Francisco Cuenca, alcalde socialista de Granada desde hace algo más de una semana, ya ha formado su nuevo equipo de gobierno: 11 concejales de los que 10 pertenecen al PSOE y uno, José Antonio Huertas, está en un limbo con su propio partido por un expediente cautelar de expulsión que, si se convierte en definitivo, podría convertirlo en un tránsfuga. Huertas, que será tercer teniente de alcalde y concejal de Hacienda, Deportes e Informática, se presentó en las listas de Ciudadanos y ha sido el único concejal fiel al antiguo alcalde, Luis Salvador, en las semanas en las que ambos han llevado el gobierno local en solitario. Eso ocurrió tras la dimisión de nueve de los 11 concejales que han dirigido la ciudad en la primera parte de la legislatura. En la sesión de investidura, Cuenca contó con los 10 votos socialistas, los tres de Podemos-IU-Independientes y los de Salvador y Huertas. El primero no entra en el gobierno municipal pero sí el segundo.
Ese voto de Huertas y Salvador a favor del actual alcalde fue en contra de las indicaciones de la ejecutiva nacional de Cs, que siempre se mostró opuesta a que los socialistas se hicieran con la alcaldía. Desde Madrid, Ciudadanos emitió un comunicado antes de la votación indicando que “las direcciones nacionales han trasladado a los respectivos equipos de Cs y PP en Granada esta opción propuesta por Cs [votar a Huertas como candidato de consenso] para encauzar la situación y evitar así un alcalde socialista imputado, devolviendo la estabilidad a los granadinos”. Salvador y Huertas no solo no siguieron esas indicaciones sino que, según hicieron público después, organizaron el día anterior una votación entre militantes de Cs en Granada para legitimar su postura. El voto, según informó el propio Salvador, fue mayoritario a favor del apoyo al candidato socialista.
La ejecutiva nacional de Ciudadanos, sin embargo, y como había anunciado, abrió un expediente de expulsión al día siguiente y suspendió cautelarmente de militancia a ambos. El expediente no se ha cerrado aún, según fuentes del partido en Granada, por lo que la expulsión todavía no es definitiva. Esta situación conlleva, por tanto, la paradoja de que el partido da por suspendidos a ambos y ya no cuenta con ellos aunque, oficialmente, aún existe un grupo municipal de Ciudadanos en el que están solo Salvador y Huertas. De los cuatro concejales elegidos por esta formación en las pasadas elecciones locales, de mayo de 2019, dos lo abandonaron voluntariamente el 8 de junio para mostrar su desacuerdo con el entonces alcalde y pasaron al grupo de no adscritos. Salvador y Huertas están en los minutos de descuento. Cuando su expulsión sea definitiva, algo que se da por hecho, el partido comunicará al consistorio granadino ese cese de afiliación, que provocará la desaparición formal del grupo municipal y todo rastro del partido de Arrimadas en el consistorio local, que ha sido durante dos años la alcaldía más importante de la formación en España.
También el grupo socialista granadino ha querido reforzar su decisión de incorporar a Huertas con una votación de la asamblea. Se convocó el jueves por la tarde, con la presencia de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente del Congreso, para consultar a los militantes sobre los acuerdos de gobierno “que se puedan adoptar por la estabilidad en la ciudad de Granada”. El resultado, según han informado, fue a favor de la decisión del alcalde.
Por otro lado, los tres votos de Podemos-IU-Independientes son importantes para Francisco Cuenca y ambas formaciones han hablado en los últimos días. Sin embargo, el hecho de contar con Huertas en el gobierno, algo que se venía anunciando, convertía en muy difícil la entrada de sus concejales en el equipo de gobierno. Antonio Cambril, su portavoz, ha explicado a este diario que “ese puesto para Huertas y la más que posible entrada próximamente de Salvador en el gobierno por alguna vía alternativa, como puede ser convertirlo en concejal delegado de algún área específica, convierte en casi imposible nuestra participación en el equipo de Cuenca. Al fin y al cabo, es cuestión de tiempo que los echen de su partido y que, por tanto, se conviertan en tránsfugas”. Además, añade, “existe un pacto oculto previo a la investidura con esta dos personas, que han formado parte del espectáculo esperpéntico que ha vivido la ciudad en el último mes, que tampoco facilita nuestra participación”. Cambril admite que el grupo municipal está abierto –siempre y cuando la asamblea que recoge la opinión de los militantes de esta coalición, Granada se encuentra, vote a favor– a un acuerdo programático, basado en acciones concretas “para sacar a la ciudad del parón en el que está y que nos permita en otoño, cuando se acaben las ayudas disponibles por la pandemia, ayudar a tantas familias que pueden empezar a pasarlo mal entonces”.
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