasado de los 78,5 millones de euros que ingresó por sus méritos en la Liga de Campeones de la pasada campaña o de los 85,6 millones de euros de 2018-19 a los 32,8 millones de euros de esta edición, a falta de sumar la cantidad que generan aspectos como el mercado televisivo.

Ahora le queda sólo la Liga, con once jornadas para defender su liderato, alertado por sus actuales números entre todas las competiciones: dos triunfos nada más en sus ocho encuentros más recientes, con tres derrotas; las mismas que había sufrido en sus 29 primeros partidos de la actual temporada.


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