Italia es uno de los países del mundo donde hay más infectados por el coronavirus y las medidas para evitar contagios en todo el país son una realidad, con todos los ciudadanos confinados en sus casas. El fútbol y el resto de deportes han parado su actividad hasta el 3 de abril, a la espera de que el gobierne ofrezca novedades sobre si la epidemia está bajo control, pero los equipos siguen entrenando para no perder la forma física.
Es el caso del Nápoles, rival del Barça en los octavos de final de la Champions League, que este jueves ha extremado las medidas contra el coronavirus tras conocerse los casos positivos de los futbolistas Daniele
Rugani (Juventus) y
Manolo
Gabbiadini (Sampdoria). Tal y como publica ‘La Gazzetta dello Sport’, varios jugadores han expresado su preocupación tras confirmarse que sus compañeros se han infectado de coronavirus.
Después de que se eliminaran los almuerzos del equipo tras los entrenamientos y hacer grupos reducidos para ducharse, los jugadores y el cuerpo técnico del Nápoles solo podrán desayunar en la ciudad deportiva de Castel Volturno con mascarillas y separados.
Los futbolistas del Nápoles tienen un decálogo de recomendaciones a seguir para evitar contagios y los están siguiendo al pie de la letra, preocupados por la salud de sus familiares y amigos.
El Barça-Nápoles, en el aire
La UEFA ha anunciado que el martes 17 se debatirá por videoconferencia el futuro de las competiciones europeas de clubs a causa de la pandemia de coronavirus que sufre Europa.
Así pues, queda en el aire si se disputará o no el miércoles 18 (21 h.) el Barça-Nápoles, correspondiente a la vuelta de los octavos de final de la Champions League. Cabe recordar que el Inter-Getafe y el Sevilla-Roma de Europa League ya han sido suspendidos y los partidos de la Juventus, tras el caso confirmado de Rugani, parece cuestión de horas que corran la misma suerte.
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