Dice
Tebas
que la Bundesliga y su particular desescalada en favor de la vuelta del negocio; perdón, del fútbol; son el espejo en el que su Liga quiere mirarse. Resulta que el protocolo de la DFL ha previsto el aislamiento durante una semana -hay medios que reportan hasta diez días- en hoteles o lugares de entrenamiento de su propiedad de todo el personal del club que vaya a desplazarse a los partidos.
Espacios en exclusividad para ellos. Para lo cual deberán guardar dos metros de distancia, usar siempre mascarillas, permanecer en habitaciones individuales, no tener contacto con nadie del hotel, disponer de desinfectantes en cada habitación, no tocar móviles ni ordenadores ajenos, ni siquiera los botones del ascensor. Nada de gimnasios ni spas. Hasta los salones donde almorzar serán especialmente adaptados sin buffet y con bandejas individuales. Todo súper controlado.
En la Liga de Tebas parecen estar muy lejos de retomar su show en condiciones siquiera similares, entre otras cosas porque los jugadores no quieren ni oír hablar de concentraciones o aislamientos grupales y porque cada día surgen más voces que dudan, y mucho, de una hipotética vuelta con unas mínimas garantías de seguridad sanitaria. En poco tiempo pasamos de rechazar los tests y donarlos con la venia de
Rubiales
, a la imposición de pruebas masivas saltándose el decreto gubernamental en connivencia con el CSD. Cualquier parecido del modelo de Tebas con el alemán, pura coincidencia.
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